Por MARÍA PEÑA
WASHINGTON DC.— El Departamento de Justicia ha dado instrucciones a todos los fiscales y autoridades policiales del país para que procesen por cargos de terrorismo a aquellas personas que, a propósito, propaguen el coronavirus, o amenacen con hacerlo.
El fiscal general adjunto Jeffrey Rosen, ha enviado un memorándum, reportado por la web informativa Politico, en el que insta a presentar acusaciones por la “exposición e infección deliberada” de esta enfermedad, que en Estados Unidos ha contagiado a más de 60,000 personas y ha causado al menos 800.
Según Rosen, el coronavirus cumple con la definición legal de agente biológico y, por tanto, si una persona lo contagia a otra a propósito podría ser sometida a “los estatutos relacionados con el terrorismo” que existen en el código penal.
“Amenazas o intentos de utilizar el Covid-19 como un arma contra los estadounidenses no serán tolerados”, subrayó Rosen.
Precisamente ayer el FBI hizo pública una alerta en la que aseguraba que grupos supremacistas blancos animaban a contagiar la enfermedad a judíos y policías.
Esta directiva envía un mensaje “tan dañino como contraproducente”, ha opinado sin embargo la Unión estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés).
Hina Shamsi, directora del Proyecto de Seguridad Nacional de ACLU, ha instado al Departamento de Justicia a “acatar el consejo de los expertos en salud pública de promover la confianza del público en la ciencia y reducir las poblaciones carcelarias”.
En su opinión, con la amenaza de usar poderes coercitivos “vagos, demasiados generales y fallidos”, la gente “tendrá aún más temor de buscar atención médica”.
En Nueva Jersey, por ejemplo, un hombre que presuntamente tosió a un trabajador de supermercado y le dijo que estaba contagiado con el coronavirus ha sido procesado este martes por amenazas terroristas, según informa la cadena NBC.
George Falcone, de 50 años, se encontraba cerca de una empleada de la sección de comida de un supermercado Wegmans y ésta le pidió que se retirara hacia atrás, según la acusación de la fiscalía. En su lugar, el hombre se acercó a la empleada, se inclinó sobre ella y tosió; luego se rió, le dijo que estaba contagiado de coronavirus, y le dijo a otros empleados que tenía suerte de tener trabajo.
“Son tiempos extremadamente difíciles en los que todos estamos llamados a ser considerados con los demás, y no entrar en intimidaciones o extender el miedo, como parece ser este caso”, dijo la fiscalía en un comunicado.
Un cargo de terrorismo en tercer grado acarrea una sentencia de tres a cinco años de prisión; el acoso está penado con hasta seis meses. Además, se le acusa de obstruir a la justicia, lo que podría castigarse con hasta 18 meses.
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