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La pandemia de coronavirus aumenta el hambre y la inseguridad alimentaria entre hispanos de bajos recursos

Los bancos de comida han registrado una mayor demanda de servicios entre familias pobres que han perdido sus empleos o no califican para ayudas del gobierno. Todo eso agrava su inestabilidad económica, según lo explican expertos.
/ Source: Telemundo

WASHINGTON.— La pandemia de coronavirus ha agravado el hambre y la inseguridad alimentaria de millones de hogares pobres, atrapados entre pagar la renta y alimentar a sus familias. Los bancos de comida están, nuevamente, en la primera línea de la batalla contra el hambre en Estados Unidos.

Más allá del golpe a los negocios y la escasez de artículos de primera necesidad en los supermercados, como la leche, huevos o papel higiénico, la pandemia ha lanzado a la superficie un problema que permanecía prácticamente invisible: la inseguridad alimentaria o falta de acceso adecuado a comida de forma temporal o permanente.

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Buena parte de los hispanos, que durante décadas han encarado una enorme brecha salarial y en la acumulación de riqueza en comparación con los blancos, ahora figuran entre los más afectados por el cierre de negocios y despidos.

Todo eso agrava su inestabilidad económica y acceso a alimentos, según expertos y activistas consultados este lunes por Noticias Telemundo.

Astrid Villamil, una investigadora colombiana en la Universidad de Missouri, señaló que la pandemia ha aumentado el riesgo de pasar hambre para muchas familias ante la súbita pérdida de salario por los despidos, el cuidar de un familiar enfermo o problemas para abastecerse de alimentos.

“La pandemia ha afectado especialmente a las familias pobres de manera exponencial; no tienen recursos, no hay seguridad de trabajos, no hay seguridad de ingresos… no hay una seguridad de acceso a alimentos o de abastecimiento de comida como antes”, explicó Villamil.

Así, las familias hispanas de bajos ingresos afrontan dificultades para mantener una despensa con productos básicos como el arroz, pan y masa para tortillas, en parte también porque los supermercados y demás negocios de comida no se abastecen al ritmo que tenían, precisó.

El problema empeora debido a la constante estigmatización de la gente pobre, porque muchos sienten vergüenza o “humillación” por pedir ayuda debido a estereotipos, agregó Villamil.

Los bancos de comida han registrado un aumento de demanda en sus servicios. La gente realiza largas colas en un Centro de Distribución de Comida en el sur de California
VAN NUYS, CALIFORNIA - Una persona acarrea una caja de alimentos mientras otras hacen cola en un banco de alimentos para personas necesitadas en Van Nuys, California. Los organizadores aseguran que para el pasado 9 de abril habían distribuido comida a más de 1,500 familias en medio de la pandemia (Photo by Mario Tama/Getty Images)Getty Images / Getty Images

Su colega en la misma universidad, Debbie Dougherty, señaló que la inseguridad alimentaria se ha agudizado por tres condiciones nuevas: el “distanciamiento social”, que ha causado un alza en los despidos y el desempleo; la escasez de productos en los negocios, y el temor de mucha gente a salir a buscar ayuda para no contagiarse.

A eso se añade que los bancos de comida han registrado una mayor demanda de servicios en las últimas semanas, pero con frecuencia no tienen suficientes suministros, y además tienen que velar por la seguridad de sus empleados y voluntarios, agregó.

La pandemia podría impactar el suministro global de alimentos, una posibilidad sobre la que ha advertido Naciones Unidas debido a la interrupción en el transporte aéreo, y eso agravaría las dificultades de acceso a alimentos, según observadores.

Por ello, frente a la amenaza del COVID-19, Dougherty recomienda una respuesta integral a la inseguridad alimentaria, que facilite prepararse ante los peores escenarios posibles, y deje en claro que la pobreza no es un asunto de culpa o flojera de las familias.

“La inseguridad alimentaria es mayor de lo que pensábamos, y después de esta pandemia, el responder al problema más allá de las personas necesitadas, será una de las principales cosas que tendremos que hacer dentro de una respuesta universal”, dijo.

Esa respuesta, continuó, debe incluir cuatro pilares; contactos por teléfono y correo con personas sin acceso a internet; más publicidad al problema del hambre en EE.UU.; eliminar el “estigma” de quienes necesitan ayuda, y medidas para aliviar la ansiedad y el temor al contagio de quienes reciben estas ayudas.

Temor al hambre

Juan Navarrete, un activista de CASA de Maryland, en el sector de Virginia, ha visto de primera mano cómo la pandemia ha agravado el problema del hambre entre las familias hispanas, muchas de las cuales quedaron fuera de las ayudas del tercer plan de estímulo económico.

Uno de los problemas fundamentales, junto con el pago de la renta, es el tema de la comida; la gente que referimos a bancos de comida nos comenta que estos se están quedando sin alimentos y los devuelven a sus casas” en áreas de Virginia, precisó.

“Si los afroamericanos y latinos son los que más fallecen del COVID-19, eso muestra que detrás de todo esto hay un tema de pobreza y de alimentación, porque no pueden alimentar a sus familias de cinco o seis miembros… si antes ya tenían problemas grandes, ahora mucho más, sin trabajos”, enfatizó.

En Virginia, CASA de Maryland lleva años luchando por un aumento del salario mínimo de siete a 15 dólares por hora y, durante la pandemia, la organización hace acopio de donaciones para repartirlas a domicilio entre las familias, dijo Navarrete.

Al igual que otros grupos de ayuda a los inmigrantes, CASA de Maryland ha tenido que trasladar buena parte de sus operaciones en línea, y ahora coordina la entrega de comidas a domicilio, señaló.

Una situación similar ocurrió recientemente en Nueva York, uno de los focos de mayor contagio en el país y donde el grupo Food Bank for New York City calcula que necesita recabar dinero para al menos 15 millones de comidas.

El grupo Food Bank for New York City suspendió recientemente el 40% de sus operaciones de abastecimiento de comida a cerca de 1,000 instituciones en el área, y ha coordinado la entrega de ayudas en 15 sitios estratégicos en la urbe.

También prevé entregar suministros de alimentos y productos de higiene personal a miles de trabajadores de salud en clínicas y hospitales públicos.

Según una encuesta reciente del Centro de Investiigación Pew, el 70% de los hispanos e igual porcentaje del público en general creen que la pandemia es una “gran amenaza” para la economía estadounidense.

Un Centro de Distribución de Alimentos en el sur de California ha registrado un alza en la demanda de servicios
VAN NUYS, CALIFORNIA - 9 de abril: Un trabajador descarga cajas de comida en el centro de distribución regional de alimentos del área de Los Angeles, California, para personas necesitadas  (Photo by Mario Tama/Getty Images)Getty Images / Getty Images

Sin embargo, el temor a las secuelas de la pandemia es mayor entre los hispanos: el 65% cree que el brote de coronavirus es una gran amenaza para la salud pública, en comparación con el 47% del resto de la población.

Además, el 50% de los hispanos teme el impacto en su situación financiera, en contraste con el 34% del público en general.

Otros estudios han destacado cómo la “Gran Recesión” de 2008 acrecentó el hambre y la inseguridad alimentaria, y expandió los llamados “desiertos alimentarios” en comunidades donde incluso es más fácil hallar una licorería que un supermercado.

Según datos del Departamento de Agricultura, para 2018, año del que se tiene información más reciente, 14,3 millones de hogares pobres tuvieron que escoger entre pagar sus cobros y llevar comida a la mesa.

En 2018, el 11,1% de la población en general afrontó inseguridad alimentaria, pero el problema fue mayor entre las minorías: entre los afroamericanos, la tasa fue del 21,2%, mientras entre los hispanos fue del 16,2%.

A manera de contraste, sólo el 8,1% de los blancos dijo tener problemas de acceso a alimentos, al igual que el 10,2% de otras etnias.

La organización Feeding America, que lidera el combate contra el hambre desde hace décadas, precisó que más de 40 millones de personas afrontan distintos niveles de inseguridad alimentaria -con una tasa nacional del 12,5%, y ha creado un mapa interactivo que describe la situación en todos los condados y estados del país.

De costa a costa, la organización cuenta con una extensa red de bancos de alimentos, además de que realiza eventos de recaudación de fondos y acopio de donaciones; distribuye donaciones de comida y de otros productos de higiene personal, y trabaja con agencias gubernamentales para que 22 millones de niños no pierdan acceso a comida mientras estén en cuarentena.

Si necesita ayuda para alimentar a su familia, puede consultar los siguientes recursos:

Localice su banco de comida más cercano, según su código postal

Food Pantries también provee una lista de bancos de comida

Directorio de mercados con productos de los agricultores

Mapa de oficinas para solicitar cupones de comida del gobierno

Contactos para abogar por familias pobres ante las agencias del gobierno

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