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¿Enfermó de coronavirus? Ahora puede recibir una factura médica sorpresa

Trump y las aseguradoras han prometido perdonar gran parte del coste de las pruebas y el tratamiento del COVID-19, pero expertos en seguros ya están detectando problemas.

Por Lisa Riordan Seville y Andrew W. Lehren para NBC News

Christopher Hoffman tenía los tres síntomas preocupantes: tos seca, dificultad para respirar y falta de olfato. A principios de marzo, antes de que el coronavirus cerrara el país, este neoyorquino de 25 años fue a urgencias, donde le diagnosticaron con neumonía.

"Como no tenía fiebre, no pensaron en examinarme para detectar COVID-19", explica. Una semana después, estaba en ingresado en el hospital y tratado por vía intravenosa.

Se recuperó, pero su batalla contra lo que está seguro que fue COVID-19 le costó 3,800 dólares que pagó de su bolsillo, y no sabe qué parte de esa cantidad lo cubrirá su aseguradora, una preocupación que se ha convertido en algo común en tiempos de coronavirus para muchos pacientes.

"Voy a tener que lidiar con mi compañía de seguros", explica Hoffman, que nunca fue diagnosticado formalmente con el COVID-19 y se enfermó antes de que se aplicaran medidas para reducir el costo de contraerla.

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El gobierno y las compañías de seguros han prometido perdonar gran parte de lo que cuesta realizarse las pruebas y el tratamiento de la enfermedad, pero expertos en seguros, médicos y economistas de salud dijeron a NBC News que, debido a la naturaleza fragmentada del sistema de atención médica, ya están detectando fisuras en esas medidas improvisadas.

Incluso en condiciones normales, dicen, los médicos y los hospitales tienen que lidiar con docenas de planes de atención médica, tanto públicos como privados.

Ahora además esos planes están cambiando sus políticas para abordar la crisis por el coronavirus, y los proveedores, que calculan el costo de la atención médica que reciben sus clientes, luchan por mantenerse al día.

Eso lleva en ocasiones a que los pacientes reciban facturas sorpresa pese a que se les prometió que se perdonará parte de lo que cobran los hospitales en caso de sean tratados por la enfermedad. 

Los expertos aconsejan tener en cuenta cinco factores cuando reciba sus facturas médicas: 

  • Si, como Hoffman, se contagió antes de que la enfermedad fuera declarada una pandemia y comenzaran a registrarse casos en Estados Unidos, es posible que tenga que demostrar que la enfermedad por la que fue tratado está relacionada con el virus.
  • Es posible que las aseguradoras no cubran todos los costos que suponen las pruebas, incluso si han decidido no cobrarlas.
  • Otras personas que se infectaron cuando el coronavirus ya estaba causando estragos en el país aún no han sido sometidos a la prueba y es posible que no puedan probar que desarrollaron la enfermedad.
  • El seguro no siempre cubre el costo de los medicamentos y procedimientos experimentales o no aprobados por las autoridades.
  • A pesar de las garantías federales, si no tiene seguro, es posible que le facturen por pruebas, así como por el tratamiento.

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Pruebas que no son gratis

El 18 de marzo, el presidente, Donald Trump, firmó una legislación que exige que las aseguradoras privadas no cobren por las pruebas. Las autoridades estatales también han intervenido, aunque las medidas varían de estado a estado.

Pero eso no significa que las compañías de seguros cubran todos los costos relacionados a las pruebas.

La esposa de Evan S. es enfermera en un hospital en el área de la capital. Amy, cuyo apellido no quiso revelar debido a su profesión, comenzó a mostrar síntomas el 11 de marzo. Dos días después, tenía dolor de garganta, tos y dolor en el pecho.

Evan S. recibió una factura de 190 dólares después de que su esposa fuera a una clínica para hacerse la prueba de COVID-19.

Los resultados de la prueba, que fueron negativos, tomaron más de dos semanas. 

No mucho después llegó la factura, que NBC News revisó. A la familia le están cobrando 190 dólares por la visita a la clínica, además de las pruebas de gripe y estreptococos realizadas antes de fuera sometida a la de COVID-19.

Debido a que Amy se hizo la prueba el 16 de marzo, dos días antes de que el Congreso aprobara la legislación que exige que se exima del costo de la prueba, la familia también puede recibir una factura por la prueba de coronavirus, argumentó la aseguradora.

"Nos prometieron que los costos de las pruebas y el tratamiento estarían cubiertos", se queja Evan, "ahora tengo una factura de 200 dólares".

Los trabajadores en primera línea de la pandemia en otros puntos del país también han recibido facturas cuantiosas por las pruebas. 

Una empleada de un asilo de ancianos en el estado de Washington se encuentra entre un puñado de personas que han presentado quejas ante las autoridades estatales porque, a pesar de las promesas, se las están cobrando. 

La denuncia, presentada por la nuera de la mujer, especifica que la paciente trabajaba en un hogar de cuidado de personas de la tercera edad con 30 casos confirmados de COVID-19. Pero cuando fue a hacerse la prueba, su seguro cubría solo 7,15 dólares de una factura de 578,87, según la querella presentada a la Oficina estatal del Comisionado de Seguros el 3 de marzo.

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"Esto es vergonzoso", asegura la queja, "la califican de heroína donde quiera que vaya, pero su seguro no puede hacerse cargo de la factura". 

Un mes y medio después, los médicos y los encargados de elaborar políticas al respecto están preocupados por los miles que, debido a la continua escasez de pruebas, casi seguramente contrajeron el virus pero es posible que no puedan demostrarlo a las aseguradoras. 

"Estoy enviando rutinariamente a la mitad de los pacientes que tienen síntomas de COVID-19 a casa sin una prueba", dice Rob Davidson, médico de emergencias de Michigan que dirige el Comité para la Protección de Medicare.

"Todavía tienen rayos X y laboratorios, y aun así no tienen una prueba positiva", añade, "¿van a pagar por esas personas?"


Tome Tylenol y "rece"

Algunos de los tratamientos actuales para el coronavirus son experimentales, como la hidroxicloroquina, que el presidente ha promocionado pese a la controversia y efectos nocivos que ha generado su uso.

Los asegurados están descubriendo que los medicamentos y otros procedimientos experimentales no están necesariamente cubiertos por el seguro, incluso cuando están autorizadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés).

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Anne Bakjian, de 40 años, de Georgia, pasó dos semanas en el hospital con COVID-19, casi sin poder respirar. Necesitaba más oxígeno, y los médicos advirtieron que tendría que usar un respirador.

Los médicos inicialmente le dieron Tylenol y le dijeron que "rezara", según afirma. Una semana después, la pusieron bajo tratamiento de hidroxicloroquina.

Los ojos de Bakjian se volvieron amarillos y su visión se distorsionó, pero después de dos días sus pulmones comenzaron a responder al tratamiento. El hospital la envió a su casa el 30 de marzo con una receta de ocho píldoras.

Semanas después, recibió una notificación en la que se le informaba que su aseguradora, Peach State Health Plan, el programa Medicaid para residentes de Georgia de bajos ingresos, no había pagado su factura de hospital por un valor 48,000 dólares.

Un representante de Peach State le comunicó que la atención que recibió no estaba cubierta porque no había sido aprobada previamente, según Bakjian.

Después de las llamadas de Bakjian y NBC News, el hospital notificó a NBC News que Peach State había liquidado la factura. Así y todo, Bakjian y su familia tuvieron que abonar 700 dólares por las ocho píldoras de hidroxicloroquina.

La FDA emitió una aprobación de emergencia para usar este medicamento para tratar COVID-19, pero Bakjian tuvo problemas para encontrar las píldoras recetadas, que generalmente cuestan una pequeña fracción del precio que finalmente tuvo que pagar.

Amigos de la familia lanzaron una campaña para pagar el costo, algo a lo que también se han visto obligados a recurrir cientos de pacientes en todo el país para cubrir las facturas vinculadas al coronavirus.

"Si estás en Medicaid, no tienes ese tipo de dinero", lamenta Bakjian.

Peach State no respondió a una solicitud de comentarios.

"Esto debería aliviar cualquier preocupación"

Más de 28 millones de personas carecen de seguro médico, gubernamental o privado, según las estadísticas más recientes, una cifra que seguramente ha crecido a medida que millones han perdido sus empleos durante la pandemia.

En ese sentido, Trump ha prometido que el tratamiento para aquellos que no están asegurados estará cubierto.

"El Gobierno federal reembolsará a los hospitales y proveedores de atención médica que atienden a pacientes con coronavirus sin seguro", dijo el presidente durante una reunión informativa de la Casa Blanca el 3 de abril. "Esto debería aliviar cualquier preocupación que los estadounidenses sin seguro puedan tener sobre la búsqueda de un tratamiento contra el coronavirus", añadió.

El Gobierno ha asignado 1,000 millones de dólares para evaluar a los no asegurados, y ha anunciado planes para utilizar parte de esa cantidad para los proveedores de atención médica en el marco de la legislación de respuesta al coronavirus conocida como la Ley CARES, para reembolsar a los hospitales los costos del tratamiento de aquellos que no pueden costearse un seguro.

Pero los problemas no cesan. Una mujer entrevistada por NBC San Diego recibió una factura por casi 1,500 dólares por una prueba del coronavirus. El hospital dijo a la estación local que, si bien la legislación federal anunció que las pruebas son gratuitas, no cubría a las personas sin seguro.

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El jefe de Carbon Health, que promueve las pruebas rápidas en el área de San Francisco, defendió que los proveedores de atención médica deberían poder cobrar a los no asegurados.

"Los suministros y los laboratorios para las pruebas de COVID-19 son muy caros", escribió Eren Bali el 14 de abril en Twitter, "sería ridículo esperar que los proveedores asuman la cuenta en lugar de los seguros o el Gobierno".

Tres días después, en respuesta a un correo electrónico de NBC News, un portavoz de Carbon Health dijo que se eximirán las tarifas de prueba para los pacientes sin seguro, y que la compañía reembolsará a quienes las abonaron.

La ley aprobada en marzo permite a los estados aprovechar Medicaid, el programa del país que asegura a las personas de bajos recursos y discapacitados, para cubrir el costo de las pruebas de personas sin seguro, incluidas a aquellas indocumentadas

Texas, donde casi el 20% de los residentes carece de seguro, acaba de anunciar que está solicitando fondos, una ayuda que será crucial en lugares como el condado de Cameron, en el extremo sur.  Allí, cerca del 30% de ciudadanos no tiene seguro, según datos federales, pero todos los días se detectan nuevos casos de coronavirus. 

Más de 300 personas dieron positivo y nueve murieron en ese estado. 

Cubrir el tratamiento de coronavirus para los no asegurados podría alcanzar los 40,000 millones de dólares, según un análisis de la Kaiser Family Foundation. 

El Gobierno no ha detallado cómo abordaría la atención continua que algunos no asegurados puedan necesitar para una enfermedad que afecta no solo los pulmones sino también los riñones, el corazón y el cerebro. 

"Sabemos que las personas que han estado en un respirador durante mucho tiempo pueden necesitar atención en el futuro", aseguró Jennifer Tolbert, directora de reforma de salud estatal en Kaiser, "esto no cubriría toda esa atención". 

¿Qué sigue?

¿Seguirán llegando las facturas médicas sorpresa? 

Más de un mes después de la pandemia, los estados han emitido más de 320 mandatos, órdenes y solicitudes de aseguradoras para hacer ajustes con el fin de facilitar el acceso a la atención médica durante la pandemia, según la Asociación de Comisionados de Seguros. 

Los comisionados de seguros en estados como California, Washington, Nueva York y Nueva Jersey ahora requieren que algunas aseguradoras de salud renuncien a la mayoría de los costos relacionados con las pruebas del COVID-19. 

Sin embargo, 22 estados, incluidos Alabama y Texas, solo piden que las aseguradoras analicen las tarifas de exención y eviten los cargos fuera de la red para aquellos que no pueden recibir atención en sus redes de los seguros que tienen contratados.

Este mosaico, dijo Katherine Baicker, decana de la Escuela de Políticas Públicas de Harris en la Universidad de Chicago, "es sintomático de los desafíos de nuestro sistema.

Muchas compañías de seguros han anunciado que están eliminando voluntariamente copagos y deducibles para ciertos tratamientos.

"Estábamos ultimando esos compromisos antes de saber cuánto podrían costar las pruebas o el tratamiento", revela Kristine Grow, portavoz de los Planes de Seguro de Salud, un grupo comercial de la industria, "nos comprometemos a hacer todo lo posible para proteger a los pacientes".

Varias aseguradoras y proveedores médicos con los que habló NBC News dijeron que están trabajando con pacientes para abordar los costos. Varios renunciaron a cargos para pacientes específicos después de ser preguntados.

Las compañías de seguros de salud han realizado esfuerzos de buena fe para eliminar las barreras a la atención y frenar la epidemia, refirió Vivian Ho, una economista de salud de la Universidad Rice en Houston.

"Les preocupa que esto sea algo que continuará extendiéndose, por lo que quieren hacer su parte para asegurarse de que no lo haga", agregó.

Baicker dijo que asegurarse de que la atención sea asequible, especialmente de que las pruebas estén ampliamente disponibles, es fundamental para que el país avance. "Cualquier barrera de costos para eso es muy contraproducente", dijo.

A largo plazo, sin embargo, los estadounidenses aún podrían terminar pagando extra a las compañías de seguros por el coronavirus.

COVID-19 podría costar a las compañías de seguros hasta 556,000 millones de dólares durante dos años, según una estimación preparada para los Planes de Seguro de Salud, que está presionando al Congreso para implementar medidas que compenses los costos, entre ellos mantener a las personas en la cobertura patrocinada por su empleador.

Lo que no se paga ahora podría llegar más tarde en forma de fuertes aumentos a la hora de comprar un seguro. 

Un análisis concluyó que las primas podrían aumentar un 40% en 2021 si los reguladores no intervienen.

La pandemia inevitablemente reformará el sistema de salud del país, dijo Ho, pero aún es demasiado pronto para saber cómo.

"Habrá algunos cambios drásticos", aseguró. "Simplemente no estoy segura de cuáles".

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