IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Muere el doctor chino que alertó del coronavirus, fue detenido y luego se contagió

El hospital donde está ingresado rectifica a la prensa estatal china, que había anunciado su muerte este jueves, y luego volvió a confirmar el fallecimiento.

El doctor que aseguró haber dado la alarma en el inicio de la epidemia de coronavirus en China, y luego fue presuntamente represaliado por ello, ha fallecido a causa de esta enfermedad, según ha informado este jueves la prensa estatal. El hospital en el que trabajaba y estaba siendo tratado puntualizó horas después que se encuentra en situación crítica pero aún están tratando de salvarle la vida. Luego confirmó su fallecimiento. 

Li Wenliang era oftalmólogo del Hospital Central de Wuhan, la provincia china que se considera epicentro del coronavirus, y donde varias ciudades con millones de habitantes siguen en cuarentena.

La enfermedad se ha extendido ya a más de una veintena de países, con casi 30,000 casos confirmados, pero la enorme mayoría se concentran en China (donde también se han registrado casi todas las 563 muertes).

Cuando el virus, entonces aún desconocido, se empezó a extender, Li compartió en un chat privado con otros doctores información sobre la enfermedad; entonces había una persona en cuarentena en su hospital, con síntomas similares a otra enfermedad anterior, el SARS, que se extendió en la década de los años 2000.

Li y otro médicos fueron arrestados el 1 de enero por las autoridades locales, acusados de propagar rumores. La Corte Suprema censuró después las represalias tomadas contra estos doctores, asegurando que, de haberlos hecho caso, quizá podría haberse frenado la extensión de la enfermedad, según informa el diario The Wasington Post.

Para Wang Guangbao, cirujano y escritor sobre ciencia popular en China, la especulación sobre un virus similar al SARS era intensa dentro de los círculos médicos alrededor del 1 de enero, pero las detenciones practicadas por las autoridades disuadieron a muchos, incluido él mismo, de referirse abiertamente sobre el peligro que se les venía encima.