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Científicos alertan del riesgo de colapso de un gran volcán suramericano. Pero otros descartan la alarma

Un flanco del Gigante Negro podría derrumbarse causando una catástrofe, advierte un estudio. Investigadores locales responden: "En la actualidad no debemos preocuparnos"
El volcán Tunguruhua emite cenizas durante un erupción en marzo de 2016
El volcán Tunguruhua emite cenizas durante un erupción en marzo de 2016 (AP /Dolores Ochoa)AP / AP

Uno de los volcanes más notables del continente suramericano está dando signos de un posible colapso, según un estudio publicado en la revista científica Earth & Planetary Science Letters, que ha sido sin embargo pronta y enérgicamente respondido por científicos locales que han negado la inminencia de este riesgo.

El volcán Tungurahua, apodado El Gigante Negro y que en la lengua quechua significa Lengua de Fuego,  se encuentra en la Cordillera Oriental de Ecuador, a 90 millas de la capital, Quito, y a sólo cuatro de Ambato, una ciudad de 180,000 habitantes.

La montaña, de 16,480 pies de altura, está activa y ha entrado en erupción en varias ocasiones durante los últimos años, emitiendo lava y cenizas y provocando evacuaciones en su laderas, aunque sin causar una catástrofe.

“Utilizando datos satelitales hemos observado una deformación muy rápida del flanco oeste de Tungurahua, que según nuestra investigación es causada por desequilibrios entre el suministro de magma y la erupción del magma", asegura el estudio, encabezado por el científico británico James Hickey.

“El suministro de magma es uno de una serie de factores que pueden causar o contribuir a la inestabilidad del flanco volcánico, por lo que si bien existe el riesgo de un posible colapso del flanco, la incertidumbre de estos sistemas naturales también significa que podría permanecer estable. Sin embargo, definitivamente debe vigilarse en el futuro”, añade el trabajo.

El Instituto Geofísico de la universidad Politécnica Nacional de Ecuador ha respondido asegurando “que no existen evidencias para la generación de un potencial colapso de flanco del volcán”.

En su opinión, este trabajo, publicado en enero del 2020, y otros similares están basados en un episodio de deformación ocurrido en noviembre del 2015 que no se ha vuelto a registrar.

El Tungurahua, ubicado en la provincia del mismo nombre, es monitoreado todo el tiempo, añade, y “no muestra hoy en día ningún cambio en su actividad ni en su estabilidad”.

El volcán estuvo muy activo durante 17 años, desde octubre del 1999 hasta marzo de 2016 y desde entonces se ha mantenido en un periodo de calma.

Su actividad sísmica actual es de menos de 10 sismos diarios y “no se observa deformación o actividad superficial”, según el Instituto Geológico, que hizo un llamado a la calma y a verificar cualquier información que no sea emitida de manera oficial por las autoridades.

Patricia Mothes, vulcanóloga de esta entidad, recuerda que en 2015 se produjo una de las erupciones con mayor producción de ceniza, y una deformación de varios centímetros en el flanco oeste que duró poco y “luego no prosperó”.

“Todo este episodio fue registrado y analizado a través de imágenes satelitales”, ha declarado al diario El comercio.

En esa ocasión, las imágenes del volcán fueron tomadas por un satélite europeo y sobre ese análisis se basa el estudio de Hickey, que, según añadió, se refería a las circunstancias de 2015: “En la actualidad no debemos preocuparnos”.

Una erupción de Tungurahua hace unos 3.000 años causó un colapso parcial anterior del flanco oeste de su cono y provocó una avalancha de escombros de rocas, tierra, nieve y agua en movimiento que cubrieron 20,o00 acres.

(Editado por Ivette Leyva)