Por Matthew Bodner - NBC News
Si bien desde Moscú hasta Montreal las autoridades han sometido a su población a algún tipo de medidas para frenar la propagación del coronavirus, hay un gobernante que se mantiene firme en su idea de que el resto del mundo se ha vuelto loco: el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
"¡Es mejor morir de pie que vivir de rodillas!", le dijo Lukashenko a un reportero de la televisión nacional este sábado cuando se le preguntó si la pandemia detendría sus intenciones de participar ese día en un juego de hockey sobre hielo.
"¿Yo? ¿Por qué? No entiendo. Aquí no hay virus”, dijo el mandatario, señalando la pista del estadio donde luego jugó, “esto es un refrigerador, es lo mejor para la salud. Los deportes, especialmente los de hielo, son mejor que cualquier medicamento antiviral".
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Lukashenko es uno de los líderes que más tiempo lleva gobernando en la antigua Unión Soviética: lleva en el poder un cuarto de siglo. Bajo su mandato, se ha desarrollado una brutal represión contra la disidencia.
Durante semanas, Lukashenko ha minimizado la amenaza del COVID-19. En lugar de preparar a su país, ha cuestionado de manera rutinaria y abierta la respuesta del mundo, tachándola en varias ocasiones de "psicosis".
Se ha esforzado así por mantener abiertas las fábricas y comercios, así como los eventos culturales y deportivos. Según el Ministerio de Salud de Bielorrusia, solo se han reportado 152 casos de coronavirus con una población de 9,5 millones de personas.
Hace dos semanas, el mandatario insistió en que el país ha sobrevivido situaciones peores. Las saunas, el vodka y el cuidado de los campos son el mejor remedio para quienes temen la propagación del virus, añadió.
"Los tractores sanarán a todos", dijo, "los campos sanarán a todos".
Los remedios caseros propuestos por Lukashenko para curar el virus están alineados con los de otros líderes postsoviéticos. Gurbanguly Berdymukhamedov, presidente de Turkmenistán, ha citado sus propios escritos sobre la vida vegetal de su nación y ha declarado que se puede encontrar la cura al nuevo coronavirus en una hierba que crece en el país.
El presidente ruso, Vladímir Putin, también minimizó en un principio la amenaza del virus, insistiendo durante semanas en que la situación estaba bajo control. Comenzó a cambiar de discurso la semana pasada en una alocución nacional en la que pidió a los rusos que se queden en casa, y este miércoles ha participado en una reunión por videoconferencia tras un contacto con un médico contagiado.
Lukashenko parece no haberse sorprendido por la admisión de Putin de que la situación es más grave de lo que parecía.
"Esta psicosis ha paralizado las economías nacionales en casi todo el mundo", dijo mientras visitaba una fábrica el viernes, "incluso la Federación Rusa, que es similar a nosotros, ha comenzado a cerrar negocios".
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