IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Un gigante de la agricultura crea un ambicioso proyecto para la educación de los hijos de sus trabajadores

Los multimillonarios detrás de un conglomerado de comida saludable fundaron una escuela para ayudar a los trabajadores agrícolas de su empresa a celebrar la col rizada y la universidad.

LOST HILLS, California.– A medida que un velo de niebla matutina cede el paso a la luz del sol, Lost Hills emerge como un pueblo olvidado por el paso del tiempo. El polvo de los huertos cercanos recorre marquesinas vacías de autobús, rodea una plantación de almendros que han sido arrancados y apilados en montones que alcanzan los 20 pies de altura y atraviesa un parque de casas rodantes donde los gallos custodian autos abandonados y los tráileres cubiertos de hollín parecen admitir la derrota. El porcentaje de residentes en este pueblo de Central Valley que cuenta con un título universitario es 0. La agricultura es un pilar de la economía en esta localidad, pero no brinda muy buenas condiciones de vida: el ingreso promedio de los trabajadores agrícolas en el año 2015 fue de $17,500, muy por debajo del umbral de pobreza establecido por el gobierno ($25,750) para una familia de cuatro integrantes.

Sin embargo, en la parte sur del pueblo, el campus de Wonderful College Prep Academy reluce con una capa fresca de pintura. Una brillante puerta azul se abre para dar paso a la clase de inglés de Acacia Briceño. Se encuentran leyendo el poema “Yo también” de Langston Hughes, y ha llegado el momento de analizar la tercera estrofa, donde el protagonista decide alzarse en contra de la intolerancia. 

“Discutimos sobre el racismo, y se muestran increíblemente absortos en el texto en cuestión. Comienzan a pensar en nosotros, como mexicanos, y comienzan a asociar tales ideas”, señaló Briceño posteriormente. “Tienen una muy mala imagen de los adultos y maestros que los han catalogado como ‘estúpidos’ en ocasiones pasadas. Nunca les han demostrado un interés genuino”. 

Los propietarios, quienes contratan a un gran número de trabajadores agrícolas en la localidad, construyeron el campus de $29 millones en el año 2017. La escuela chárter, que atiende a estudiantes desde kínder hasta octavo grado, es la segunda en una cadena iniciada por Lynda Resnick y su esposo, Stewart. Son los propietarios de The Wonderful Company, el conglomerado valorado en $4,600 millones detrás de Fiji Water, el jugo de granada PomWonderful y Teleflora, el mayor servicio de entrega de flores en el país. La compañía también es la mayor procesadora de almendras y pistachos a nivel mundial. 

“Este es mi legado”, afirmó Resnick desde su oficina en la sede de Wonderful, ubicada en West Los Ángeles. Inconforme con el alcance global pero impreciso de sus obras de caridad, Resnick dirigió su filantropía a un área específica y comenzó a preguntarse qué podría hacer por sus empleados de Central Valley. “Y, por supuesto, la educación es lo más importante. Quiero cambiar el paradigma de la pobreza en Central Valley”. 

Con unos 4,500 empleados a tiempo completo en la zona, The Wonderful Company se establece como uno de los mayores empleadores de la región, y aunque sus trabajadores a tiempo completo reciben más del salario mínimo establecido por el estado ($12 por hora), muchos de sus empleados apenas ganan lo suficiente para sobrevivir. Casi un tercio de niños vive por debajo del umbral de pobreza en el país. Hasta diciembre de 2018, los trabajadores de Wonderful recibían un salario mínimo de $11 por hora. Hace un año, la compañía aumentó el salario a mínimo a $15 por hora para los empleados a tiempo completo que fuesen contratados directamente por la empresa.

Sin embargo, muchos de sus empleados contratados por contratistas externos ganan $12 la hora llenando contenedores de frutas. Aumentan su pago mediante un sistema de remuneración basado en el número de contenedores que logren llenar. Incluso mientras la compañía aumentaba el salario de sus trabajadores a tiempo completo, 1,800 trabajadores de Wonderful iniciaron una huelga después de que un contratista de la compañía redujera la tarifa obtenida por llenar contenedores de mandarinas de $53 a $48. 

Wonderful Education, una división de The Wonderful Companies, dirige las escuelas chárter que atienden a los niños de zonas cercanas a las dos plantas más grandes de la compañía, una planta de cítricos en Delano y una de pistachos en Lost Hills donde, según fuentes de la compañía, una de cada dos familias cuenta con un integrante que trabaja para la compañía. Un 35% de los estudiantes de Wonderful en Lost Hills, y un 10% de sus estudiantes en Delano, son hijos de empleados de Wonderful. Casi el 99% de estudiantes de Lost Hills, y el 93,8% de estudiantes en Delano, son latinos. 

La escuela chárter de Delano, que hoy en día cuenta con 1,800 estudiantes de kínder hasta duodécimo grado, fue inaugurada en el 2009.

La universidad es un sueño lejano para muchas de estas familias: difícil de comprender, inalcanzable. Muchos padres de los estudiantes no terminaron la escuela secundaria. Sin embargo, al igual que muchas escuelas chárter, las escuelas Wonderful tienen la universidad como visión, exhibiendo banderas de la Universidad de Florida y Harvard que ondean en los pasillos y aulas de clases, y un riguroso plan de estudios diseñado para preparar a los estudiantes para ingresar a ellas. “Cuando inauguramos la escuela, consideramos importante estar al tanto de las acciones llevadas a cabo por las principales escuelas chárter de sectores demográficos similares”, señaló Alesha Hixon, directora de la escuela de Lost Hills. 

Lo que diferencia a las escuelas Wonderful es que también ofrecen un segundo programa académico para los estudiantes. En la escuela en Delano, dentro de la red de escuelas chárter, el “Wonderful Agriculture Career Prep” es un programa de estudios de cuatro años con miras a la universidad que finaliza con un diplomado en el sector agrícola. Fue diseñado para solventar el déficit de habilidades que The Wonderful Company enfrenta a medida que la agricultura se inclina hacia una mano de obra tecnológicamente más avanzada. 

Lea también: En un condado de Carolina del Norte donde pocos padres latinos poseen diplomas, sus hijos aspiran a ingresar a la universidad

Después de la graduación, la compañía les ofrece a los estudiantes una beca laboral de un año, con ingresos garantizados de $35,000, ligeramente por encima del ingreso promedio del condado. Los estudiantes que no acepten la beca pueden continuar con su educación en una universidad de cuatro años con ayuda de la compañía. 

Resulta inusual que una sola compañía asuma la dirección de una escuela. Georgia Heyward, una analista de investigación en el Center on Reinventing Public Education, señaló que cuando las empresas se involucran con escuelas chárter, suele darse mediante esfuerzos conjuntos entre distintos socios, no diseñando y dirigiendo una escuela de forma individual. 

“Es una situación que siempre resulta difícil, cuando se lidia con una entidad que posee un interés particular”, expone Heyward. “En el ámbito educativo, resulta favorable incluir a las comunidades lo más posible, con el fin de asegurar que no exista ningún agente que actúe por intereses propios”.

Grupos de estudiantes de The Wonderful College Prep Academy en Lost Hills se turnan para una sesión individual con el maestro. Fotografía: Alfonso Serrano para The Hechinger Report

La universidad es un objetivo fundamental para The Wonderful Schools, pero también los intereses relacionados a la agricultura y comida saludable que constituyen el núcleo del negocio de la compañía matriz. Hace algunos días, varios estudiantes de sexto grado se agachaban para sembrar plantas que marcan el centro del campus. Modificaban un sistema de riego por goteo que nutre sembradíos de coles rizadas y brócoli. 

Los funcionarios de Wonderful se encuentran enfocados en el programa nutricional de la escuela. Durante la siguiente fase de expansión de esta, esperan incorporar una granja educativa con el propósito de cultivar suficientes productos agrícolas para abastecer a la cocina de la escuela. 

“Somos una compañía de comida saludable”, expone Resnick. “Nuestras acciones reflejan lo que predicamos”. 

Resnick afirma que la diabetes constituye un grave problema entre los residentes de Central Valley. Relató que muchos niños de las escuelas chárter deben acudir a visitas médicas con miembros de la familia que, por ejemplo, reciben diálisis tres veces a la semana o han sido sometidos a amputaciones en los dedos a causa de la enfermedad. “Es un problema que aflige a todo Central Valley”, dice Resnick. “Por lo tanto, si los educamos desde pequeños, serán más saludables, estarán en mejor forma y entenderán por qué”. 

Mientras tanto, los cocineros se mueven rápidamente en la cafetería mientras se preparan para el ajetreo del almuerzo. La escuela incentiva la mayor inclusión posible de granos enteros y productos agrícolas en el menú. La cocina ofrece un “vegetal del día” dos veces a la semana. Además, darle un toque saludable a lo que aparece en el menú está a la orden del día: leche de almendra con una pizca de canela, por ejemplo, o jugo de granada con vinagre de sidra de manzana. Todos los platillos son preparados con ingredientes sin procesar.

La campaña de The Wonderful Company por establecer una dieta saludable, uno de los pilares fundamentales del enfoque pedagógico de la escuela, no ha sido bien recibida por todos. Para estudiantes que han sido criados con platillos inspirados en la gastronomía mexicana, ricos en grasa y sodio, una ración de col rizada con crutones de granola podría parecerles una forma de castigo extracurricular.

“Cuando anunciamos que alguien vendría a darles una charla sobre nutrición, se molestaron muchísimo”, cuenta Resnick. “Están acostumbrados a desayunar pan dulce, y nosotros servimos un desayuno saludable todos los días. Nos han tirado brócoli”.

Sin embargo, con el tiempo, las luchas gastronómicas iniciales han cedido el paso a la aceptación. A principios del año escolar, la chef Kelly Wangard intentó servir un wrap de ensalada César. La propuesta fracasó debido a que los estudiantes lo confundieron con una tortilla fría. Al mes siguiente sirvió pollo a la parmesana en una tortilla integral, enrollada y servida caliente de manera que luciera como un taquito, con una guarnición de ensalada César. A los estudiantes les encantó. 

“La transición ha sido increíble”, afirma Wangard. “Ahora son ellos quienes me dicen lo que quieren comer, en lugar de yo indicárselos. Así que resulta fantástico observar esos cambios en su estilo de vida. Es algo totalmente extraño para ellos”.

Con el fin de reducir los conflictos culturales que los estudiantes atraviesan, la escuela de Lost Hills ha intentado involucrar a los padres, quienes cuentan en gran parte con un dominio limitado del inglés. Parte de ese acercamiento incluye un programa escolar de 10 semanas que va dirigido a los padres y aborda temas como nutrición, desarrollo del lenguaje y comunicación familiar. 

Maribel Vargas, originaria de la Ciudad de México, recibe con los brazos abiertos el cambio cultural que observa en su hija, una estudiante de séptimo grado. Debido a que su formación la ha llevado a creer que las escuelas siempre saben qué es lo correcto, Vargas aplaude los hábitos alimenticios saludables de su hija, incluso si entran en conflicto con los suyos. 

“No tengo la educación necesaria para mantener una dieta saludable, pues no sé preparar esa clase de comida”, explicó Vargas. “Si ella logra adoptarla aquí, me parece fantástico. Hoy en día, cuando cocino en casa, mi hija pregunta si el comida es saludable antes de decidir si lo comerá o no”.

Puede que el trabajo de Jorge Ochoa en Wonderful Schools sea una tarea más compleja que la de Wangard: convencer a una generación de padres que la universidad no está fuera del alcance de sus hijos. También debe persuadir a los propios estudiantes. Algunos han admitido sentir temor de no ser lo suficientemente buenos para la universidad o que estén destinados a trabajar en el campo. 

Ochoa se crio en Central Valley, hijo de trabajadores agrícolas de los huertos de frutales que rodean Delano. Tras obtener una maestría en educación en la New York University, regresó a Delano, donde es director de Programación Universitaria de la Wonderful College Prep Academy. 

“Nuestro enfoque es lo que denominamos ‘de la cuna a la carrera profesional’”, explicó Ochoa mientras paseaba por el soleado campus de Delano, una estructura de $100 millones que reproduce un típico campus universitario: un patio interior céntrico con salas de conferencia adyacentes, centros estudiantiles y un comedor inspirado en la cafetería de Google en Mountain View. “Apoyamos a nuestros estudiantes desde el inicio de la escuela primaria en todo lo relacionado a preparar a las familias para la universidad”. 

Ochoa supervisa una serie de talleres dirigidos a los padres. Uno explora la prueba ACT. Otro profundiza en el FAFSA y las acciones que los padres pueden llevar a cabo para ayudar a sus hijos a solicitar apoyo financiero del gobierno federal. Los esfuerzos han rendido sus frutos. Recientemente, el estado reconoció a la escuela chárter de Delano como una de las escuelas secundarias de California con el mayor número de solicitudes de FAFSA, alcanzando un índice de casi el 100%. 

Lea también: Un sándwich gratis puede marcar la diferencia para algunos hijos de trabajadores inmigrantes que asisten la universidad 

Estar “listo para la universidad” en el campus de Delano también implica que, al momento de graduarse, la mayoría de los estudiantes habrán asistido aproximadamente a 20 giras universitarias. Los hijos de empleados de la compañía que se gradúan con un GPA de 2.5 o superior reciben una beca universitaria renovable de cuatro años, $4,000 al año para instituciones en el sistema de California State y $6,000 para instituciones privadas o que pertenezcan al sistema del University of California, independientemente de que asistan a una de las escuelas chárter de Wonderful o alguna otra escuela de la localidad. 

El 82% de egresados de la escuela chárter de Delano asiste a una universidad de cuatro años, y el 70% de ellos finaliza sus estudios y obtiene un título universitario, cifras impresionantes en comparación a los índices nacionales para grupos demográficos similares. (Hasta ahora, el campus de Lost Hills solo admite estudiantes de escuela intermedia, y nadie se ha graduado del high school). El índice nacional de finalización universitaria entre estudiantes de bajos recursos es de 9%. En el caso de estudiantes cuyos padres no se graduaron del high school, un sector ampliamente representado en Delano, el índice de finalización es alrededor del 5%. 

“La mayoría de los padres son trabajadores agrícolas; no fueron a la universidad”, afirma Irelda Alarcón, una estudiante de último año en Delano que atribuye a la escuela la capacidad de cambiar la actitud de los estudiantes, la mayoría de los cuales se siente incapaz de alcanzar la educación superior. “Vivo en un hogar mexicano. Mis padres no fueron a la universidad, así que soy la primera persona de la familia en tener la oportunidad de tomar cursos universitarios”. 

Los índices de éxito universitario de la institución han resultado sorprendentes para la compañía. Cuando los administradores escolares desarrollaron el programa de estudios agrícolas, proyectaron que un 50% de estudiantes optaría por un empleo en Wonderful. El año pasado, sin embargo, el 96% de estudiantes decidió declinar el puesto en la compañía e ingresar a una universidad de cuatro años. 

Estudiantes de segundo y tercer grado en The Wonderful Hills College Prep Academy en Lost Hills hacen fila para la sesión de Motivación Matutina, una oportunidad para hacer reconocimientos, celebrar cumpleaños y realizar el juramento a la bandera. Foto: Alfonso Serrano para The Hechinger Report

El currículo del programa agrícola se enfoca en el desarrollo de habilidades matemáticas e informáticas; cuando los estudiantes se gradúan del high school, también obtienen un diplomado en ciencias con especialización en economía agrícola, botánica o tecnología agrícola, un logro que generalmente toma dos años de estudios universitarios. The Wonderful Company se encuentra asociado con otras seis escuelas de high school locales para brindar el programa de preparación agrícola, el cual tiene un alcance aproximado de 2,200 estudiantes desde sexto hasta duodécimo grado. 

Los ejecutivos de la compañía, incluyendo a Resnick, insisten en que no se sienten desanimados ante el gran número de estudiantes que hacen la compañía a un lado.

“Mientras más asistan a la universidad, más satisfecha me siento”, dice Resnick. “Sí, nos vendría bien la mano de obra, sin duda. Pero en realidad todo lo hacemos por los niños. No tengo un motivo oculto. Pueden buscar todo el día. Nunca lo encontrarán”. 

“Sin duda, hay niños que necesitan tener la oportunidad de trabajar en su comunidad de origen”, señala Noemi Donoso, vicepresidenta ejecutiva de Wonderful Education. Para Donoso, el índice de asistencia a la universidad significa que el programa es todo un éxito. “Y cuando hablamos con los ejecutivos de la compañía [Wonderful], no hacen más que decir: ‘Tendremos un puesto para ellos cuando obtengan su título’”. 

En un aula de clases ambientada al estilo de la Universidad de Harvard, Jessenia Anaya y algunos de sus compañeros de séptimo grado rodeaban una planta sumergida en un matraz. Observaban cómo la planta produce oxígeno a pleno florecer. 

La propia Anaya ha comenzado a florecer en la escuela. Esta primavera obtuvo el segundo puesto en una competencia estatal de discurso y debate, patrocinada por el Departamento de Educación de California. “Se me dan bien las discusiones”, afirmó Anaya con tal vitalidad que no dejaba lugar a dudas. “Quiero ser abogada”. La estudiante también desea asistir a Harvard, un gran trecho desde la casa rodante de Lost Hills donde vive con su familia. 

Puede que los logros académicos de Anaya sean excepcionales, pero su éxito es un símbolo del enorme progreso alcanzado por la escuela chárter de Lost Hills en apenas dos años. Antes de la creación de la escuela, durante el ciclo escolar 2016-2017, tan solo un 15% de estudiantes de sexto grado en la escuela pública local se graduaba con un buen nivel de dominio en inglés, y el 7% cumplía o superaba los estándares matemáticos.

Para el final del primer año escolar en Lost Hills, el 65% de sus estudiantes de sexto grado aprobó las pruebas estatales de inglés y el 38 por ciento aprobó matemáticas. Lost Hills estima que tres cuartos de sus estudiantes de sexto grado cumplirán con los estándares al final de octavo grado. 

Las ambiciones de Resnick para sus instituciones aún no han sido cumplidas. La próxima fase de desarrollo en Delano se ejecutará en agosto, cuando el campus se expanda para incluir una universidad de cuatro años para estudiantes que quieren ser maestros. Los administradores de la escuela describen el reclutamiento de maestros calificados para Central Valley como un constante obstáculo, a pesar de los subsidios de vivienda y salarios competitivos que Wonderful ofrece.

Los estudiantes de escuela secundaria de Wonderful que deseen quedarse en la comunidad y convertirse en maestros, podrán seguir un programa académico enfocado en la docencia durante la escuela secundaria, y posteriormente ingresar a la universidad en el campus de Wonderful para obtener una licenciatura y maestría en educación, todo ello mientras trabajan medio tiempo en las escuelas chárter de la compañía. 

“Nuestro mayor obstáculo ha sido encontrar buenos maestros”, puntualizó Resnick, describiendo los planes para la universidad para maestros. “Por lo tanto, la idea resulta perfecta. Tenemos que formar a nuestros propios maestros. Es la única forma”. 

Esta historia sobre The Wonderful College Prep Academy fue producida por The Hechinger Report, una organización informativa independiente y sin fines de lucro centrada en la desigualdad e innovación en el ámbito educativo. Suscríbete al boletín de noticias de Hechinger.