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México padece la escasez de sangre en el momento cumbre del coronavirus

La crisis del COVID-19 está golpeando a los hospitales de varias maneras, y justo cuando México sigue en el punto más álgido de la pandemia, los pocos donantes de sangre que suele haber en el país se han esfumado.
/ Source: Telemundo

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace unas semanas, cuando Diana Dillon acudió de emergencia a donar sangre para la tía de su pareja internada en un destacado hospital público de esta ciudad, se sorprendió de no ver a nadie más haciendo fila.

“Me vieron como una esperanza en vida” los que atendían el banco de sangre de ese centro médico, recuerda Dillon. “He ido varias veces y me ha tocado estar hasta tres horas esperando para entrar a donar, pero esta vez fui recibida de inmediato.

En México, alrededor del 90% del contenido en los bancos de sangre en los hospitales –glóbulos rojos, plasma o plaquetas que se usan para transfusiones y tratamientos– depende de gente como Dillon: los llamados donadores por reposición, que acuden a nombre de un paciente específico como condición para que el hospital les dé los cuidados.

En la era del coronavirus SARS-CoV2 y justo cuando México sigue en el punto más álgido de la pandemia, cuando la instrucción varía entre quedarse en casa y comenzar la reapertura en algunos estados mexicanos según un semáforo, casi no hay cirugías electivas o ambulatorias.

Por tanto, esos donadores se están esfumando.

De acuerdo con el Centro Nacional de Transfusión Sanguínea (CNTS), que lanzó hace un mes una estrategia para intentar asegurar el abasto, el flujo cayó 70% en marzo en comparación al mismo periodo del año pasado, y aunque en abril se recuperó ligeramente, los bancos de sangre están operando con la mitad de los donantes que solían tener.

“Viene el COVID y se minimiza impresionantemente la atención a pacientes no-COVID. Entonces ya no hay sangre, porque se dependía de los contactos del paciente que llegaba a procedimientos programados”, indica Héctor Baptista, hematólogo con experiencia en el sector público y ahora director del banco de sangre de un hospital privado en Ciudad de México.

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Actualmente es un “tema que se tiene que llevar día a día”, sobre todo porque “los donantes tienen más miedo de ir” a los bancos, reconoce a Noticias Telemundo el doctor Jorge Enrique Trejo, director del CNTS.

“Entendemos que hay ese miedo, y que hay gente que se está contagiando o que es contacto de gente contagiada, lo cual nos va a golpear” en donaciones, agrega Trejo. Pero exhorta a la gente a acudir, pues “los requerimientos de esa sangre no paran; son diarios y constantes”, alerta.

Las tasas de donación voluntaria o altruista de sangre son bajas en varios países latinoamericanos y caribeños; de ellos, México es el que menos donación voluntaria tiene.

Solo el 7% de los mexicanos que acudió en 2018 a dar sangre lo hizo de manera no remunerada y voluntaria. En contraste, en Colombia esa cifra fue del 86% y en Estados Unidos, ronda el 99%, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No hay aun desabasto crítico, según Trejo, pero la baja en donaciones justo cuando México está en el pico de contagios, y con muchos hospitales de por sí saturados, aproxima al país a una posible escasez de la necesitada sangre.

Reabastecer el oro rojo

La donación por reposición ha caído al disminuir las cirugías por otras enfermedades. Al mismo tiempo, aunque haya pacientes COVID en cirugía o tratamiento, los contactos de alguien hospitalizado con la enfermedad no son buenos candidatos para donar, pues también podrían estar infectados.

“Hay familias enteras metidas en el hospital, ¿de dónde van a hacer contacto para pedir sangre si todos están hospitalizados?”, señala Baptista.

Y no hay suficientes donantes voluntarios para compensar la baja que están viendo muchos sanatorios.

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“Ahora como prácticamente todos los pacientes son COVID, desaparece básicamente la donación, en [hospitales] públicos y en privados”, alerta Baptista. “Si no tiene uno reserva” en el banco de sangre, “empiezan los problemas y son graves”.

La posibilidad de escasez en la fase 3 de la pandemia es alarmante sobre todo porque los derivados y componentes de sangre que la gente dona tienen vigencia; los glóbulos rojos se vuelven inservibles después de entre 28 y 42 días, en promedio, y las plaquetas caducan en tan solo cinco días.

Si no llegan más donantes, el abasto –ya sea que se utilice o se tenga que desechar por perder vigencia— se esfumará en muy poco tiempo.

Eso significa que los hospitales en México que se están enfocando en atender a pacientes con COVID-19 estarían a punto de quedarse sin material con el cual hacerles transfusiones a las personas más graves por la enfermedad. De acuerdo con Baptista, por cada 20 pacientes de coronavirus se requieren, en promedio, 10 unidades de 400 a 500ml de sangre.

Eso, sin mencionar las necesidades de sangre para personas que requieren transfusiones de manera constante (algunos pacientes con cáncer, por ejemplo) o para quienes lleguen a tener alguna urgencia que no tenga que ver con coronavirus, como pueden ser personas que tuvieron accidentes automovilísticos o para mujeres en parto que sufran hemorragia obstétrica.

“No en vano la llaman el oro rojo: la sangre es esencial”, recalca Baptista. "Y no queremos terminar en una situación de triaje, de decidir quién podrá recibir la sangre que sí hay y quién deberá esperar".

Una mexicana dona sangre durante una campaña en 2018. La donación voluntaria o altruista en México es casi inexistente.
Una mexicana dona sangre durante una campaña en 2018. La donación voluntaria o altruista en México es casi inexistente.Secretaría de Salud de México

Para paliar el problema, las autoridades sanitarias de México lanzaron su campaña para donantes a principios de abril.

Se invitó a la población a llamar a un call-center dirigido por el CNTS desde donde se puede canalizar a la gente a un banco de sangre donde puedan hacer cita para evitar aglomeraciones.

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Varios de quienes llaman son dirigidos a la sede del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea, ubicado en un área relativamente retirada de la ciudad. El material recopilado ahí es después repartido a otros bancos públicos y privados con base en las necesidades que estos reporten, según Trejo.

Sin embargo, el mayor problema para la gente que llama, aun si tramita una cita, es moverse al lugar en medio de una cuarentena y exponerse en el transporte público si no cuentan con auto.

“Nos están refiriendo que temen contagiarse no en el banco de sangre, sino en los traslados a los bancos”, dice Trejo.

Por suerte, hay organizaciones de la sociedad civil que están aplicando mecanismos para resarcir el problema.

Es el caso de Blooders, plataforma fundada en 2013 para conectar a donantes con pacientes u hospitales que los necesiten. Blooders actualmente tiene un acuerdo con Uber en México para dar bonos por viaje para que quienes puedan donar sangre acudan al centro de salud con cita y resguardados en un automóvil.

Necesidades actuales, faltantes futuros

En contraste al problema con los donadores, hay atisbos de esperanza en torno al plasma, el componente líquido de la sangre en donde se concentran los anticuerpos que alguien forma al recuperarse de una enfermedad.

El plasma de personas que han sobrevivido al SARS-CoV2, o plasma convaleciente, se está utilizando como tratamiento experimental en varias partes del mundo, México incluido.

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Esta semana se reportó un caso de éxito en uno de los protocolos de plasma, en el estado de Nuevo León, al norte mexicano. El gobierno local anunció que un hombre de 47 años con hipertensión y diabetes que estuvo intubado fue dado de alta después de recibir, entre otras cosas, plasma convaleciente.

Trejo recalca que la utilidad del plasma convaleciente sigue siendo incierto, como han dicho organismos de salud en otras partes del mundo.

“Falta investigar si realmente todos los pacientes COVID generan anticuerpos y, de ser así, en qué cantidad, al igual que cuál es la cantidad que pudiera resultar efectiva para un paciente que reciba el plasma”, indica el director del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea de México.

Aun así, la posibilidad de que el plasma pueda ser un componente del tratamiento de pacientes es especialmente esperanzadora porque el plasma puede durar hasta un año almacenado.

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No obstante, se avizoran todavía más problemas en el horizonte. Si el flujo de donantes sigue cayendo, eso no solamente va a afectar a las personas hospitalizadas por COVID-19, sino a cualquier mexicano que llegue a tener un problema médico en el futuro cercano.

“Después de la pandemia también viene nuevamente una nueva realidad: se tendrán que atender todos los padecimientos referidos o reprogramados y tendremos que responder con sangre”, indica Trejo.

Sangre en proceso de donación durante una campaña en Florida, el 22 de abril de 2020.
Sangre en proceso de donación durante una campaña en Florida, el 22 de abril de 2020.AP

Enlista que diariamente sigue habiendo accidentes, traumatismos, pacientes siendo tratados por cáncer que requieran transfusiones o mujeres embarazadas que tal vez requieran sangre, plaquetas o plasma.

“Lamentablemente [antes de la pandemia] no existía la cultura de donación voluntaria, de manera constante y repetitiva”, lamenta Trejo.

Pero el médico hematólogo se muestra esperanzado en que haya más gente como Diana Dillon, que acudan a pesar de los temores de cara a la enorme necesidad;

“Tenemos que darnos la mano, porque todos podemos requerir de sangre en cualquier momento y el reto será generar esa consciencia para tener el abastecimiento”, indica.

Para ayudar en este momento crítico, los requisitos para donar sangre incluyen, entre otros, tener entre 18 y 65 años, no estar tomando medicamentos, no haberte tatuado o hecho perforaciones hace menos de un año, y, actualmente, no presentar síntomas de resfriado.

Puedes hacer una cita en estos teléfonos:

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