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En imágenes: Son trabajadores esenciales. Muchos son latinos. Y están arriesgando sus vidas en la pandemia

La mayoría de estados ha encerrado a sus ciudadanos en casa para protegerles del COVID-19. Pero estos trabajadores, muchos de ellos hispanos, siguen manteniendo en marcha el país.

Por Heidi de Marco para Kaiser Health News

WEST HOLLYWOOD, California.— Pauline Lawrence tiene 63 años, una edad que la pone en mayor riesgo si contrae el COVID-19. Sin embargo, tres días a la semana, pasa 16 horas con alguien que corre un riesgo aún mayor: un hombre de 97 años que depende de ella y de otros dos ayudantes de salud en el hogar para sobrevivir.

"Alguien tiene que cuidarlo", explica Lawrence, una inmigrante de Jamaica que vive con su hijo de 30 años en un apartamento del sur de Los Angeles.

"Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para ayudar", añade.

En virtud de la orden californiana de quedarse en casa, que tiene por objeto detener la propagación del coronavirus, así como de otros mandatos similares de ciudades y condados, muchas empresas han cerrado completamente.

Más de 40 gobernadores han emitido órdenes similares en sus estados. Pero estas normas permiten que las empresas consideradas esenciales sigan abiertas y que sus trabajadores esenciales sigan en sus puestos.

¿A quién se considera esencial? Para empezar, a los trabajadores de la salud, las fuerzas del orden, los plomeros y los empleados de los supermercados.

Pero hay muchos otros, como los empleados de los dispensarios de cannabis y de la industria de entretenimiento, según la orden estatal, y los jardineros y paisajistas, según el condado de Los Ángeles.

Entre las personas que siguen trabajando, sin el lujo de poder hacerlo desde casa, hay un alto porcentaje de empleados con salarios bajos, que ganan un promedio de 10.22 dólares por hora, según un reciente análisis nacional de Brookings Institution. Y entre estos, los afroamericanos y los latinos están sobrerrepresentados en comparación con su participación en la fuerza laboral.

Pauline Lawrence es una asistente de salud en el hogar para un hombre de 97 años que depende de ella.
Pauline Lawrence es una asistente de salud en el hogar para un hombre de 97 años que depende de ella.Heidi de Marco/California Healthline
Lawrence cuida a Charles Smurr, de 97 años, un gerente retirado. Smurr vivesolo y depende de tres ayudantes de salud en el hogar para sus necesidadescotidianas, de 7:30 am a 11:30 pm, todos los días. "No tengo miedo de seguir trabajando", dice Lawrence. "
Lawrence cuida a Charles Smurr, de 97 años, un gerente retirado. Smurr vivesolo y depende de tres ayudantes de salud en el hogar para sus necesidadescotidianas, de 7:30 am a 11:30 pm, todos los días. "No tengo miedo de seguir trabajando", dice Lawrence. "Soy una mujer de Dios". Heidi de Marco/California Healthline
Lawrence, que usa equipo de protección durante su turno, lo desinfecta todo cuando entra en el apartamento de dos habitaciones, y mientras trabaja. Después que se va, dice, hace todo lo posible para evitar que los gérmenes entren en su casa. "Me quito la
Lawrence, que usa equipo de protección durante su turno, lo desinfecta todo cuando entra en el apartamento de dos habitaciones, y mientras trabaja. Después que se va, dice, hace todo lo posible para evitar que los gérmenes entren en su casa. "Me quito la ropa y la pongo en una bolsa de plástico antes de entrar en mi casa".Heidi de Marco/California Healthline
De izq. a der., José Solorio, de 56 años, Ismael García, de 33, y Oscar Bravo, de 41, podadores de césped en Pasadena, California. "Estamos preocupados como todos, pero nuestro riesgo es menor que si trabajáramos en una oficina", dice García.
De izq. a der., José Solorio, de 56 años, Ismael García, de 33, y Oscar Bravo, de 41, podadores de césped en Pasadena, California. "Estamos preocupados como todos, pero nuestro riesgo es menor que si trabajáramos en una oficina", dice García.Heidi de Marco/California Healthline
"No estamos obligados a trabajar, pero tenemos que pagar el alquiler"—Ismael García, Pasadena, California.
"No estamos obligados a trabajar, pero tenemos que pagar el alquiler"—Ismael García, Pasadena, California.Heidi de Marco/California Healthline
José Solorio dice que seguirá trabajando mientras pueda. Al igual que sus compañeros de trabajo, es el principal proveedor de su familia. "Está en manos de Dios", dice sobre la amenaza de enfermarse.
José Solorio dice que seguirá trabajando mientras pueda. Al igual que sus compañeros de trabajo, es el principal proveedor de su familia. "Está en manos de Dios", dice sobre la amenaza de enfermarse.Heidi de Marco/California Healthline
Tony Serrato, de 34 años, es cocinero en Pie 'n Burger en Pasadena, donde los pedidos de comida para llevar lo mantienen ocupado. Le redujeron las horas cuando la orden de quedarse en casa entró en vigor, y ahora trabaja 20 horas a la semana, cuando solía
Tony Serrato, de 34 años, es cocinero en Pie 'n Burger en Pasadena, donde los pedidos de comida para llevar lo mantienen ocupado. Le redujeron las horas cuando la orden de quedarse en casa entró en vigor, y ahora trabaja 20 horas a la semana, cuando solían ser 40. "No es suficiente, pero es algo", dice.Heidi de Marco/California Healthline
Tony Serrato.
Serrato prepara una hamburguesa. Pie 'n Burger emplea sólo dos trabajadores por turno bajo las nuevas reglas del coronavirus: un cocinero y una persona que responde a los teléfonos. El propietario Michael Osborn diceque el restaurante sólo hace un tercio de su negocio regular y produce unas 120 hamburguesas al día. Osborn tuvo que despedir a 25 empleados cuando llegó la orden de cerrar los restaurantes, excepto para el servicio de comida para llevar o para que los clientes recojan la orden. Lo describe como la cosamás difícil que ha tenido que hacer.Heidi de Marco/California Healthline
Gustavo Rojas.
Gustavo Rojas, de 33 años, trabaja como mecánico en Homer's Auto Services, en Monrovia, California. Rojas dice que el trabajo es consistente pero más lento que antes. "Todo el mundo necesita su auto", dice. Rojas es parte de un equipo de tres. Los mecánicos no usan máscaras y sólo a veces usan guantes, pero Rojas dice que limpian las partes que más se tocan en unauto cuando llega al taller, especialmente el volante.Heidi de Marco/California Healthline
Victoria Garrido.
Victoria Garrido, de 23 años, trabaja en Get Yok'd Sports Nutrition, una tiendade suplementos y productos de nutrición en Pasadena. Las ventas han bajado un 70% desde que entraron en vigor las órdenes de “quedarse en casa”, según el propietario Sarb Derzakarian. Con sólo unos 25 clientes al día, dice, no sabe cuánto tiempo podrá mantener la tienda abierta.Heidi de Marco/California Healthline
“Estoy agradecida por seguir trabajando. No lo tomo a la ligera”, dice Victoria Garrido, desde Pasadena, California.
“Estoy agradecida por seguir trabajando. No lo tomo a la ligera”, dice Victoria Garrido, desde Pasadena, California.Heidi de Marco/California Healthline
Garrido y otros empleados desinfectan después que se va el cliente. Garrido limpia las manijas de las puertas, las máquinas de tarjetas de crédito y cualquier otra cosa que el cliente haya tocado. "Quiero usar una máscara", dice Garrido, "pero es difícil
Garrido y otros empleados desinfectan después que se va el cliente. Garrido limpia las manijas de las puertas, las máquinas de tarjetas de crédito y cualquier otra cosa que el cliente haya tocado. "Quiero usar una máscara", dice Garrido, "pero es difícil trabajar así".Heidi de Marco/California Healthline
Tommie Ramírez, de 29 años, trabaja en The Pottery, un dispensario de cannabis en el barrio de Mid-City en el centro de Los Angeles. Ramírez usa guantes en el trabajo y practica el distanciamiento social, pero le preocupa laposibilidad de llevar el virus
Tommie Ramírez, de 29 años, trabaja en The Pottery, un dispensario de cannabis en el barrio de Mid-City en el centro de Los Angeles. Ramírez usa guantes en el trabajo y practica el distanciamiento social, pero le preocupa laposibilidad de llevar el virus a la casa de sus padres ancianos.Heidi de Marco/California Healthline
Ramírez agarra una tintura de cannabis para un cliente. El dispensario ha tomado precauciones para mantener a empleados y clientes seguros, incluyendo la colocación de carteles alrededor de la tienda.
Ramírez agarra una tintura de cannabis para un cliente. El dispensario ha tomado precauciones para mantener a empleados y clientes seguros, incluyendo la colocación de carteles alrededor de la tienda.Heidi de Marco/California Healthline

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