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Murió por coronavirus con 97 años. Ahora descansa junto a su novio de la Segunda Guerra Mundial

La escocesa Wendy Bishop, que tuvo una vida extraordinaria, será enterrada junto a un novio que tuvo hace 80 años.
18th century Old Spey Bridge over the River Spey at Grantown-on-Spey.
El pueblo escocés Grantown-on-Spey donde Wendy Bishop vivió y regentó su tienda-taller de juguetes y antiguedades.Arterra/Universal Images Group via Getty Images

Wendy Bishop tenía 97 años cuando estalló la pandemia de coroanvirus. Vivía en un pequeño pueblo las Tierras Altas de Escocia y fue la primera vecina en morir por la enfermedad. Sin embargo, su vida fue extraordinaria: sirvió como asistente médica durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo seis hijos y regentó un taller donde reparaba muñecas y ositos de peluche que le enviaban de todo el mundo. Bishop finalmente será enterrada junto un novio que tuvo durante la guerra y que murió con 20 años, hace 80.

Wendy Beatrice Austin Bishop nació en 1932 en Northfleet (Kent). Dejó la escuela con 15 años y comenzó a trabajar a una perrera local. Poco después, estalló la Segunda Guerra Mundial, y fue evacuada a Hampshire. Con 17 años se alistó en la Fuerza Aérea Auxiliar de Mujeres como asistente médica. Sirvió entre 1941 y 1945.

Estaba estacionada en la RAF Oban en Escocia -una base de botes voladores de la Royal Air Force- donde conoció a Roy Stephens, su primer novio. Él murió con 20 años en su primera misión con la fuerza aérea británica, por lo que nunca pudieron construir juntos su futuro.

Pese a todo el tiempo que ha pasado, las familias de ambos han permanecido en contacto durante este tiempo y las cenizas de ella serán enterradas junto a su primer amor en el crematorio Golders Green, al norte de Londres. "Le amaba por completo", afirmó su nieta Johanna. Tras la guerra, Bishop regresó a Inglaterra donde se casó y tuvo a sus hijos. Más tarde se mudaría a Bournemouth, donde abrió una tienda.

Bishop era una mujer aventurera, y después de que su matrimonio se rompiera en la década de 1970, decidió comenzar de nuevo en Escocia donde se mudó al idílico pueblo escocés de Grantown-on-Spey. Allí abrió un taller de reparación para juguetes y antiguedads rotas.

Todas estas aventuras las plasmó en diarios, cartas y poemas. Su nieta encontró, "páginas y páginas" de la historia de su vida, que su familia ni siquiera sabía que estaba escribiendo. Ahora consideran publicarlas. "Era muy creativa y siempre le gustó la mitología y creo que las Tierras Altas para ella eran mágicas. Le encataba esta zona", explicó su nieta.

Bishop comenzó a reparar juguetes desde su casa, pero tenía tanto trabajo que decidió abrir una tienda. Arreglaba muñecas y ositos de peluche su taller recibió visitantes de todo el mundo, incluida la madre de la princesa Diana, Frances Shand Kydd. "Tenía tantas cosas en casa que pensó debería abrir una tienda", dijo Johanna.

Johanna, que pasó sus primeros años en Bournemouth antes de mudarse a Escocia, donde ahora vive, recuerda con cariño sus vacaciones de verano con su abuela en las Highlands. "Tuvimos las mejores vacaciones. Me sentía afortuanda de viajar a ese lugar marvilloso cada verano", contó Johanna.

A Bishop le gustaba salir de compras los domingos y a un centro de jardinería. Era ampliamente conocida en el pueblo donde residía: "Siempre se detenía y hablaba con alguien y podía estar así durante dos horas, porque la gente estaba muy interesada en hablar con ella", recordó su nieta.

También fue muy generosa y hasta su muerte apoyó a los más vulnerables en Nepal hasta su muerte. Una obra de caridad que sus descendientes prometieron continuar en su memoria. También se las arregló para mantenerse al día con Facebook.

Pero no llegó a conocer  a los recién llegados a la familia antes de morir: sus tataranietas, Lorena y Freya. Los padres de Freya, el hijo de Johanna y su compañero, eso sí, recibieron un regalo de la mujer de un elefante de juguete para Freya y le bautizaron como Wendy.

Bishop murió el 18 de abril en el Hospital Raigmore en Inverness tras haber dado positivo por COVID-19. Era un personaje muy conocido en su pueblo, y el día de su funeral, los residentes locales se hicieron fila para presentar sus respetos. "No quiero olvidar abuelita, porque ella era algo diferente", concluyó su nieta.

Con información de BuzzfeedNews y el Strathspey Herald.

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