WASHINGTON.— El Gobierno que preside Donald Trump ha rechazado implementar nuevas recomendaciones sobre cómo reactivar la economía por considerarlas demasiado estrictas, lo que, según detractores, “desplegará la alfombra roja” a una segunda ola de brotes del coronavirus.
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La Administración ha archivado unas guías elaboradas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) para la reapertura escalonada de la economía, y ha pedido una revisión de ese documento, según ha adelantado la agencia de noticias The Associated Press.
Las llamadas “guías interinas”, incluidas en un documento de 17 páginas filtrado el mes pasado al diario The Washington Post, debían dar seguimiento a las que emitió Trump el 16 de abril para la reapertura o reactivación escalonada de negocios, iglesias, escuelas, y otras instituciones.
Las primeras directrices de Trump también establecían fases para la reapertura, que los estados e instituciones debían seguir una vez que registraran un descenso de casos confirmados del COVID-19 por al menos 14 días. Pero ese documento dejaba la decisión final en los gobiernos estatales.
Las guías ahora archivadas por la Administración fueron elaboradas el mes pasado a petición del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, y algunas ya figuran en las páginas web de diversas agencias federales.
El documento de los CDC contiene recomendaciones detalladas, en tres fases, para la reapertura de escuelas, guarderías y campamentos de verano; restaurantes y bares; iglesias y comunidades de fe; sitios con trabajadores vulnerables, y servicios de transporte público.
La pandemia del COVID-19 se ha cobrado la vida de más de 73,000 personas en Estados Unidos, donde el número de casos confirmados supera los 1.2 millones, según el Johns Hopkins Coronavirus Resource Center.
Una de las principales trabas para la reapertura de la economía ha sido, precisamente, que los estados no están listos en parte porque no hay suficientes pruebas de diagnóstico, ni sistemas de rastreo de contagiados.
Eso, que dificulta saber quiénes están libres del virus y quiénes deben mantenerse en cuarentena, ha sido el tema dominante de una audiencia esge jueves en el Senado.
La reapertura recae en estados individuales
En declaraciones a la prensa, una fuente del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, dijo hoy que las guías del 16 de abril “dejaron claro que cada estado debe reabrir de forma segura y responsable, con base a los datos y esfuerzos de respuesta”.
“El emitir instrucciones demasiado específicas –que el liderazgo de los CDC jamás aprobó– sobre cómo deben reabrir distintos tipos de negocios sería demasiado prescriptivo y general para las distintas circunstancias que experimentan los estados en todo el país”, argumentó esta fuente.
Por ejemplo, las guías para zonas rurales en Tennessee no deberían ser las mismas para zonas urbanas en la ciudad de Nueva York, porque las condiciones sobre el terreno cambian de un lugar a otro, explicó.
Por ello, el Grupo de Trabajo ha solicitado “ciertas revisiones” para que den seguimiento a las fases ya delineadas el mes pasado y que funcionen en todo el país, ya sea en zonas rurales o urbanas, puntualizó la fuente.
El documento filtrado a la prensa incluye recomendaciones específicas para el retorno de los estadounidenses a sitios públicos, siempre y cuando se cumplieran los requisitos en cada una de las tres fases y las debidas precauciones de distanciamiento físico.
Al parecer, la Administracion teme que las nuevas guías de los CDC podrían ralentizar los esfuerzos de reapertura de la economía, en unos momentos en que el país afronta una galopante tasa de desempleo y el peor descenso de la actividad económica.
Trump apostaba por su reelección en noviembre en base al rendimiento de la economía, y siempre ha mantenido que su Gobierno impulsó el mejor crecimiento económico jamás visto en décadas.
También ha culpado a China y a la Organización Mundial de la Salud de ocultar la verdadera magnitud de la pandemia del COVID-19, y ha rechazado críticas a la gestión de su gobierno de la crisis sanitaria.
Consultado por Noticias Telemundo, los CDC no han dicho aún si emitirán una revisión de las guías rechazadas, ni cuándo lo harían.
Nuevas críticas
El rechazo de las nuevas guías no ha estado libre de críticas, en particular del liderazgo demócrata en el Congreso y grupos cívicos.
Durante su acostumbrada rueda de prensa semanal, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, advirtió de que los virus “no conocen fronteras” nacionales o estatales y, por lo tanto, los estados deben recibir pautas o una “norma federal” para la reapertura económica.
“Es muy desafortunado como se ha manejado esto porque, primero que todo, (las autoridades federales) tenían guías, que eran débiles pero las tenían, y luego el presidente dijo que no habría por qué obedecerlas”, señaló.
“Ahora nos enteramos de que había un informe de los CDC con guías mucho más integrales, y ellos las sepultaron en la Casa Blanca”, enfatizó Pelosi.
La meta del Gobierno debe ser lograr un país y una economía saludables, y la “ruta” para lograrla es que haya normas federales, un aumento en las pruebas de diagnóstico, y “que no se entierre lo que están recomendando los CDC, argumentó.
“Queremos reabrir pero no en una forma que cause más muertes”, enfatizó Pelosi, y volvió a indicar que Trump no está escuchando a los científicos.
Mientras tanto, Scott Gottlieb, médico y excomisionado de la Administración federal para el Control de Fármacos y Alimentos (FDA, en inglés) señaló en su cuenta en Twitter que la ironía ahora es que los negocios no pueden reabrir sin las guías de los CDC.
"Los CDC son el regulador de facto en una crisis de salud pública. Los CDC deben publicar su documento general para luego publicar más guías detalladas y específicas para cada industria", aconsejó Gottlieb.
Por su parte, Kyle Morse, portavoz del grupo cívico American Bridge, dijo que el rechazo a las nuevas guías de los CDC “es otra prueba más de que, sin que importe el costo, Donald Trump va a ignorar a los expertos de salud, y pondrá en peligro la vida de la gente”.
“Trump está desplegando la alfombra roja a una segunda ola del coronavirus, y en noviembre próximo", sentenció Morse, "se le exigirán cuentas por los errores que está cometiendo ahora mismo”.
La controversia sobre las guías se suma a que Trump se niega a usar mascarillas en público como medida de protección, como han recomendado los CDC para el resto de los estadounidenses y así evitar la propagación del coronavirus.
Hoy mismo, un empleado suyo, encargado de servirle sus comidas, dio positivo al coronavirus, pero la Casa Blanca dijo que Trump dio negativo a una prueba posterior.
El presidente no quiere verse “ridículo” con una mascarilla, o que esa imagen se utilice en anuncios de ataque en su contra, según fuentes de su Administración y su campaña electoral citadas por AP.
Trump ha dicho a sus asesores que usar una mascarilla “enviaría el mensaje equivocado”, y daría a entender que le preocupa más la salud que la reapertura de la economía nacional.
Sin embargo, su campaña de reelección ha ordenado miles de mascarillas rojas para repartir entre donantes o durante mítines políticos con partidarios, aunque no está claro que Trump finalmente autorice su distribución, según AP.
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