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Protegerse del coronavirus cuando no hay agua potable: el dilema de millones de mexicanos

Al igual que sucede en muchos países latinoamericanos, en México también escasea el agua potable lo que dificulta seguir las recomendaciones de la OMS para impedir el contagio del coronavirus como lavarse las manos con agua y jabón.

Por Albinson Linares

CIUDAD DE MÉXICO — Cada fin de semana, Iván Hernández Ortiz abre la llave del fregadero y sueña con que salga agua cristalina para beber, cocinar, lavar los trastes y la ropa, bañarse y, en tiempos del coronavirus, lavarse concienzudamente las manos. Pero eso nunca sucede.

“Acá decimos que nos mandan agua de tamarindo por las tuberías”, dice entre risas a Noticias Telemundo este profesor de química y biología, de 36 años, que enseña en una secundaria y desde hace más de tres décadas vive en la populosa delegación de Iztapalapa en Ciudad de México. Solo puede tomar el agua embotellada que compra de manera recurrente. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la principal recomendación para prevenir la transmisión del coronavirus es lavarse las manos, de manera meticulosa y constante, con agua y jabón. Sin embargo, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia calcula que 40% de la población global, es decir, 3000 millones de personas, carecen de medios para lavarse las manos en casa.

En México existen entre 12 y 15 millones de personas que no tienen acceso alguno al agua potable debido a una distribución desigual en el país y casi la mitad de la población no posee instalaciones sanitarias suficientes, como las requeridas para lavarse bien las manos.

Además, los lugares que tienen mayor acceso al agua potable, sobre todo áreas urbanas, pierden el 40% del líquido a causa de fugas, según estadísticas de la Comisión Nacional de Agua (Conagua). En medio de la emergencia por el coronavirus, al menos cinco alcaldías de la capital mexicana presentan problemas con el suministro de agua.

La escasez de agua es un tema recurrente en libros como La sequía de James Ballard o historias distópicas como Mad Max y Waterworld, donde el líquido que es fundamental para la vida motiva cruentas guerras y transacciones violentas. De alguna manera, personas como Hernández Ortiz y sus familiares han vivido cerca de ese futuro apocalíptico desde hace muchos años.

“Desde que tengo memoria solo nos llega una vez a la semana y muy sucia por la materia orgánica y el lodo”, explica el profesor. “Ahora por el virus mandan a lavarse las manos constantemente pero la gente de estas zonas no consigue gel antibacterial, entonces se compran garrafones de agua y eso es más caro. Me preocupa porque aquí no veo a nadie cumpliendo las recomendaciones, todos se saludan de mano y beso, escupen y estornudan en la cara de los otros”.

La pandemia de coronavirus mantiene en vilo al mundo tras contagiar a nivel global a más de 225,000 personas y provocar la muerte otras 10,000, según datos del Centro John Hopkins de Estados Unidos. En México se han confirmado 203 casos, según las autoridades sanitarias, sin embargo, el subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud, Hugo López-Gatell, advirtió recientemente que la epidemia podía durar al menos 12 semanas en el país.

No solo hay escasez de agua o fugas en ciertos lugares de México: en aquellos donde sí es más accesible, una quinta parte de esa agua está contaminada por distintos residuos, de acuerdo con la asociación civil Consejo Consultivo del Agua, que lleva varios años pidiendo mejores medidas de ahorro, captación y distribución.

“En delegaciones como Iztapalapa, Azcapotzalco e Iztacalco el agua llega con altas concentraciones de hierro, sodio, sílice y magnesio, entre otros elementos”, afirma Carlos Vargas Cabrera, hidrogeólogo y representante de Agua para Todos, una organización que lucha por los derechos del agua. “Eso hace que el agua no sea potable y, muchas veces, tampoco sirve para lavarse. Hemos detectado pozos que incluso tienen altos índices de bacterias fecales”.

Noticias Telemundo contactó a diversos expertos en medicina, epidemiología, salud pública y biología para ofrecer algunos consejos a la población que vive en zonas donde el servicio de agua es muy espaciado y la calidad del líquido no es óptima para consumo, ni para garantizar la salubridad de sus pobladores.

Un grupo de manifestantes protestaba durante el IV Foro Mundial del Agua que se celebró en Ciudad de México, en 2006.
Un grupo de manifestantes protestaba durante el IV Foro Mundial del Agua que se celebró en Ciudad de México, en 2006.AP

1.-Aclare el agua con telas o fibras

Si su caso es similar al de Hernández Ortiz y el agua que sale por las tuberías de su zona es turbia y presenta múltiples partículas en suspensión puede usar pastillas clarificadoras que “precipitan el contenido orgánico” presente en el líquido. Si no las tiene lo primero que debe hacer es almacenarla en recipientes y dejarla reposar un rato.

“Las personas pobres son la población más vulnerable porque viven en un círculo vicioso: no pueden quedarse en casa porque necesitan salir a trabajar pero, al hacerlo, corren el riesgo de contagiarse y llevar el virus a sus casas donde suelen vivir hacinados. Para la sociedad es una situación explosiva porque pueden desencadenar un foco de intensa transmisión”, explica Alejandro Macías, infectólogo y excomisionado nacional para la prevención y control durante el brote de influenza AH1N1 de 2009. “El mensaje para ellos es que si no tienen acceso a gel o alcohol y el agua es mala deben esperar a que repose y luego intentar filtrarla”.

Macías explica que, luego de que el líquido se sedimente, puede filtrarse usando fibras, telas o mallas que separen las partículas. “La gente tiene que entender que si el agua no es clara no sirve, no usen eso porque se pueden enfermar de otra cosa y eso los debilita ante el posible contagio del coronavirus”, advierte.

 

2.-Los filtros caseros de arena y carbón pueden ayudar

La fabricación de filtros rudimentarios, con rocas de diversos tamaños, carbón y arena, no es un proceso complejo y permite la filtración lenta del agua que presenta una coloración oscura por la presencia de múltiples sedimentos.

“Esos filtros se pueden hacer con recipientes grandes. En la parte más alta se ubica la grava de mayor diámetro que se va reduciendo hasta terminar en arena y también se le agrega una capa de carbón activado”, comenta Laura Lobaco, bióloga y representante del Programa Universitario de Manejo, Uso y Reúso del Agua de la UNAM. “Por ahí se puede hacer pasar el agua para usarla en diferentes actividades que no sea el consumo porque, aunque va a salir transparente, habría que evaluar la calidad química y microbiológica”.

3.-Una vez que el agua se vea clara puede hervirla pero, sobre todo, agréguele cloro

Malaquías López-Cervantes, médico y profesor de Salud Pública en la UNAM, dice que en medio de la crisis desatada por el coronavirus ha sido muy fácil recomendar que todo el mundo use gel antibacterial y se lave las manos con frecuencia pero “eso no es posible” para gran parte de la población mexicana y de muchos países en América Latina. Además, debido a la pandemia, se ha desencadenado una fiebre de compras nerviosas que ha agotado elementos como los alcoholes y el gel en muchas regiones del país.

Es por eso que ha investigado para adaptar los consejos de la OMS a un contexto más realista. López-Cervantes explica que hervir el agua ayuda a matar muchos microbios pero insiste en una medida adicional.  “Una posibilidad sería tomar un litro de agua y ponerle una cucharada de cloro de uso doméstico. Esa solución se revuelve bien y se puede utilizar para limpiarse con un pequeño trapo que se sumerge, se exprime y se limpian las manos”, comenta mientras explica que así no se usa mucha agua y es una alternativa efectiva para inactivar los gérmenes.

Sin embargo, cabe la posibilidad de que, si la persona no es cuidadosa, los trapos o telas usados también puedan contaminarse. “Por eso también pueden cargar un atomizador, que no son caros e incluso pueden reutilizarse, y se rocían las manos cada cierto tiempo”.

Aunque Macías y Lobaco coinciden en que el uso de cloro es fundamental, son más precisos sobre la cantidad que debe usarse. Para Macías no debe agregarse más de 4 o 5 gotas por litro, mientras que Lobaco afirma de manera tajante que la concentración debe ser muy baja. “Se recomienda al 0.05% y utilizarlo tanto puede ocasionar reacciones en la piel. Es útil y, como estamos en emergencia, puede usarse pero hay que ser cuidadosos con la proporción; no es echar un chorro y ya”, advierte Lobaco.

4.-Limpie y purifique los tanques y grandes recipientes de agua

Debido al precario servicio de distribución, caracterizado por sus frecuentes y largas interrupciones además de la antigüedad de la red de tuberías y la cuestionable calidad del líquido que llega a las casas, la industria de cisternas, tanques y piletas de agua es masiva en América Latina, y México no es la excepción. Cuando el agua finalmente llega a los sectores más pobres, la gente suele almacenar el líquido en esos espacios con capacidad para centenares o miles de litros.

“Los lugares donde se almacena el agua como tinacos, tambos, botes o cisternas también tienen que ser lavados y la manera adecuada de hacerlo es con cloro”, dice Lobaco quien asegura que desinfectar esos tanques o sistemas de almacenamiento es fundamental para prevenir cualquier enfermedad, sobre todo en esta época del nuevo coronavirus.

Aún no hay evidencia de que el SARS-Cov2, la nueva cepa de coronavirus, pueda sobrevivir en cuerpos de agua, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca en un documento técnico de principios de marzo que hay registros de otros tipos de coronavirus que se mantienen activos hasta por dos días en agua del grifo no clorada. Alrededor de 1% de otros coronavirus han llegado a sobrevivir por hasta dos semanas en aguas residuales, en tanto.

“Las personas creen que por agregar más cloro el agua va a estar más desinfectada y no funciona así. La recomendación es que en el caso de usar pastillas de cloro que es hipoclorito de calcio (cal clorada) se utilicen siete gramos por cada 1000 litros”.

Personas buscando agua en San José de los Cabos, México, en septiembre de 2014.
Personas buscando agua en San José de los Cabos, México, en septiembre de 2014.AP

5.-La luz del sol es muy útil para purificar

Lobaco, la bióloga de la UNAM, recuerda que desafortunadamente muchas personas sin recursos se ven obligadas a consumir el agua que llega de las tuberías. Por eso ofrece un consejo adicional que es usar la luz solar como una medida más para mejorar la calidad de las reservas líquidas que las personas más vulnerables tienen a su disposición.

“El sol es una fuente de rayos ultravioleta y esa luz permite la desinfección por lo que también puede usarse. Sin embargo, forma parte de un proceso porque una sola medida no basta debido a las malas condiciones del agua, por eso es recomendable combinar la mayoría de estas recomendaciones”, explica Lobaco mientras advierte que, como paso final, resulta primordial sellar estos dispositivos de almacenamiento porque el aire también es una fuente de contaminación, al ser un vehículo tanto de sedimentos como de polvo o microorganismos.

6.-Las botellas y cilindros personales de agua y otros líquidos también son importantes

No todos podrán recluirse durante los peores momentos de la pandemia. Por razones económicas o por la naturaleza misma de sus trabajos tendrán que seguir asistiendo a sus oficinas. Los expertos insisten en que la gente deje de compartir envases, tazas y vasos, entre otras recomendaciones.

“Recordemos que una fuente de contagio es la saliva por eso no peguemos nuestros recipientes ni a los bebederos, ni a los filtros de las oficinas eso es un factor de riesgo para otras personas”, asevera Lobaco. “He visto gente lavándose las manos en los bebederos públicos, eso no se debe hacer. Sean conscientes”.

Todos los expertos consultados coinciden en que mantener una dieta balanceada, dormir bien, racionar el uso de las redes sociales y llamar a los amigos y familiares son actividades que influyen benéficamente en la salud en general y logran que estemos mejor preparados ante el coronavirus o cualquier otra eventualidad.

Para Hernández Ortiz, quien vive en Iztapalapa con su esposa y dos hijos, las próximas semanas van a ser una dura prueba. Aunque, como profesor de biología y química es un experto en el reciclaje y la purificación de agua, además de la elaboración de líquidos desinfectantes, en los últimos días siente que la tranquilidad de sus vecinos es un riesgo enorme.

“Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, pero eso no basta sin que todo el mundo participe. Es el momento de unirnos como mexicanos para que esto no nos rebase”, dice por teléfono, mientras revisa sus reservas de agua potable. “Si no hacemos caso, puede pasar cualquier cosa”.

Si usted tiene información de casos de coronavirus en México puede escribirnos a albinson.linares@nbcuni.com.

La reportera Marina E. Franco colaboró con la investigación de este reportaje.

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