— “¿Cómo estás hijo?”, le pregunta su madre a Óscar García Guzmán, el hombre acusado del asesinato de Jessica Guadalupe Jaramillo, y responsable del homicidio de otras cinco mujeres, según ha dicho él mismo.
—“Pues yo no importo. Oye, ¿mis mascotas?”, responde desde la prisión el presunto feminicida, también conocido como ‘el monstruo de Toluca’.
Las grabaciones, dadas a conocer por el periodista Héctor de Mauleón en el diario El Universal, corresponden a una llamada telefónica entre el acusado y su madre, quien no ha sido identificada.
García Guzmán fue arrestado a principios de diciembre por la policía del Estado de México. Antes de su captura, había amenazado en redes sociales que seguiría matando mujeres si no se garantizaba la seguridad de sus mascotas, tres perros y un gato, que abandonó en su casa al huir de la policía.
Las autoridades hallaron el cadáver de Jaramillo enterrado en el patio de ese inmueble cuando por fin ingresaron con una orden de cateo. La familia de la joven estudiante de psicología pasó cuatro noches de terror frente a la casa de García Guzmán, a sabiendas de que estaba allí y no podían rescatarla.
La policía encontró dos cadáveres más enterrados en la casa. A su madre le dijo por teléfono que no se arrepentía de ninguno de sus crímenes. Sólo le importaban sus mascotas.
—“No, yo ya… Mira, mis tres opciones son estas. Escúchalas, pero no sientas gacho [feo]. Hay de tres sopas: o me matan o me suicido o muero aquí de viejo, y es lo único que hay para mí”, dice García Guzmán.
— “Ay hijo”.
— “Es lo que hay. Fue lo que le dije al detective cuando me entregué. Yo nomás quería que mis mascotas estuviesen bien. Si mis mascotas están chidas, de mí que sea lo que sea. Como ya no te he visto, no sé si te enseñaron la grabación. O sea, todo lo que dije, pues sí es neta, para qué te miento, para que te echo choro. Sí, yo maté a papá, yo maté…”
— “Ay hijo”.
— “… a la hermana de tu novio, digo, sí me la estoy pasando gacho, pero es lo que es. También soy un asesino, tampoco es para que me la esté pasando chido, ¿no? O sea, si te llegas a enterar que ya me pasó algo, tú tranquila, tú ni me entierres, ya que sea de mí lo que sea, ¿va?”
—“No, hijo”.
Luego, cuando ella le pregunta si lo han golpeado y si está en una celda sólo “¿o con todos”, él responde:
—Ahorita, por el proceso, estoy solo. Pero es tarde que temprano qye me van a mandar donde están todos, y ahí sí voy a saber lo que es bueno. Pero no importa. Tú no te preocupes, tú sigue con tu vida. Tampoco te voy a decir que me arrepiento. No. Nadie me va a quitar lo que hice, ni a golpes.
Luego, al final de la conversación, la madre dice:
— “Yo siempre te he querido y te voy a querer siempre y lo he dicho, a mí no me importa lo que haya pasado, yo siempre te voy a querer, eres mi hijo y te voy a querer siempre, siempre, escúchalo”, dijo sollozando
— “Pues te dejo, ¿va?”
—De todos modos, primeramente Dios, mañana te caigo, ¿va?”
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