WASHINGTON.— Las protestas para reabrir la economía han continuado este miércoles en California, Nueva York, y otros estados, pese a que éstas han coincidido con un repunte de contagios del coronavirus, mientras se agudiza el debate nacional sobre cuándo retornar a los espacios públicos sin correr riesgo.
En Los Ángeles (California), imágenes de televisión mostraban caravanas de automóviles cerca a la alcaldía, con pancartas y mensajes como "Reabran California ahora" y "la libertad es contagiosa".
Algunos manifestantes, ataviados en vestimentas patrióticas, portaban pancartas de apoyo al presidente, Donald Trump, o gritaban consignas de apoyo desde las aceras.
Aunque no existe una relación directa entre las protestas y el aumento de contagios, las estadísticas de las autoridades de salud pública en sitios como Kentucky sí dejan en claro que el riesgo a enfermarse del COVID-19 es real.
El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, ha dicho el domingo pasado durante una rueda de prensa que el estado registró ese día su mayor incremento diario de casos confirmados del COVID-19 hasta la fecha, con un total de 253, según un canal local.
Desde el inicio de la pandemia, Kentucky ha hecho 32,319 pruebas en todo el estado, 2,960 personas se han infectado con el coronavirus y 148 han fallecido. Beshear ha advertido de que Kentucky no está listo para una reapertura, y que habrá más casos conforme más personas se realicen las pruebas.
En días recientes, enarbolando la bandera estadounidense, centenares de manifestantes se han desplegado en Colorado, Kentucky, Minnesota, Michigan, Florida, Nueva Jersey, Nebraska, California y Virginia, para protestar en contra de las órdenes de cuarentena y exigir la reapertura de los sitios de empleo.
Esos estados han registrado un aumento de casos confirmados, según un proyecto de rastreo de la Universidad de Johns Hopkins enfocado en el mapa estadounidense.
Aunque los manifestantes aseguran que se trata de su derecho a la libertad de expresión, una encuesta de la agencia de noticas AP muestra que el 61% del público apoya las cuarentenas y demás restricciones de movimiento.
En general, la mayoría de los estadounidenses considera que las protestas son un peligroso desafío y riesgo para la salud pública.
Durante una rueda de prensa, el vicepresidente, Mike Pence, dijo este miércoles que la Administración alienta la reapertura del país con celeridad pero “en cuanto se pueda hacer de forma segura y responsable”, porque el objetivo es “dejar el coronavirus en el pasado”.
Cada estado a su ritmo
La semana pasada, Trump divulgó un plan escalonado para reabrir el país, que cede la autoridad a los gobiernos estatales, con base a una serie de requisitos de salud pública.
Algunos del sur profundo del país, como Georgia, Carolina del Sur, y Florida, han comenzado a reabrir algunos espacios públicos, pero han generado críticas.
En Georgia, el gobernador republicano, Brian Kemp, ha dado luz verde para la reapertura de ciertos pequeños negocios el viernes próximo, entre éstos barberías y sitios de tatuajes. Ese estado ha registrado cerca de 20,000 casos confirmados y 775 muertes.
Pero Anthony Fauci, experto en enfermedades infecciosas y miembro del Grupo de Trabajo sobre Coronavirus, dijo hoy que le aconsejaría a Kemp a no actuar de forma prematura para evitar otra ola de brotes.
En Carolina del Sur, donde ha habido alrededor de 130 muertes por el COVID-19, algunos negocios ya han comenzado a operar, siguiendo las guías del plan federal.
Colorado permanece en cuarentena hasta el próximo domingo, y el gobernador demócrata, Jared Polis, ha dicho que iniciará la reapertura por etapas, comenzando por el levantamiento de la orden de “quedarse en casa”. El estado ha tenido alrededor de 422 muertes por el coronavirus.
Exigen reapertura ya
Los manifestantes, al parecer, no están contentos con la lentitud de la reapertura de negocios en sus estados y, auspiciados por activistas de ultraderecha, han programados más protestas.
Enfundados en símbolos patrios o empuñando rifles de salto, centenares de manifestantes conservadores, muchos de ellos partidarios de Trump, han realizado protestas para “liberar” a los estados que no han reabierto negocios.
Lo han hecho gritando consignas anti-inmigrante contra trabajadores de salud, como “Vete a China, si quieres comunismo”, o congregándose en capitolios estatales, sin usar mascarillas ni guardar la distancia mínima de seis pies entre cada persona que recomiendan las autoridades de salud pública.
Su “rebelión” anti-gobierno ha estado dirigida principalmente contra gobiernos estatales bajo control demócrata.
Respaldados por Trump, quien apoyó las protestas en su cuenta en Twitter el domingo pasado, los manifestantes incluso lanzaron la llamada “Operación Atasco” (“Operation Gridlock”), para bloquear el tráfico y generar más titulares en la prensa.
En Michigan, por ejemplo, decenas de manifestantes gritaban consignas desde sus vehículos contra la gobernadora Gretchen Whitmer, en el capitolio estatal, y bloquearon el ingreso de ambulancias al área de la sala de urgencias de un hospital en Lansing.
Varios acudieron a Twitter para advertir de que las protestas estaban causando bloqueo de tránsito, y que el ruido de los manifestantes perturbaba a los pacientes internados en el hospital.
Las protestas surgieron mientras han aumentado tanto el número de casos confirmados de coronavirus como el número de muertes por complicaciones del COVID-19, y el país afronta un momento coyuntural sobre cómo y cuándo reabrir la economía sin provocar una segunda ola de brotes.
El límite de la libertad
En declaraciones a Noticias Telemundo, Carlos Indacochea, sociólogo y analista de la Universidad de George Washington, señaló que no se trata de “protestas de bases, sino de ricos, derechistas, y aquellos a quienes emplean y agitan”.
Según Indacochea, el equívoco de los manifestantes al invocar la libertad de expresión es “monumental”, porque “la libertad individual tiene un correlato tangible en el bienestar de la comunidad”.
“La ley y las disposiciones gubernamentales, en cualquier democracia, regulan el uso de las libertades individuales, de modo que no perjudiquen a los demás. En el caso de esta pandemia, o cualquier otra catástrofe análoga, las autoridades tiene la obligación de restringir la circulación de las personas y su contacto físico”, explicó el experto.
“Cualquiera que crea que está en libertad de contagiarse y contagiar a otros sufre de severa confusión temporal o estupidez permanente. Lo de Trump es, como de costumbre, egolatría, irresponsabilidad y cinismo”, argumentó Indacochea.
Un video de una protesta del pasado 19 de abril en Denver (Colorado), que lleva más de ocho millones de vistas en Twitter, ilustra la controversia: una furibunda manifestante le gritó “este es un país libre…vete a China si quieres comunismo” a un trabajador de salud que le bloqueó el paso en una intersección.
Otros usuarios compartían fotos de las protestas en Twitter y Facebook para condenar a los manifestantes, y algunos incluso los acusaron de ser “actores pagados”.
El gobernador demócrata de Nueva York, Andrew Cuomo, reconoció en rueda de prensa que muchas familias neoyorquinas llevan meses sin recibir pago mientras se acumulan los cobros, lo que genera "una tremenda ansiedad e inseguridad económica". Sin embargo, urgió cautela y expresó optimismo en un aumento en las pruebas de rastreo.
El presunto objetivo de las protestas es presionar por la reapertura de negocios, que han tenido que despedir a decenas de miles de empleados, o recortarles las horas, debido a la pandemia.
Sin embargo, las asociaciones y sindicatos que representan a los trabajadores de salud han advertido de que una reapertura prematura, sin tener suficientes medidas de protección o pruebas de diagnóstico, causará más daño que el afán por reactivar la economía.
Es decir, si hay aumentan los casos de coronavirus, los empleados tendrían que quedarse en casa, y los negocios tendrían que volver a cerrar sus puertas.
Por ello, en un ambiente altamente politizado, empresas como Eventbrite y Facebook han eliminado las convocatorias de los manifestantes para continuar sus protestas, argumentando que están cumpliendo con las recomendaciones de las autoridades de salud pública locales sobre aislamiento físico en espacios públicos.
Un portavoz de Facebook dijo a la cadena Fox News que la empresa no está censurando a los manifestantes, sino que, tras consultar a las autoridades sobre el alcance de sus restricciones, ha eliminado anuncios de convocatoria que “violan los parámetros de salud establecidos por el gobierno y, son, por lo tanto ilegales”.
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