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Esta mujer embarazada entró en coma por el coronavirus: “Me desperté y de repente ya no tenía mi barriga”

“Fue increíble”, explica sobre el final feliz de su caso, “no sé como superarlo sin fe, fe en curarme, fe en la vida después de la muerte, fe en todo”.

“Me desperté y de repente ya no tenía mi barriga”, explicó Angela Primachenko a la cadena NBC desde su casa en Vancouver (Washington), “fue extremadamente alucinante”.

Esta mujer de 27 años estaba embarazada de 33 semanas cuando, el pasado 22 de marzo, empezó a moquear. Lo achacó a una alergia primaveral, según informa el diario The Washington Post, pero dos días después le subió la fiebre y acudió alarmada al hospital para hacerse el test de coronavirus.

“No sé dónde lo agarré”, explica, “no sé dónde ocurrió, pero de alguna forma terminé en el hospital y cada vez estaba más enferma”.

En todo el mundo ya hay más de dos millones de contagiados por el COVID-19, que ha causado casi 130,000 muertes. En Estados Unidos son 610,000 enfermos y 26,000 fallecidos, según NBC News.

Primachenko tomó sus precauciones ante la pandemia, asegura, e incluso dejó de ir a trabajar para cuidar su embarazo. Pero el 26 de marzo su prueba de coronavirus dio positivo, y dos días después tenía ya problemas graves para respirar. Horas más tarde, los doctores la pusieron en coma inducido para que su cuerpo pudiera concentrarse en combatir la enfermedad, indica el citado diario. 

Primachenko, en el hospital, y a la derecha su hija Ava.
Primachenko, en el hospital, y a la derecha su hija Ava. NBC / Today Show

El 1 de abril, estando aún inconsciente, los médicos le indujeron el parto y trajeron al mundo a su hija, Ava, a la que internaron en una unidad neonatal de cuidados intensivos hasta que pudiera alimentarse por sí misma, según explicó la hermana gemela de Primachenko, Oksana Luiten, a la emisora KGW.

La madre no podrá abrazar a su hija hasta que dé negativo en dos pruebas consecutivas de coronavirus, pero ya ha podido verla por videollamada junto a su marido, David.

“Esto no es una broma”, advierte Luiten, “no es como la gripe normal es mucho más, mucho peor”.

Primachenko ya se está recuperando, y desde hace días puede respirar sin ayuda de un respirador mecánico. Salió de la unidad de cuidados intensivos entre aplausos: “Fue increíble”, explica, “no sé como superarlo sin fe, fe en curarme, fe en la vida después de la muerte, fe en todo”.

El nombre de su hija, añade, significa “aliento de vida”.

Con información de NBC, The Washington Post y KGW.

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