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'Prohibidos los besos y abrazos': las medidas extremas que se han impuesto para frenar el coronavirus

Los saludos, las chocadas de mano y todas las demás muestras de afecto que requieren contacto físico están en la mira de las autoridades de países como Italia y Francia por el temor al contagio.

El nuevo coronavirus tiene al mundo en vilo. Para combatirlo, autoridades sanitarias y médicos han sugerido medidas que en otras circunstancias podrían parecer extremas. La regla sugerida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de guardar un metro de distancia con las personas que presenten síntomas resume el principio, aunque no se agota ahí.

Francia e Italia, por ejemplo, han pedido a sus ciudadanos que eviten el tradicional saludo de beso en la mejilla. Mientras tanto, a los estadounidenses se les ha pedido que piensen dos veces antes de darse abrazos de camaradería o chocar la mano.

"Las personas en grupos han comenzado a sugerir que ya no nos demos el doble beso en la mejilla como saludo o despedida", dijo a la web informativa Bloomberg la economista Giorgia Nigri, residente de 36 años de edad en Roma.

“Al principio me pilló desprevenida y me molestó. Pero supongo que en grupos más grandes, especialmente con extraños, tiene sentido".

La Iglesia Católica en México ha pedido a sus fieles que cambien el tradicional saludo de la paz durante misa por una reverencia con las manos juntas, a fin de evitar el contacto. Y en Italia algunas iglesias han empezado a dejar de dar la hostia de la comunión en la lengua, poniéndolas en cambio en las manos.

Los epidemiólogos creen que evitar el contacto puede ayudar a detener el avance de la enfermedad, de la que hay casi 90,000 casos de contagio en 66 países (más de 80,000 en China) y que se ha cobrado casi 3,000 vidas (2,900 en China).

Autoridades sanitarias de Singapur, India, Rusia e Irán han pedido públicamente que las personas se abstengan de darse abrazos, besos y saludos. Y en Francia además han cerrado el museo de Louvre por segundo día consecutivo este lunes, ante el temor del contagio por la nutrida concurrencia.

"No necesitamos alterar nuestros hábitos por el resto de nuestras vidas", dijo a Bloomberg el virólogo John Oxford, quien imparte clases en la Universidad Queen Mary de Londres. "Lo único que sugiero es hasta que se resuelva esta crisis".

El presidente chino, Xi Jinping dijo ante una multitud en una inusual aparición en público a principios de este mes que era mejor no saludarse con las manos.

La Organización Mundial de la Salud ha recomendado que se mantenga al menos un metro de distancia con las personas que muestren síntomas del virus, que son similares a los del resfriado común, como la tos seca, la fiebre y los problemas para respirar.

Otras medidas de sentido común incluyen evitar estornudar en las manos, cubriéndose en vez con la parte interior del codo. Evitar tocar con la mano superficies que hayan estado en contacto con muchas personas, como botones de elevador, que se pueden tocar en vez con los nudillos. Entre otras.

Pero ha habido decisiones mucho más polémicas. En Italia, donde hay más de 2,000 casos y han muerto dos personas, 11 pueblos han sido puestos bajo cuarentena, según reporta la agencia de noticias Reuters.

Es una medida que China ensayó. Más de 11 millones de personas en la provincia de Hubei fueron puestas en cuarentena por el gobierno chino. Tras las críticas internacionales que recibieron por su respuesta a la crisis, las autoridades del país asiático ahora se jactan de haber actuado conforme lo exigían las circunstancias.

El epidemiólogo chino Zhong Nanshan, famoso por su descubrimiento del SARS (otro coronavirus que se detectó en China en 2003), dijo que el virus estaría prácticamente controlado en China para fines de abril.

“No fue fácil, pero China lo hizo”, dijo un portavoz de la embajada china en Singapur en tono triunfante, según recogió la revista Fortune. “Sin un liderazgo fuerte y un sistema social eficiente, esto hubiera sido una misión imposible”.

Sin embargo, todavía es demasiado pronto para cantar victoria. Hasta ahora no se cuenta con una vacuna contra el virus. Y los científicos desconocen detalles clave sobre cómo se propaga que podrían servir para detenerlo.

Además, la hipótesis respaldada por el presidente Donald Trump de que el brote desaparecerá con la llegada de un tiempo más cálido, en abril, como sucede con la influenza, no está comprobada.

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