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Preguntas punzantes de republicanos moderados y una defensa "absurda": así fue la jornada en el juicio político a Trump

El juicio político contra Trump ha iniciado una fase crítica de preguntas y respuestas, en la que ambos lados defienden sus posiciones a favor o en contra de su destitución.

Por María Peña

WASHINGTON.— El juicio político contra el presidente, Donald Trump, ha entrado este miércoles en una volátil fase de preguntas y respuestas, en la que los republicanos defendieron sus acciones en Ucrania, y los demócratas insistieron en la inclusión de testigos.

En uno de los momentos más controvertidos en el noveno día del juicio, uno de los miembros de la defensa, Alan Dershowitz, alegó que cualquier acción de Trump para conseguir la reelección sería por el “interés público” y, por lo tanto, no debe ser castigado con la destitución.

“Si el presidente hace algo que cree que le ayudará a ser reelecto, en el interés público, eso no puede ser el tipo de quid pro quo (frase latina que describe un 'toma y dame') que conduzca a un impeachment”, o juicio político, argumentó Dershowitz, un renombrado profesor de leyes.

Al respecto, el senador demócrata por Oregón, Jeff Merkley, dijo a Noticias Telemundo que ese argumento es, en su opinión, uno de los más “absurdos” e “indignantes” jamás pronunciados por un experto en leyes.

Dershowitz “dijo que si el presidente (Abraham) Lincoln dijo que su reelección estaba en el interés nacional, que él podría hacer cualquier cosa. Eso es una presidencia imperial, eso es un rey, y contraviene completamente nuestra Constitución”, señaló.

“Eso es decir que nunca habría juicio político porque el presidente dice que actúa por el interés nacional. Podías ver miradas de asombro de que este hombre (Dershowitz) no sabía de lo que estaba hablando después de tantos años como profesor de leyes”, puntualizó.

Según la acusación, Trump presionó al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, a que anunciara una investigación contra el exvicepresidente, Joe Biden, y su hijo, Hunter, quien estuvo en la junta directiva de la empresa energética Burisma. Después, obstruyó al Congreso al negarse a cooperar en la investigación de la trama.

 Los demócratas argumentan que Trump condicionó el desembolso de unos $400 millones en ayuda militar y una reunión en la Casa Blanca al anuncio de la investigación contra Biden, su posible rival en la contienda presidencial.  

La Administración replica que a Trump le preocupaba la corrupción en el sector energético en Ucrania, que la ayuda se entregó sin el anuncio, y que el propio Zelenskiy ha dicho que no hubo presión alguna.

Sin embargo, la ayuda fue liberada tras la denuncia anónima de un analista de la CIA sobre la llamada que hizo Trump a Zelenskiy el pasado 25 de julio.

La legisladora demócrata por Texas, Sylvia García, miembro de la acusación, afirmó que Trump nunca pidió una investigación de los Biden en 2017 o 2018, y que ninguno de los 17 testigos convocados durante la investigación de la Cámara de Representantes mostró “evidencia creíble de que Biden actuó indebidamente”.

Tensos intercambios

Bajo las reglas del juicio, ambas partes tienen 16 horas de preguntas y respuestas, repartidas en dos días, para esclarecer sus argumentos. El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, a cargo del juicio, lee las preguntas sometidas por escrito.

En un lapso de seis horas y media, ya había 57 preguntas, buena parte de ellas relacionadas con la convocatoria de testigos, incluyendo Hunter Biden; la definición de delitos sujetos a un juicio político, y el precedente histórico.

También hubo preguntas sobre el “privilegio ejecutivo” de Trump para resguardar deliberaciones internas y bloquear testigos, y las motivaciones de Trump y de la oposición.

Salvo un puñado de preguntas, y a juzgar por el tenor de la mayoría de las que hicieron los senadores en calidad de jurado, cada bando buscaba respuestas que reafirmaran sus posiciones.

Así, la jornada transcurrió con varios momentos de tensión, como cuando dos senadoras republicanas, Susan Collins y Lisa Murkowski, preguntaron si Trump había expresado preocupación sobre la corrupción en Ucrania antes de que Biden se lanzara a la presidencia. La defensa dijo no tener una respuesta.

En otro momento, Dershowitz ofreció una catedra de historia para afirmar que el abuso de poder no constituye un delito punible con la destitución, cambiando su posición de hace 21 años en el juicio político contra el entonces presidente, Bill Clinton.

Adam Schiff, legislador demócrata por California a cargo del equipo de fiscales, arguyó que el criterio de Dershowitz “hubiese aterrorizado a los fundadores” y que, por sentido común, “no puede haber juicio justo sin testigos”.

Otro abogado de la defensa, Jay Sekulow, explicó que, dentro del marco constitucional, la Casa Blanca actuó correctamente al desoír las citaciones para testigos y documentos.

Desde su cuenta en Twitter, Trump continuó atacando a los demócratas, al afirmar que, aún con más testigos, éstos “nunca estarán satisfechos”, y que con su "farsa" sólo buscan privar a los presidentes de sus potestades como comandantes en jefe.

La sombra de Bolton

El juicio político prosiguió en medio del revuelo causado por el exasesor de Seguridad Nacional, John Bolton, quien afirmó en un borrador de su biografía que Trump le comunicó en agosto pasado que quería seguir reteniendo la ayuda militar a Ucrania hasta que Zelenskiy anunciara la investigación.

La Casa Blanca ha amenazado formalmente a Bolton para impedir la publicación de su libro. Trump ha insistido en que el manuscrito es “despreciable y falso”, y acusó a Bolton de revelar información clasificada.

Otro miembro de la acusación, Jerry Nadler, afirmó que Trump no puede recurrir a la figura del “privilegio ejecutivo” porque ya ha comentado públicamente que Bolton está mintiendo.

“Desde el momento en que Trump dijo que Bolton no estaba diciendo la verdad, él perdió cualquier alegato de privilegio ejecutivo… el presidente nunca recurrió al ´privilegio ejecutivo´ para bloquear” testigos el año pasado, precisó Nadler.

La herramienta del “privilegio ejecutivo”, explicó Nadler, “no puede utilizarse para ocultar actos ilegales”.

La senadora demócrata por Minnesota y precandidata presidencial, Amy Klobuchar, remachó el mensaje de su bancada de que Trump no tiene “inmunidad absoluta” -algo sin precedente en la historia jurídica del país- y que el Senado debe escuchar a Bolton.

“Tenemos que escuchar a Bolton y a otros testigos. El hecho de que la Casa Blanca quiere impedir que publique su libro es mayor razón para que lo escuchemos”, dijo Klobuchar.

Los republicanos quieren concluir el juicio este próximo viernes, con un voto definitivo para exonerar o destituir a Trump, pero eso dependerá de si habrá o no testigos.

“Ese es el plan… estoy listo para votar sobre el veredicto. Esto ha sido completamente partidista, político”, se quejó el “número tres” de la bancada republicana, John Barrasso.

Ambos lados se mantienen atrincherados: los republicanos afirman que si los demócratas exigen el testimonio de Bolton, entonces ellos pedirán el de Biden, al justificar las presiones de Trump sobre Ucrania.

Los demócratas necesitan que al menos cuatro republicanos rompan filas con su partido y apoyen la inclusión de testigos, algo en lo que el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo confiar.

Si los republicanos exoneran a Trump, “no podrán convencer al pueblo americano de su absolución si no permiten testigos”, advirtió Schumer.

Por ahora, los senadores republicanos Mitt Romney, de Utah, y Collins, de Maine, han expresado apoyo a esa idea.

La esperanza de los demócratas es que, aún si Trump es absuelto, los votantes lo rechacen en las urnas el próximo 3 de noviembre.