WASHINGTON.— A Jesse Treviño la guerra le dejó imágenes imborrables de “niños inocentes” muertos en Irak y le obligó a madurar de golpe cuando sólo tenía 23 años.
Ahora, casi dos décadas después del inicio de aquel conflicto, este veterano de los soldados de la Marina emplea su experiencia traumática para “cultivar el bienestar mental”. Pero la pandemia de coronavirus lo ha hecho todo más difícil.
El coronavirus ha segado la vida de al menos 1,012 veteranos y ha infectado a más de 12,000 soldados desde marzo, además de dejar sin empleo a más de un millón.
“Hay que luchar, darle pa’lante, porque yo sé que todo esto va a acabar y habrá tiempos mejores”, asegura Treviño, bisnieto de inmigrantes mexicanos, en entrevista telefónica desde su hogar en San Antonio (Texas).
Su consejo a otros veteranos en dificultades es que busquen ayuda “porque no están solos”.
Él también arrastra su pasado: una foto en un camino polvoriento y desteñida con el tiempo le recuerda los rigores de una guerra en la que perdió a amigos y compañeros de armas.
“Nunca pensé que iba a ver niños inocentes muertos delante de mí, para mí era muy difícil”, explica, “nunca estuve preparado para eso y eso quedó dentro, como una herida”.
“Yo sufrí por muchos años, conseguí ayuda y mi organización ayuda también”, concluye esperanzador. Él pudo superar el desempleo tras licenciarse, obtuvo tres diplomas universitarios con ayuda del Gobierno, y en 2017 montó su propio negocio.
Su empresa, SolutionPoint+, ayuda a organizaciones a “cultivar el bienestar mental”, y ha dado ayuda gratuita a más de 10,000 soldados. Reúne a veteranos de guerra, policías y otros instructores para realizar talleres y programas contra la indigencia, la drogadicción, y otros problemas.
“Estamos viviendo momentos difíciles y es importante recordar y conmemorar a los que han perdido sus vidas en nombre de la libertad”, asegura Treviño cuando el país se prepara para el Memorial Weekend en honor a los caídos en combate.
“Estuve en dos guerras y perdí a hermanos y hermanas, y a buenos amigos. La libertad no es gratis, hay que pagarla con la sangre de americanos”, afirma.
Su madre, que lo crió sola junto a sus tres hermanos, sufrió su envió a Irak en 2003 y buscó trabajo para ocupar su mente y no pensar en una posible mala noticia.
“Me dio mucha lástima”, indica, pero “también recuerdo cuando regresé y me dio un abrazo fuerte, lloraba pero eran lágrimas de felicidad, fue un buen momento en mi vida”.
Criado en Carrizo Springs, un pueblito texano cerca de la frontera, en el seno de una familia humilde, Treviño resalta las contribuciones de los hispanos el Ejército, y cómo éste también puede ayudarles a ellos.
“Eso es algo de nuestra cultura, queremos hacer algo más grande que nosotros. Queremos proteger, defender a nuestras familias, nuestra tierra”, indica, “el Gobierno nos da oportunidades que a veces no tenemos”.
Su servicio militar le valió para conseguir una educación universitaria gratuita para él y sus hijos, y para comprar una casa con su salario. Además de para “aprender mucho”, resume en un español “oxidado” que le conecta con las raíces culturales de su familia en México.
En Estados Unidos el servicio militar es voluntario. En 2017 había 1,3 millones de miembros en activo en las cuatro ramas de las Fuerzas Armadas. El 16% era de origen hispano, según el Centro de Investigación Pew.
Quizá sea éste uno de los Memorial Weekends más sombríos de la Historia del país: la pandemia del coronavirus ha acabado con más de 92,000 personas en Estados Unidos desde marzo; la guerra de Vietnam costó unas 58,000 vidas estadounidenses, en contraste; en Irak murieron unos 5,500 soldados, y en Afganistán unos 2,500.
A la crisis sanitaria se suma además el desempleo por la recesión provocada por la pandemia, que ha alcanzado una tasa del 11,8% en abril entre los veteranos, frente al 8% del mes anterior (la tasa nacional es del 14%, pero seguirá aumentando en las próximas semanas).
Rosy Maury, directora en el Instituto para Veteranos y Familias Militares (IVMF, en inglés) de la Universidad de Syracuse, ha explicado a Noticias Telemundo que el desempleo entre veteranos está afectando con mayor dureza a mujeres, jóvenes y minorías. Calcula así que unos 121,000 soldados hispanos perdieron sus puestos el mes pasado.
“Pero no es un asunto solo económico, aunque el empleo es un gran componente. También hemos visto un aumento en la demanda de servicios para sus comunidades, para cuidado de niños, y para su salud mental”, añadió.
Desde 2007, los programas del IVMF han ayudado a más de 132,000 familias militares. Y aunque hay muchas organizaciones comunitarias que también prestan asistencia, es el Departamento de Asuntos para Veteranos el que mayor capacidad y recursos tiene, especialmente a los discapacitados, señala Maury.
Treviño cree que el país atraviesa una polarización política que causa “mucho disgusto entre la gente”, pero lanza un mensaje de optimismo: “Estamos bien separados, más que nunca, pero tenemos este gran país, y tengo que creer que el país, que el Gobierno todo, está trabajando por el bien de todos. Nada sería posible sin los veteranos que han dado su vida por este país, y hay que recordarlo”.
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