Los expertos científicos han dejado claro que una de las claves para reabrir la economía es realizar más pruebas de diagnóstico de COVID-19. Solo así, dicen, obtendrán un mapa preciso de dónde hay focos de infección y cómo está la curva de infecciones en cada comunidad, y sabrán si es seguro abrir.
El senador republicano Lamar Alexander dijo esta semana que “cuando se trata de reabrir la economía, todos los caminos llevan a los exámenes de diagnóstico”. Pero ¿está Estados Unidos haciendo la cantidad de pruebas necesarias para reabrir sin enfrentar una segunda ola de contagios?
“Hay muchos malentendidos e incomprensión sobre lo que un test puede o no hacer”, explicó este miércoles el doctor Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, en un seminario virtual organizado por el Centro de Periodismo de Salud.
“Tenemos que hablar de hacer exámenes de manera inteligente: uno necesita el examen adecuado en el momento adecuado para la persona adecuada con el resultado adecuado y la acción adecuada", indicó, "es mucho más complicado que decir ‘¿examinamos a 8,000 personas hoy o no?”.
"Por más de que se habla mucho de las pruebas", añade, "no he visto que se hayan utilizado de una manera que haya tenido un impacto real en las últimas semanas, y que pueda sugerir que tenemos idea de lo que estamos haciendo”.
Dos tipos diferentes de test
Hay dos tipos de pruebas de coronavirus: las de diagnóstico, que determinan si la persona está infectada, y las de anticuerpos, que muestran si lo contrajo en algún momento, aunque ya esté curada, y por tanto desarrolló defensas para derrotarlo.
Ambos, incluso meses después de que se conociera el primer caso en el país, siguen siendo difíciles de conseguir para gran parte de la población si no sufre síntomas o pertenece a un grupo vulnerable.
"Si alguien quiere hacerse la prueba en este momento, podrá hacerse la prueba", dijo el presidente, Donald Trump, este lunes en su conferencia de prensa sobre la pandemia, repitiendo así su comentario de marzo de que “cualquiera que quiera una prueba puede hacérsela”.
Pero aunque la repita, esa promesa aún no se ha concretado.
Estados Unidos ha realizado más de 10 millones de pruebas de diagnóstico, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés). El 15% han resultado positivas.
Pero, según un estudio del Instituto de Salud Global de la Universidad de Harvard, ese número debe triplicarse antes de que sea seguro reabrir la economía. Menos de una docena de estados están al nivel adecuado.
“No se trata de cuántos exámenes haces sino de qué exámenes haces", matiza Osterholm, "y de qué haces con los datos”.
Aunque cada vez son más las pruebas realizadas, el camino durante los últimos meses ha estado lleno de tropiezos:
--> Enero: El primer examen de los CDC no funciona
Los CDC debían iniciar el desarrollo de una prueba en enero, cuando todavía no había casos conocidos en Estados Unidos, y China estaba en plena crisis.
Tras crear esa primera prueba, la empezaron a enviar por correo a todos los laboratorios de salud pública del país para asegurarse de que funcionara. Así descubrieron que estaba contaminada y el resultado era invalido.
En febrero, un mes crítico antes de que explotara la pandemia, solo los CDC hicieron diagnósticos: los laboratorios públicos tenían las manos atadas, explicó Apoorva Mandavilli, reportera del diario The New York Times, en el citado seminario junto a Osterholm.
Eso creó un cuello de botella que dejó al país entero“volando a ciegas”.
--> Febrero: La FDA tarda en habilitar a los laboratorios privados
Mientras los CDC trataban de solucionar ese problema, había laboratorios privados, universitarios y hospitalarios, que querían desarrollar sus propias pruebas, pero fueron retrasados por la Administración de Medicinas y Alimentos (FDA), según denunciaron al Times.
--> Marzo: Escasez crítica de materiales para los exámenes
La FDA finalmente cambió sus políticas y permitió a laboratorios de todo el país desarrollar y administrar sus propias pruebas.
Así, las grandes compañías que fabrican máquinas capaces de hacer miles de pruebas de coronavirus al día comenzaron a venderlas.
Pero entonces comenzaron a escasear de manera crítica los materiales necesarios para hacer los exámenes, como los hisopos que se introducen por la nariz hasta la garganta, y no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo.
De hecho, la fábrica de una de las empresas más grandes que manufactura estos hisopos está en el norte de Italia, justo donde se produjo uno de los peores brotes de la pandemia a nivel global.
También escasearon los reactivos químicos, el líquido en el que se inserta el hisopo y los frascos para transportarlo al laboratorio.
Y empezaron a escasear los Equipos de Protección Personal (EPP), como máscaras, escudos faciales y guantes, sin los cuales los trabajadores sanitarios no podían administrar las pruebas.
Estos obstáculos fueron siendo superados, pero "Estados Unidos todavía está en la etapa en que lo único que podemos hacer con la cantidad de exámenes que tenemos disponibles sigue siendo detectar a la gente que están mostrando síntomas”, concluyó Mandavilli.
En lugares con tasas de infección muy superiores al promedio, como las residencias de ancianos, las prisiones, los refugios para personas sin hogar o los centros de detención, eso es trágicamente insuficiente.
“Ahora sabemos que la gente es más infecciosa de uno a tres días antes de mostrar síntomas”, explicó Mandavilli, “así que si solo estás detectando a alguien una vez que tiene síntomas, entonces ya se lo ha transmitido a un montón de personas con quienes ha entrado en contacto. En un lugar como un hogar de ancianos, ese virus se va a esparcir como un incendio fuera de control”.
Con información de NBC News y The New York Times.
Lea también:
¿Por qué 14,000 personas se han ofrecido voluntarias para infectarse con el coronavirus?
Latinos y negros sufren mayor agresividad policial por las medidas contra el coronavirus
¿Dónde está mi cheque de ayuda económica? Respondemos sus dudas sobre este beneficio