CIUDAD DE MÉXICO.- Con un plan de cuatro fases, la digitalización de trámites oficiales y nuevas campañas “insistentes” de prevención es como se prevé que una de las urbes más grandes del planeta retome sus actividades durante y después de la pandemia del coronavirus.
El gobierno de Ciudad de México ha anunciado este miércoles que, como parte de estas campañas, se realizarán pruebas masivas de COVID-19, algo que no se ha hecho en el país hasta ahora, y que se levantará un censo para saber quién es especialmente susceptible a la infección.
“Vamos a ir a tocar [la puerta de] todas las casas para hacer un reconocimiento de la salud de los habitantes”, dijo la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, al presentar lo que nombró el plan gradual hacia la nueva normalidad en la capital.
“Siempre las crisis son también oportunidades para innovar, pensar soluciones”, señaló la alcaldesa.
El plan prevé que gran cantidad de trámites oficiales se empiecen a hacer de manera digital para evitar hacer filas y que haya aglomeraciones en oficinas públicas sin distanciamiento social.
También postula nuevas maneras de trabajar con horarios escalonados calificados como “4x10”: que por cada cuatro días laborales haya diez de confinamiento (con teletrabajo o en reposo) para que en el segundo periodo se descarten posibles contagios de los trabajadores.
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Seguirán siendo obligatorias medidas como usar cubrebocas en el transporte público y proveer gel antibacterial en espacios públicos, dijo Sheinbaum.
A grandes rasgos, el plan consta de un semáforo de cuatro tonos que se ajustará diario –igual que sucede con el monitoreo de la polución en una de las ciudades más contaminadas del mundo)– según la capacidad hospitalaria.
El semáforo entrará en verde cuando haya una ocupación de camas en hospitales menor al 50% se forma sostenida por al menos un mes.
Actualmente, el 75% de las camas de urgencias y de cuidados intensivos están siendo usadas por personas con COVID-19, dijo Sheinbaum.
La jefa de Gobierno dijo que el semáforo rojo estará activo al menos hasta el 15 de junio.
Ciudad de México concentra casi un tercio de todos los contagios registrados oficialmente en México (más de 54,300 a nivel nacional), y una quinta parte de las muertes (5,666 según la Secretaría de Salud).
En los últimos días, sin embargo, varias investigaciones han apuntado a que la cifra de fallecidos por COVID-19 en la capital es mucho mayor a la oficial.
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Eso significa que hasta el 15 de junio, e incluso después, las clases seguirán siendo a distancia, se deberán mantener en aislamiento las personas propensas al contagio (que tengan enfermedades crónicas) y muchas oficinas consideras no esenciales seguirán cerradas.
Sin embargo, a partir del 1 de junio sí se aligerarán ciertas medidas: se permitirá reanudar la fabricación de cerveza (empezaba a escasear por la cuarentena), y la gente podrá salir a los parques, con tal de que no se supere el 30% del aforo de esas áreas verdes.
En agosto está previsto que la ciudad se mueva a un semáforo naranja, con el que los restaurantes de nuevo podrán permitir comer dentro y se permitirán los servicios religiosos presenciales, pero sólo si queda libre el 70% del espacio.
Habrá guías para que cada sector sepa qué protocolo y porcentaje de aforo le corresponde tal que haya distanciamiento social.
"Todas las ciudades están, frente a la pandemia, en un equilibrio permanente entre el derecho a la salud, la posibilidad de conseguir una cama si ha sido contagiado, y el bienestar económico", dijo la jefa de Gobierno.
“Estamos viviendo una situación difícil”, agregó, “y estamos adaptándonos”.
Las actividades suspendidas y contagios en mercados
El esquema fue anunciado por Sheinbaum dos días después de que se diera permiso de abrir a las primeras localidades del país, apodadas “municipios de la esperanza” por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, al considerar que marcarían la pauta para que el resto de México retome actividades.
Sin embargo, la gran mayoría de esos municipios prefirió mantener las medidas de contingencia sin clases ni accesos a espacios públicos. Las autoridades locales dijeron que no era seguro.
Gran parte de la capital ha estado completamente cerrados desde el 22 de marzo, cuando el Gobierno local ordenó suspender labores en espacios concurridos para evitar contagios, como cines, centros comerciales y bares.
No obstante, eso no detuvo a muchísimos capitalinos: han seguido saliendo, pues un porcentaje sustancial de ellos depende de lo que gana día a día para siquiera poder comer.
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La administración de Sheinbaum empezó a colgar carteles en sitios con mucha población y que seguían teniendo actividad con lemas como: “¡Cuidado! Está usted entrando en zona de alto contagio”.
La jefa de gobierno incluso pidió a los mexicanos postergar la celebración del Día de Madres, que en Ciudad de México es el 10 de julio.
Pero fue apenas hace unos días, cuando los contagios ya iban al alza, que las autoridades capitalinas empezaron a restringir los accesos a la Central de Abastos, uno de los mercados más grandes del mundo.
En Cuaresma, durante abril, familias enteras abarrotaron el mercado de mariscos en La Viga pese a que estaba vigente el programa de #QuédateEnCasa y de distanciamiento social.
Médicas y médicos consultados por Noticias Telemundo dijeron que muchas de las personas hospitalizadas en sus centros médicos se contagiaron en esos dos mercados.
“Tenemos intubadas a familias enteras que tienen puestos ahí”, dijo a principios de mayo una doctora de urgencias de la zona metropolitana.
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