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Médicos en España están abrumados y agotados por la avalancha de pacientes: "Es bastante difícil lidiar con esto"

La pandemia ha puesto una enorme presión sobre Madrid, donde cientos están muriendo todos los días. Las autoridades han tenido que erigir hospitales de campaña para los miles de pacientes, e incluso han convertido una popular pista de hielo en una morgue.
José y Leidy, un técnico de salud auxiliar y una conductora de ambulancia del Servicio de Salud de Aragones 061, descansan luego de transladar a un paciente con COVID-19 al hospital San Jorge en Huesca, España.
José y Leidy, un técnico de salud auxiliar y una conductora de ambulancia del Servicio de Salud de Aragones 061, descansan luego de transladar a un paciente con COVID-19 al hospital San Jorge en Huesca, España. Alvaro Calvo / Getty Images / Getty Images

El Dr. Francisco Tejerina está agotado después de trabajar 80 horas a la semana, y está seguro de que esa carga de trabajo solo va a aumentar.

Tejerina, de 40 años, especialista en enfermedades infecciosas, dice que aprovecha cualquier escaso momento para dormir en la sala de guardia del hospital Gregorio Marañón, el más grande de Madrid, durante su turno de 24 horas.

Varias veces a la semana se desploma en una cama improvisada en la sala de su pequeño departamento. Su esposa, también doctora, y una asistente, duermen junto a sus dos hijos pequeños en las habitaciones de al lado.

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"Es bastante difícil lidiar con esto", dijo sobre el diluvio de pacientes con COVID-19 que ha abrumado las salas del hospital y ha duplicado sus horas de trabajo. Cientos de miembros del personal están atrapados en sus casas luchando contra el virus y no pueden ayudar.

"Esta semana y la próxima van a ser realmente terribles", le dijo a NBC News por teléfono a altas horas de la noche. Tejerina predice que el número de pacientes que necesitan ser hospitalizados no va a bajar por lo pronto. "Eso no es realista. Nuestros políticos esperan eso, pero no es la realidad".

Algo muy similar está ocurriendo Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump dijo que esta semana y la que vienen serán de las peores de lo que lleva la crisis del coronavirus. Esto se está sintiendo sobre todo en el estado de Nueva York, uno de los focos de la pandemia a nivel nacional e internacional.

Allí se han confirmado por lo menos 130,000 casos y unas 7,000 personas han muerto. En España, al menos 136,000 han contraído COVID-19 y 13,000 han muerto, según las cifras hasta este lunes en la noche.

El hospital temporal para pacientes con COVID-19 en el centro de convenciones Ifema en Madrid, 3 de abril de 2020.
El hospital temporal para pacientes con COVID-19 en el centro de convenciones Ifema en Madrid, 3 de abril de 2020. PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP a través de Getty Images

El número de muertos en España es el segundo en el mundo solo después de Italia, donde casi 16,500 han muerto.

NBC News habló con una docena de médicos en la primera línea de la guerra contra el coronavirus en España. Muchos dijeron que estaban físicamente destrozados y que el flujo interminable de pacientes había minado el bienestar mental de sus colegas.

"Hay muchos médicos jóvenes que están abrumados por esto", dijo Tejerina. "Ves a la gente llorar una vez a la semana".

La pandemia ha puesto una enorme presión sobre la capital, Madrid, donde cientos de sus residentes están muriendo todos los días. Las autoridades han tenido que erigir hospitales de campaña para los miles de pacientes contagiosos, e incluso han convertido una popular pista de hielo en una morgue.

El Dr. Juan Jorge González-Armengol, de 55 años, dirige la sala de emergencias en el hospital San Carlos, que cuenta con 900 camas. González-Armengol dijo que está viendo una "gran avalancha de pacientes que colapsaría cualquier sistema de atención médica, por bueno que sea".

La pandemia fue una "catástrofe por definición, es una destrucción de la ciudad", dijo, y describió el coronavirus como la combinación de un velocista y un corredor de larga distancia. Llamó a la respuesta "una carrera contra el tiempo".

"Esta es una guerra, todo el país contra este agente biológico", dijo, y añadió que España y otros países europeos simplemente no estaban preparados.

"Todavía no veo el final de esto", agregó. "Y eso significa que serán muchísimos muertos".

La gran mayoría de los recién llegados a los hospitales de la ciudad son ahora casos de COVID-19, y Tejerina dice que, según su experiencia en el Gregorio Marañón, aproximadamente la mitad requerirá hospitalización. Alrededor de 1 de cada 10 necesitará atención crítica urgente. La escasez de camas es grave.

"Es imposible habilitar el número de camas suficiente", dice. "No hay espacio para ellos. Está completamente saturado".

Tejerina describe la presión constante de tomar decisiones, como decidir quién necesita un respirador de inmediato y quién podría sobrevivir una demora de seis o siete horas hasta que uno se libere.

"Mientras esperan, colapsarán y tendrás que hacer una intubación, y en el peor de los casos tienen un paro cardíaco", explica. "No está sucediendo mucho, pero no es algo raro. No es excepcional".

El Dr. Pablo Barreiro, de 50 años, es un especialista en enfermedades infecciosas que generalmente trabaja en una sala de aislamiento de alto nivel dentro del hospital de La Paz. Recientemente se le encargó ayudar a supervisar el tratamiento de pacientes en un hospital de campaña de 5,000 camas dentro de uno de los centros de conferencias convertidos de la ciudad.

Él dice que las medidas de aislamiento deberían haberse adoptado antes, y que el sistema de atención médica del país debería haber estado mejor equipado y preparado a partir de los eventos en China primero y luego en Italia.

Juan González Armengol, 55, dirige el equipo de la sala de emergencias en el hospital de San Carlos en Madrid, donde ha trabajado durante los últimos 25 años.
Juan González Armengol, 55, dirige el equipo de la sala de emergencias en el hospital de San Carlos en Madrid, donde ha trabajado durante los últimos 25 años.  NBC News

"Podríamos haber tenido más camas de unidades de cuidados intensivos para ellos, por lo que se podría haber dado ventilación a más pacientes, y esto habría salvado vidas", dijo Barreiro.

Lo mismo ocurrió en Estados Unidos, donde la Casa Blanca tuvo aviso previo de que la enfermedad con seguridad llegaría al país. En vez de enfocarse en conseguir suficientes suministros médicos urgentes de primera línea para los hospitales, el gobierno de Trump se enfocó en bloquear los vuelos provenientes de China. 

Esa estrategia, como han señalado expertos como Jeremy Konyndyk, antiguo experto en pandemias en la administración del expresidente Barack Obama, fue fallida.

En primer lugar, no todos los vuelos se bloquearon: unas 40,000 personas siguieron llegando de China después del bloqueo. Los aeropuertos y las oficinas de aduanas de los cientos de ciudades del país que regularmente reciben visitantes chinos no tuvieron suficiente previo aviso para prepararse y no era claro dónde iban a colocar a la gente que siguiera llegando al país.

El enfoque debió haber estado en suplir adecuadamente los hospitales, ha dicho Konyndyk. Otros países como Alemania sí tomaron esas acciones, por ejemplo, pero no fue así en EE.UU. ni en España. 

Allí, la falta de preparación ha dejado a médicos experimentados en enfermedades infecciosas como Barreiro tratando de hacer malabares con los pacientes y la logística, mientras que también trabaja para mantenerse al tanto de las últimas investigaciones mundiales sobre el desarrollo de medicamentos y las opciones de tratamiento.

"Tenemos que estar aquí, nadie más puede hacerlo", dijo Barreiro.

Trabajadores médicos con máscaras saludan desde el hospital La Paz en Madrid, en marzo.
Trabajadores médicos con máscaras saludan desde el hospital La Paz en Madrid, en marzo.Manu Fernández / AP

La Dra. Teresa Aldamiz, de 39 años, que trabaja en el equipo de enfermedades infecciosas de Gregorio Marañón, dijo que nunca había visto una tasa de mortalidad tan alta y que se siente inútil contra el virus.

"En términos de nuestra moral, somos muy pesimistas sobre lo que está pasando", reconoció. "No es la forma en que solíamos pensar que se debe llevar a cabo nuestra profesión".

Su colega Montserrat Jiménez, de 50 años, calificó su trabajo dentro del hospital en las últimas semanas como una experiencia "extraordinaria". "Se siente como medicina de combate", dijo. "Emocional, psicológicamente, es difícil, porque desde el principio, no anticipamos esto, estábamos improvisando día a día".

Sin embargo, hay una cosa que sí les hace ilusión a los médicos, a pesar de los largos días y el estrés, y es el aplauso público nocturno del país para los trabajadores sanitarios. Incluso altos funcionarios médicos dicen que se sienten alentados por la ruidosa apreciación que se escucha en toda España desde las puertas, balcones y terrazas todas las noches a las 8 p.m.

"Es algo completamente emocional", dice Carlos Artundo, de 65 años, director general de salud de la región de Navarra en el norte del país, que trabaja en su hogar de forma aislada y pasa largos días en llamadas de conferencia tomando decisiones difíciles sobre su personal y recursos. "Recibo fuerza y ​​mucha energía para seguir trabajando".

"Está muy claro que tienen que luchar contra esta pandemia", dice sobre los cientos de médicos que trabajan bajo su dirección. "En última instancia, es el sistema de salud el que tiene que hacer frente a la situación y resolverla".

Con información de NBC News.

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