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Cómo prepararse para el coronavirus: por qué compramos demasiado papel higiénico y qué otras cosas sí deberíamos hacer

El mismo mecanismo que evita que nos muerda una serpiente es el que nos lleva a hacer acopio innecesario de papel higiénico por la pandemia de coronavirus. Así funciona y así puede derrotarlo.

“Sólo le pedimos a la gente que no entre en pánico cuando va a comprar”, aseguró el agente de policía Andrew New. “No es necesario, esto no es Mad Max”, añadió, haciendo referencia a la saga cinematográfica ambientada en un futuro cercano y en un mundo pos-apocalíptico en el que bandas de forajidos despiadados batallan por alimentos y combustible entre las ruinas de la civilización.

La pelea que originó el comentario del policía fue mucho más banal: un grupo de mujeres se gritaron y golpearon en un supermercado de Sydney (Australia) por un carro repleto de papel higiénico. Dos de ellas, de 23 y 60 años, acabaron ante el juez por la refriega, según informa el diario The Guardian.

¿El motivo? Al parecer, una de ellas estaba haciendo acopio de papel higiénico, supuestamente en preparación para posibles medidas de cuarentena por la pandemia de coronavirus.

El hecho es que, en la mayoría del mundo, esas medidas son todavía relativamente laxas.

China colocó en cuarentena a varias ciudades (incluida Wuhan, considerada epicentro de la epidemia) con millones de habitantes, e Italia ha aislado a todo el país, prohibiendo los desplazamientos innecesarios e incluso cerrando establecimientos comerciales.

Pero las autoridades estadounidenses, encabezadas por el presidente, Donald Trump, al igual que en el resto de países, han llamado a mantener la calma. Sin embargo, si aunque no debamos (recuerde: no hay motivo para ello), entramos en pánico, ¿qué extraño mecanismo psicológico nos lleva a –entre todos los bienes de primera necesidad que podríamos precisar– acaparar el papel higiénico?

“Se trata de recuperar el control en un mundo que sentimos fuera de control”, explica el psicólogo Paul Madsden a la cadena CNBC, que cita tres principios detrás de estas compras: la autonomía (esa necesidad de control), la conexión (es algo que no hacemos sólo nosotros sino todos como sociedad), y la competencia (la sensación de estar haciendo algo inteligente).

Compradores en una tienda Costco el 7 de marzo en Tacoma (Washington).
Compradores en una tienda Costco el 7 de marzo en Tacoma (Washington). AP

Se suman además otros factores específicos de esta epidemia, de acuerdo con Sander van der Linden, profesor de Psicología de la Universidad británica de Cambridge.

“En Estados Unidos, la gente está recibiendo mensajes en conflicto entre los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en inglés) y el Gobierno de Donald Trump”, explica a CNBC, “cuando una organización dice que es urgente, y otra dice que está bajo control, la gente se preocupa”.

Y el miedo se contagia, añade Van Der Linden: “Cuando la gente se estresa se le nubla la razón, así que miran a ver qué está haciendo otra gente. Si están acaparando, eso te lleva a repetir ese comportamiento”. “La gente ve fotos de estantes vacíos e, independientemente de es racional, les envía la señal de que es lo que deben hacer”, concluye.

“Desde una perspectiva evolutiva”, explica, “cuando no sabemos reaccionar a algo, buscamos guía en los demás. Si estás en la selva y alguien salta para alejarse de una serpiente, automáticamente tú haces lo mismo. Pero a veces eso queda malversado y se te dice que hagas algo que no es lo correcto”.

Algo como comprar papel higiénico, además de gel desinfectante, jabón o comida. “Es un icono del pánico en masa”, explica el experto Dimitrios Tsivrikos, “en tiempos de incertidumbre, la gente entra en la zona del pánico que les hace ser irracionales y completamente neuróticos”.

Su explicación es sencilla: aquellos que entran en un supermercado siguiendo este mecanismo psicológico que lleva a comprar para recuperar el control, encuentran en el papel higiénico el producto idóneo porque es barato y abulta mucho.  

Esta respuesta natural es, “por una parte, comprensible, y por la otra excesiva”, opina el psicólogo y profesor universitario Steven Taylor. “Cuando a la gente se le dice que viene algo peligroso pero sólo es necesario lavarse las manos, eso no le parece proporcionado ante tal amenaza”, añade en declaraciones a la cadena CNN, “un peligro especial requiere de precauciones especiales”.

El coronavirus está provocando una psicología de la supervivencia que lleva a acaparar todos los bienes esenciales posibles en casa, añade Frank Farley, ex presidente de la Asociación estadounidense de Psicología. “Después de todo, si se nos acaba [el papel higiénico], ¿con qué lo vamos a sustituir?”, concluye.

El Departamento de Seguridad Nacional aconseja almacenar en casa comida y agua suficiente para dos semanas, además de medicamentos.

Nada dice de comprar papel higiénico, aunque tampoco de no comprarlo: la única instrucción específica de las autoridades en ese sentido es no adquirir mascarillas porque no son apenas útiles para evitar el contagio y se están agotando, lo que pone en peligro a personas (como doctoras o enfermeros) que sí las necesitan perentoriamente.

“Incluso la gente que hace fila en el supermercado para comprar papel higiénico no tiene ni idea de por qué está comprando papel higiénico”, explica el profesor de Psicología Andy Yap a la revista Time, “sólo ven a otra gente haciéndolo y empiezan ellos a hacer lo mismo porque tienen miedo a perderse algo importante”.

Esta necesidad de control puede exacerbarse en Estados Unidos, más allá del mensaje conflictivo entre expertos y las autoridades, según la académica Amy Dalton: “Son desconfiados, muy individualistas, y no tienen fe en el Gobierno”.

¿Qué hacer entonces para no llegar a extremos ridículos, como sucedió en Hong Kong, donde una banda robó a mano armada en febrero 600 rollos de papel higiénico (valorados en 130 dólares)?

Cuatro consejos: manténgase en sintonía con las autoridades (los CDC actualizan constantemente su información sobre la pandemia), mantenga la calma (haga ejercicio, meditación, emplee todos los mecanismos que tenga para mantener el sentido común), no se deje contagiar por el miedo (recuerde su responsabilidad hacia las personas que le quieren y dependen de usted), y no pierda nunca la perspectiva (lo que ve en las redes sociales o en la televisión es sólo una parte de todo lo que está ocurriendo).

Lo más probable es que esta crisis pase, como otras antes, y pueda seguir con su vida normal. No acabe como esas mujeres australianas que se pelearon y ahora deben comparecer ante un juez, o como otra que, por equivocación, compró 2,304 rollos de papel higiénico: suficientes para 12 años: “Me sentí un poco como una idiota”, se lamenta ahora.

Editado por Bruno G. Gallo