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El décimo debate demócrata deriva en una batalla agresiva de todos contra todos... y contra Sanders

El senador se mantiene como favorito en las encuestas pese a los repetidos ataques de sus rivales.

Por María Peña

WASHINGTON.— El décimo debate demócrata este martes en Carolina del Sur fue un encuentro de “todos contra todos” en el que el exvicepresidente Joe Biden vaticinó que mantendrá su ventaja en el sureño estado, mientras el senador Bernie Sanders hubo de responder a ataques de sus rivales por su presunto radicalismo.

El debate, que enfrentó a siete rivales por la nominación presidencial demócrata en Charleston, se realizó a cuatro días de las primarias en Carolina del Sur y a una semana del llamado Supermartes, en el que 14 estados realizarán primarias.

Durante y después del debate, Biden vaticinó que, aunque ha tenido una baja actuación en las justas de Iowa, New Hampshire y Nevada -quedó en segundo lugar en ese último-, ganará en Carolina del Sur el próximo sábado, debido al fuerte apoyo que tiene en la comunidad afroamericana. No quiso precisar si abandonará la contienda en caso de que pierda en el estado.

A lo largo del debate, sin embargo, quedó claro que el deseo de los candidatos en el escenario en el Gaillard Center era frenar el impulso de Sanders, quien logró la mayoría de votos en Iowa, y ganó en las primarias de New Hampshire y Nevada.

En Nevada, Sanders obtuvo el compromiso de 24 delegados estatales, seguido por Biden, con 9, y el exalcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg, con tres.

En Carolina del Sur, hay un total de 54 delegados en disputa y esa primaria será, según observadores, un momento definitorio para Biden, quien goza del apoyo de la minoría afroamericana en el estado.

El aparente caos en el escenario, en el que todos se interrumpían, gritaban, se hacían reproches o hablaban fuera de turno, ilustró la intención de los candidatos por mantenerse en la delantera, y suscitó críticas de los polítologos.

 Según un promedio de encuestas de RealClearPolitics, Sanders se mantiene a la cabeza con 28,8%, seguido por Biden, con 17,4%, y el exalcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, con 14,8%.

Un promedio de encuestas de RealClearPolitics muestra la ventaja de Sanders sobre el resto de sus rivales en la contienda
Un promedio de encuestas de RealClearPolitics muestra la ventaja de Sanders sobre el resto de sus rivales en la contiendaGráfica tomada de la página web de RealClearPolitics / Noticias Telemundo

Consciente de que su campaña peligra, Biden ha lanzado un anuncio en el que asegura que Sanders sería incapaz de fortalecer el legado de Obama.

Pero Biden no es el único que está en la cuerda floja a estas alturas de la contienda, al no poder cimentar el apoyo de las minorías: también lo están las campañas de las senadoras Elizabeth Warren y Amy Klobuchar, y del ex alcalde Pete Buttigieg.

Eso explica por qué el debate de anoche fuera, más que todo, una especie de emboscada de seis contra Sanders.

Buttigieg, por ejemplo, opinó que en la contienda general no está en juego sólo la Casa Blanca sino que la posible nominación de Sanders perjudicaría los planes demócratas de mantener el control de la Cámara de Representantes y recuperar el del Senado.

El debate se caracterizó por ataques contra las propuestas de Sanders y su costo exorbitante, así como su elogio a Fidel Castro.

Sanders respondió que ningún régimen autoritario es bueno, y que sus afirmaciones respecto al gobierno castrista no fueron tan distintas a las que en su día hizo Obama sobre el avance de Cuba en materia de educación.

Biden replicó que Obama jamás alabó al régimen castrista, y continuó atacando a Sanders, como cuando afirmó que, gracias a que el senador votó en contra de una medida para el control de armas, en 2015, un supremacista blanco entró a una iglesia afroamericana y dio muerte a nueve feligreses.

En otro momento, Biden acusó a Sanders de dar “absoluta inmunidad” a los fabricantes de armas, y afirmó falsamente que “150 millones de personas han sido asesinadas desde 2007”, dos años después de que Sanders votase a favor de proteger a los fabricantes de armas de demandas por la comisión de crímenes con sus productos.

Las estadísticas muestran que, en EE.UU. unas 3,000 personas mueren en promedio anualmente por la violencia derivada de las armas, una cifra que incluye suicidios. Desde 2007, la cifra de muertos sería, en todo caso, de alrededor de 429,000.

Sanders también ha estado a la defensiva respecto a sus propuestas, como la cobertura de Medicare para todos, o la educación universitaria gratuita.

Klobuchar ridiculizó las ideas de Sanders al señalar que su aritmética de cómo las pagaría no tiene sentido, y que sus proyectos implican un gasto de casi “60,000 millones”.

Pero Sanders, que se sitúa en el lado más izquierdista del espectro político, insistió en que sus ideas no son “radicales”, como las quieren pintar sus contrincantes. 

De nueva cuenta, el mensaje de Sanders sobre la incertidumbre de muchas familias sobre su futura estabilidad económica, resuena con el ala más progresista de la base demócrata.

Una encuesta de J.D. Power destacó que aunque el desempleo se encuentra en el 3,5% -la cifra más baja en medio siglo- y la economía se mantiene estable, el 75,4% de los estadounidenses siente algún nivel de ansiedad por su situación financiera. El estrés proviene de cheques sin fondo, una montaña de deudas y la postergación del cuidado médico.

Mientras, Warren, que ha caído en las encuestas, ha encontrado en Bloomberg un objetivo para sumar puntos políticos.

La senadora defendió su historial de combatir los intereses especiales en Wall Street, y atacó el apoyo financiero que Bloomberg ha dado a figuras de extrema derecha, y su presunto acoso de algunas de sus empleadas.

Warren se refirió a una exempleada de Bloomberg que dijo en una demanda de 1998 que, cuando estaba embarazada, éste le había sugerido que abortara. Bloomberg negó rotundamente esa acusación, y dijo que sus empleadas no tienen ataduras para hablar del trato que recibieron en su empresa.

Según la senadora de Massachusetts, sin embargo, la base demócrata “jamás confiará” en alguien como Bloomberg.

Por su parte, el empresario multimillonario, Tom Steyer, tampoco salió ileso del debate, ya que Biden le echó en cara sus millones y sus inversiones en cárceles privadas que truncan el futuro de jóvenes.

Steyer replicó que vendió sus acciones en esas cárceles, pero Biden lo interrumpió con la crítica de que ese cambio de postura llegó tarde.

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