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Las enfermeras arriesgan su salud y se enfrentan al miedo de no haber hecho suficiente

Dos enfermeras entrevistadas por Telemundo aseguran que su oficio siempre ha tenido riesgos, pero la pandemia los ha agravado. “Trabajan en un nuevo ambiente, afrontan la escasez de personal, de recursos y de equipos, y esto está teniendo un gran impacto en una profesión de por sí estresante”.
/ Source: Telemundo

WASHINGTON.— El presidente, Donald Trump, ha dicho este miércoles que las enfermeras libran “una guerra contra el enemigo invisible” en la pandemia del COVID-19, poniendo en riesgo sus vidas para salvar las de otros. Las enfermeras y enfermeros, al igual que los soldados, también se exponen a traumas psicológicos, según expertos. 

“Las enfermeras de Estados Unidos están librando una guerra contra el enemigo invisible. Están luchando en las primeras líneas de batalla, arriesgando su salud para salvar la vida de conciudadanos”, dijo Trump durante un acto en la Casa Blanca en el que firmó una proclamación por el “Día Nacional de las Enfermeras”.

“Es (algo) peligroso y es gente que no conocen”, agregó el mandatario, quien destacó el “valiente sacrificio” de las enfermeras. 

El mandatario estuvo rodeado de invitados parados en un semicírculo y sin usar mascarillas. Las imágenes mostraban a siete enfermeras enfundadas en sus uniformes o batas blancas. 

Debbie Buonopane llora al regresar a su casa en Quincy, Massachusetts, tras permanecer varios días en el hospital con COVID-19. Buonopane es una enfermera de emergencias. 
Debbie Buonopane llora al regresar a su casa en Quincy, Massachusetts, tras permanecer varios días en el hospital con COVID-19. Buonopane es una enfermera de emergencias. Boston Globe via Getty Images

Una de las enfermeras dijo a Trump que hay “bolsones” de áreas en el país donde el nivel de equipos de protección temporal, conocidos por su sigla en inglés PPEs, no es “ideal”. De hecho, agregó, ha tenido que reciclar su mascarilla N95 durante semanas debido al “tiempo sin precedente” que afronta el sector. 

Según la enfermera, la escasez de mascarillas es “esporádica” pero “manejable”, aunque, durante un extenso monólogo, Trump añadió que ha escuchado de “mucha gente” que, por el contrario, hay un alto suministro de PPEs. 

Las enfermeras también se granjearon elogios como “verdaderos héroes” y profesionales “compasivas”, de parte del secretario de Salud y Recursos Humanos, Alex Azar, y la doctora Debbie Birx, miembro del Grupo de Trabajo sobre Coronavirus de la Casa Blanca. Las madres de Azar y Birx, según precisaron, siguen ejerciendo como enfermeras. 

Pero Ernest Grant, presidente del sindicato American Nurses Association, expresó preocupación porque las enfermeras y otros profesionales de la salud han quedado expuestos al “Trastorno de Estrés Pos-traumático” (PTSD, por su sigla en inglés), especialmente por un “porcentaje muy alto” de muertes en los hospitales.

 Una profesión peligrosa

Dos enfermeras entrevistadas por Telemundo, una en un hospital del Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense, y otra en una clínica de Austin (Texas), aseguraron que su oficio siempre ha tenido riesgos, pero la pandemia los ha agravado.

“Durante años he intentado separar las cosas, como meterlas en una caja, para no sentirlas tan profundamente… esta pandemia ha traído a la superficie muchas vivencias, alegrías, lágrimas, furia, y frustración; ahora solo trato de no caer en un agujero”, dijo la enfermera en el Distrito de Columbia, que no quiso dar su nombre para evitar represalias.

“El sitio más seguro en el hospital es la unidad del COVID-19, porque allí tienes todos los PPEs. Pero, fuera de allí, la persona que se cae o necesita tu ayuda en un pasillo puede, literalmente, ponerle fin a tu vida”, agregó la enfermera, que lleva 33 años de carrera.

Yessenia Mir, enfermera en Austin
Yessenia Mir, enfermera de 27 años, en una clínica de Austin, Texas.Cortesía de Yessenia Mir

Por su parte, Yessenia Mir, que empezó la suya hace tres años, afirmó que le ha tocado calmar el llanto y pánico de pacientes al teléfono, “y nos vamos a casa pensando en qué pudimos haber hecho mejor”.

“Es muy triste, muy difícil, porque tenemos que ser fuertes por los pacientes pero también tenemos que cuidarnos y proteger a nuestras familias… cuando comenzó todo, muchas empresas nos ofrecían ayuda, y ahora mismo seguimos necesitando recursos para sobrellevar esto”, señaló Mir, nacida en San Antonio de padres cubanos.

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La pandemia del COVID-19 ya se ha cobrado la vida de más de 70,000 personas en Estados Unidos, según un recuento de la cadena NBC, y ha dejado sin empleo a más de 30 millones de personas. Muchas enfermeras han tenido que guardar cuarentena tras resultar contagiadas con el coronavirus.

Según el Consejo Internacional de Enfermeras,(ICN, por su sigla en inglés), al menos 90,000 trabajadores de la salud se han contagiado con COVID-19 y unas 260 enfermeras han muerto en todo el mundo. Y la cifra podría ser mucho mayor.

La presidenta del ICN, Annette Kennedy, ha dicho recientemente que las enfermeras también tienen familias y una sola muerte entre este gremio “es una tragedia”. 

“Esto es mucho más difícil por los riesgos adicionales que pudieron haber enfrentado por no tener acceso” a PPEs, y “esto jamás debió ocurrir ni debe volver a ocurrir”, enfatizó Kennedy. 

Las enfermeras en todo el país afrontan retos emocionales al tratar a pacientes con COVID-19
Christine McCarthy, una enfermera con más de 20 años de experiencia, toma un descanso sobre una cama de hospital en el Hospital General de Massachusetts en Boston el 2 de abril de 2020. En el hospital más grande del estado, el personal afronta situaciones sin precedente debido a la pandemia de coronavirus y les preocupa mucho la evolución de la crisis. Existe una extraña yuxtaposición en el seno de este hospital con renombre internacional: unidades de cuidado intensivo están repletas de pacientes con COVID-19, pero otros pabellones y salas de espera están desiertos. (Photo by Erin Clark for The Boston Globe via Getty Images)Boston Globe via Getty Images / Boston Globe via Getty Images

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud calcula que al menos 23,000 profesionales de la salud se han contagiado del coronavirus en más de 50 países, aunque no existen informes precisos sobre la cifra total de enfermeras porque tampoco hay un sistema centralizado para rastrear el contagio en el sector. 

Para el pasado 9 de abril, alrededor de 9,282 profesionales de salud se habían contagiado del coronavirus en EEUU, pero la cifra podría ser mucho mayor porque solo el 16% de los casos confirmados a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades incluyó datos sobre si el paciente pertenecía al sector de salud, indicó la agencia. 

Aunque los profesionales de salud reciben capacitación para enfrentar emergencias, las largas jornadas en los hospitales –a veces en turnos de más de 12 horas– pocas horas de dormir y otros síntomas propios del estrés les deja poco espacio para procesar el trauma que presencian a diario. 

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“Heridas morales”, invisibles

En entrevista telefónica con Noticias Telemundo, Noel Lipana, un veterano de la guerra en Afganistán ahora convertido en trabajador social, afirmó que las enfermeras también corren el riesgo de sufrir “heridas morales” en su labor diaria de tratar de salvar vidas.  

Las enfermeras “trabajan en un nuevo ambiente, porque afrontan escasez de personal, de recursos y de equipos, y esto está teniendo un gran impacto en una profesión de por sí estresante”, dijo Lipana, quien obtuvo una baja de la Fuerza Aérea tras su gira en Afganistán en 2008 por razones médicas. 

“Muchas veces reciben un diagnóstico equivocado porque las lesiones morales son muy parecidas a los síntomas de PTSD”, agregó. 

Lipana citó estudios de los doctores Rita Brock, Brett Litz y Bill Nash,  expertos en el área de “heridas del alma” que han destacado paralelos entre los profesionales de salud en un frente de guerra y los que trabajan en hospitales: se combate en situaciones de alto peligro y estrés y con recursos inadecuados, contra un enemigo mortal, y mucha muerte a su alrededor. 

En un frente bélico, una   “herida moral”  se refiere al trauma psicológico, social, o de conducta que sufre alguien cuando toma medidas que contravienen sus valores o creencias morales debido a “circunstancias traumáticas o inusitadamente estresante”, según una explicación del Departamento para Asuntos de Veteranos. 

Es decir, este tipo de lesión invisible surge si la persona ha hecho algo que viola sus principios, ha sido testigo de un acto similar, o no ha logrado impedirlo en otras personas, señaló Lipana, quien utiliza el teatro para crear conciencia sobre el tema. 

Al igual que en el caso de soldados en un campo de batalla, precisó Lipana, también las enfermeras pueden sentir vergüenza, depresión, ansiedad, culpabilidad, y la sensación de impotencia y de no haber hecho lo suficiente por salvar una vida. 

Aplausos a los cuidadores en el Día Nacional del Enfermero durante el brote del coronavirus en Manhattan, Ciudad de Nueva York
Los trabajadores de la salud reaccionan cuando las personas los aplauden en el Día Nacional de la Enfermera fuera de la NYU Langone Health durante el brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el distrito de Manhattan de la ciudad de Nueva York, EE. UU.REUTERS / REUTERS

Las enfermeras también pueden sentir “traición institucional” por trabajar en “un sistema médico motivado por las ganancias”, o por recibir y obedecer órdenes arbitrarias para no perder sus empleos, señaló.

Desde que se declaró la pandemia en marzo pasado, cunden informes y testimonios sobre cómo los profesionales de salud han hecho frente a salas de urgencia desbordadas de pacientes con el COVID-19; escasez de respiradores artificiales, y muerte de pacientes debido a complicaciones. 

Los médicos y enfermeras a diario toman decisiones de “vida y muerte” sobre sus pacientes, que afectan no sólo a sus familias sino también a ellos mismos y sus familias. 

Además de aplausos y tributos por sus sacrificios, las enfermeras y demás profesionales de salud deben contar con mecanismos para detectar con más eficacia las “lesiones invisibles” y más acceso a ayudas para procesar sus propios traumas, según observadores. 

En la actualidad, el Congreso negocia un cuarto plan de estímulo económico, y un grupo de legisladores demócratas liderado por Carolyn B.  Maloney, presentó este martes una medida para “aliviar la carga de préstamos estudiantiles” para los profesionales de salud. 

Muchos trabajadores del sector arrastran enormes deudas por sus estudios, viven con el temor a contagiarse o contagiar a sus familias, y “no deberían tener que preocuparse por su salud financiera cuando pase esta crisis”, ha dicho Maloney. 

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