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“¡Colaboradores de los cárteles!": migrantes refugiados en iglesias de Arizona denuncian el acoso de grupos de odio

El pastor Ángel Campos recibió mensajes de texto donde amenazaban con violar a sus hijas y quemar la iglesia, por dar refugio a los migrantes. Los grupos de odio de Arizona son parte de más de 1,000 organizaciones similares que siguen proliferando en todo Estados Unidos.
Migrantes llegan a una iglesia en Estados Unidos, luego de cruzar la frontera con México.
Migrantes llegan a una iglesia en Estados Unidos, luego de cruzar la frontera con México.

Por Jorge Carrasco

El pastor Ángel Campos no sabía que en Arizona existía un grupo de odio llamado Patriot Movement AZ (PMAZ) hasta que en diciembre de 2018 dos mujeres enfurecidas traspasaron la propiedad de la iglesia donde trabaja en el valle de Phoenix.

Las mujeres, plantadas en el estacionamiento del templo Monte Vista, filmaban a los feligreses con sus teléfonos celulares y les gritaban insultos como “¡Traficantes de niños!”, “¡Colaboradores de los cárteles mexicanos!”, “¡Cómplices de trata sexual!”.

Otras 30 personas afiliadas al grupo habían cercado la iglesia para protestar luego de enterarse de que los religiosos acababan de dar refugio a unos 70 inmigrantes acabados de llegar de la frontera con México, a solo 150 millas del lugar.

“Había un terror. La gente estaba asustada”, recuerda Campos, de 48 años y ascendencia mexicana.

“Les gritaban (a los migrantes) que venían al país a robar. A otros les decían que sus hijos no se parecían a ellos. Que no eran hijos suyos, sino niños traficados. '¿Cuánto pagaste por ese niño'?, les gritaban al bajar de los camiones”.

La iglesia Monte Vista acogió a unos 3,000 migrantes en un año, a pedido de ICE.
La iglesia Monte Vista acogió a unos 3,000 migrantes en un año, a pedido de ICE. Foto: cortesía de Ángel Campos

Por un año, asegura, los activistas amedrentaron a cientos de solicitantes de asilo —incluyendo niños y mujeres— refugiados en unas cinco iglesias del área metropolitana de Phoenix donde comían y dormían a falta de ayuda federal. También intimidaron a los religiosos y los vecinos que se acercaban al lugar con donaciones de ropa y comida.

“Mucha gente ya no quería venir a ayudarnos”, dice el pastor, quien recuerda en concreto a una pareja de ancianos que dejó de traer donaciones porque “temían por su integridad física”. Algunos de ellos fueron incluso perseguidos en sus autos, asegura, mientras los activistas tomaban fotos de las placas y les preguntaban sus nombres y apellidos entre insultos. 

El propio pastor llegó a recibir mensajes de texto en los que remitentes anónimos le decían que sus hijas debían ser violadas y la iglesia consumida en las llamas por ayudar a los migrantes. Días después de recibir estas amenazas, los botes de basura del templo ardieron en un misterioso incendio provocado. El auto de Campos también fue parcialmente quemado y su pasaporte y otros efectos personales desaparecieron del vehículo.

Los botes de basura de la iglesia fueron incendiados luego de que el pastor recibiera mensajes de amenaza por ayudar a los migrantes.
Los botes de basura de la iglesia fueron incendiados luego de que el pastor recibiera mensajes de amenaza por ayudar a los migrantes. Foto: cortesía de Ángel Campos

En junio de 2019, la iglesia entabló una demanda contra los integrantes del PMAZ y los AZ Patriots —un grupo escindido del primero, por diferencias ideológicas— mediante abogados del South Poverty Law Center (SPLC).

En septiembre, un primer grupo de cuatro activistas llegó al acuerdo en corte de no traspasar la propiedad de cinco iglesias en el área metropolitana de Phoenix, evitar cualquier contacto físico con las personas involucradas, entre otras medidas de alejamiento.

Un segundo grupo —que inicialmente decidió seguir la pelea legal alegando que tenían el derecho a manifestarse citando la Primera Enmienda—terminó retrocediendo hace poco más de una semana en un acuerdo similar. Los activistas también tuvieron que pagar unos $750 dólares en daños causados por sus acciones.

“Nos llaman injustamente racistas y fanáticos”

Jennifer Harrison, integrante de los AZ Patriots, fue una de las que accedió a remover las publicaciones en redes sociales en las que difamaba a los feligreses con acusaciones de “tráfico humano, tráfico sexual y protección de fugitivos".

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Aunque accedió a no seguir protestando frente a las iglesias, la joven asegura a Noticias Telemundo que fue solo por falta de recursos para litigar, no porque considere que sus acciones violen la ley.

“Nuestros derechos constitucionales no deberían tener límites. El más importante es nuestra Primera Enmienda: el derecho a la libertad de expresión”, defiende en un comunicado en el que describe a los integrantes del grupo como “estadounidenses que amantes de la Constitución y la libertad” y cuyo objetivo es inspirar a los conservadores de Arizona.

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Sobre los ataques a los migrantes dice: “El hecho de que no quieras escuchar lo que estamos diciendo no nos convierte en acosadores”. También reclama que organismos como el SPLC los haya incluido en su lista de grupos de odio, donde los AZ Patriots figuran entre más de 1,000 otros con ideologías radicales, algunos de ellos violentos.

“Nos llaman injustamente racistas, fanáticos y antiinmigrantes. Solo queremos que las personas emigren a nuestro país legalmente”, defiende.

Según la demanda, Harrison aparece en un video en el momento en que un grupo de migrantes baja de un autobús procedente de la frontera. En ese momento le dice a alguien: "Ojalá, señora, no se suelten y violen a ninguno de esos niños pequeños".

La joven y sus compañeros también se filmaron siguiendo a los autobuses del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a las iglesias. Algunos miembros de estos grupos hacen viajes frecuentes a la frontera, donde suelen gritar frases despectivas a los migrantes. Los videos luego son posteados en redes sociales con el fin de “documentar” lo que describen como una “invasión”.

Aunque no tiene pruebas convincentes para demostrarlo, Harrison está convencida de que los migrantes refugiados en las iglesias “fueron traídos por contrabandistas humanos, coyotes y organizaciones criminales”.

Sin embargo, fue el propio gobierno federal el que a finales de 2018 pidió ayuda a las iglesias y las comunidades fronterizas para mitigar la llegada masiva de solicitantes de asilo, sobre todo procedentes de Centroamérica.

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Migrantes cruzan el río Suchiate. Foto: AFP via Getty Images

En octubre de ese año, varias caravanas con casi 10,000 personas llegaron a la frontera mexicana, provocando que el presidente, Donald Trump, desplegara unos 6,000 soldados en la zona y reforzara partes del muro con alambres de púas.

El pastor Campos recuerda haber visto en la televisión local al encargado de relaciones comunitarias de ICE pedir ayuda a vecinos y organismos privados. Un día después del anuncio, el Templo Monte Vista recibía el primer camión de migrantes. Los camiones de la agencia federal siguieron llegando durante un año. Según los cálculos del pastor, solo su iglesia se hizo cargo de unas 3,000 personas.

“Lo que ICE estaba haciendo era lavándose las manos”, critica.

El flujo se contuvo luego de que Estados Unidos amenazara a México, Guatemala y Honduras con aranceles y recorte de ayudas si no frenaban a los migrantes en sus territorios. En enero de 2019 el gobierno federal también implementó el programa Remain in Mexico para obligar a miles de solicitantes de asilo a esperar en peligrosas regiones fronterizas de la parte mexicana mientras sus casos se resuelven en las cortes.

La elección de Obama: un catalizador de los grupos de odio

Los AZ Patriots y el Patriot Movement AZ (PMAZ) son solo piezas de un rompecabezas cada vez más grande de grupos conservadores con ideologías extremistas en Estados Unidos.

Según el SPLC, en el país operan más de 1,000 grupos en la actualidad. La organización asegura que todos tienen algo en común: sus "creencias o prácticas los lleva a atacar o difamar” a personas, con base en “sus características inmutables".

Un grupo de nacionalistas blancos golpean a un hombre negro en Virginia.
Un grupo de nacionalistas blancos golpean a un hombre negro en Virginia. Foto: AP

Algunos de ellos son clasificados como Neo-Nazis, supremacistas blancos, Ku Klux Klan, y un largo etcétera. También abundan los grupos anti-LGBTQ, los anti-musulmanes y un gran trozo lo conforman los llamados “separatistas negros”, quienes se oponen al matrimonio interracial y quieren que el país sea solo para los afroamericanos.     

El número de estas organizaciones había estado controlado por mucho tiempo, sobre todo hacia finales de la década de 1990. Pero el ascenso al poder en 2009 del primer presidente afroamericano, Barack Obama, catalizó el panorama, según activistas contra los crímenes de odio. Durante los primeros tres años de su administración, el número de grupos subió un 9%.

Desde entonces, las cifras solo han ido en ascenso.

Bajo la presidencia de Trump, el SPLC asegura que el número de grupos de odio tuvo una subida récord, y relacionó el aumento mayormente con el discurso antiinmigrante del presidente. Desde 2015, cuando el presidente anunció su candidatura, los grupos de odio aumentaron en un 30%.

Internet y las redes sociales son actualmente el espacio donde los grupos no solo expresan sus ideas radicales, sino donde reclutan nuevos miembros, precisa la organización.

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