Una medicina utilizada como tratamiento contra la malaria, el lupus y la artritis ha provocado una pelea dentro del grupo de trabajo de la Casa Blanca que lucha contra la pandemia de coronavirus.
En el centro de la discusión están el asesor comercial Peter Navarro y el doctor Anthony Fauci, principal experto médico del grupo, pero el desencuentro afecta también al presidente, Donald Trump, que ha defendido ferviente y repetidamente el uso de este fármaco para tratar el coronavirus pese a la ausencia de pruebas concluyentes sobre su eficacia.
Este sábado, durante una reunión del grupo de trabajo, Navarro aseguró haber leído múltiples estudios que señalan la “evidente eficacia terapéutica” de la hidroxicloroquina, según reportó la web informativa Axios a partir del testimonio de cuatro personas presentes en la reunión.
Fauci, que dirige desde 1984 el Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas, le replicó que la evidencia a favor de la hidroxicloroquina solo es anecdótica, dado que los estudios hechos en Francia y China son inadecuados y se necesita más información para asegurar su efectividad.
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Ello desató, según los testimonios, un enfrentamiento acalorado en este equipo de trabajo. Navarro habría levantado la voz y acusado a Fauci de haberse opuesto a las restricciones de viaje desde China, mientras que otros miembros del grupo, como el vicepresidente, Mike Pence, trataban de moderar la discusión.
Después del enfrentamiento, en conferencia de prensa, Trump apoyó el uso de la medicina y dijo que podría usarla él mismo aunque no tiene síntomas del virus. También anunció que su Gobierno ha comprado 29 millones de pastillas que enviará a laboratorios, al Ejército y a hospitales.
Cuando un periodista intentó preguntar su opinión a Fauci, el presidente le interrumpió y no le permitió responder: "¿Sabes cuántas veces ha respondido esa pregunta? Quizá 15 veces".
Una medicina sin testar
Hasta el momento no existe vacuna, cura ni tratamiento contra el COVID-19 porque es una enfermedad que nunca se había visto en humanos. Todos los tratamientos se encuentran actualmente en fase de experimentación y su aprobación para su uso contra el coronavirus puede tardar al menos un año.
No obstante, a mediados de marzo, Trump dijo en conferencia de prensa que la cloroquina podría marcar un punto de inflexión en el tratamiento del COVID-19, pese a que su uso contra el coronavirus sólo ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) para casos en los que el paciente está desahuciado.
Este domingo, el presidente volvió a apoyar el uso extendido de la hidroxicloroquina como tratamiento contra el coronavirus, diciendo que la medicina está siendo probada y que muestra mucho potencial.
“Si funciona, sería una pena que no lo hiciéramos antes”, dijo en conferencia de prensa, “¿qué tenemos que perder?”.
Sin embargo, los especialistas alertan que el uso inadecuado del medicamento puede cobrarse hasta la vida del paciente.
“La hidroxicloroquina tiene efectos secundarios”, dijo la doctora Megan L. Ranney al diario The New York Times, “causa síntomas psiquiátricos, problemas cardiacos y una serie de otros efectos secundarios negativos".
A ello se suma que su uso ha fallado en pruebas como tratamiento contra la influenza y el ébola, de acuerdo con el diario.
Una pareja en Arizona sin síntomas de coronavirus ingirió fosfato de cloroquina de manera preventiva, lo que les provocó graves problemas gastrointestinales y anomalías cardíacas. El hombre falleció y la mujer acabó en el hospital.
Después del incidente, los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en inglés) alertaron que el uso de fosfato de cloroquina puede ser altamente peligroso.
La FDA recomienda que usted no ingiera cualquier forma de cloroquina a menos que haya sido recetada por su medico y haya sido obtenida por fuentes confiables. Este producto puede provocarle enfermedades graves o la muerte.
Con información de Axios y The New York Times.
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