Genaro García Luna, el antiguo zar antinarcotráfico de México, ahora es un exfuncionario pendiente de juicio por narcotráfico y por aceptar sobornos de narcotraficantes.
García Luna, de 51 años, se declaró este viernes no culpable de los cargos ante la corte federal de distrito en Brooklyn. Ahora deberá pasar por un proceso de convocar a testigos y de comparecer ante procuradores similar al que vivió hace un año el antes líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, en el mismo tribunal.
Fue justamente en el juicio al Chapo que uno de los testigos declaró bajo juramento que García Luna había recibido personalmente sobornos del cártel.
García Luna negó las acusaciones en ese momento. Pero meses después, el 10 de diciembre, el hombre que fue secretario de Seguridad Pública entre 2006 y 2012 fue detenido en Texas con miras a su traslado a Nueva York e imputado por “conspirar para traficar” y ser pagado para proteger al Cártel de Sinaloa desde que era dirigente de la policía en 2001.
Su abogado, Juan Pablo Morillo, declaró antes de la audiencia de este 3 de enero que García Luna “tiene toda la voluntad para defenderse de los cargos y no tiene ninguna intención de llegar a un acuerdo con el gobierno estadounidense o mexicano”.
Por la imputación actual, García Luna enfrenta una posible condena de mínimo 10 años de prisión y máximo cadena perpetua.
Incluso sin un posible acuerdo para que delate lo que sepa a cambio de recibir una sentencia menor, en el juicio a García Luna podrían salir a la luz testimonios incómodos.
En el juicio contra El Chapo, por ejemplo, los abogados del narcotraficante condenado intentaron que hubiera declaraciones sobre presuntos sobornos que Guzmán Loera o sus allegados del Cártel de Sinaloa supuestamente dieron a expresidentes mexicanos.
Estos no fueron nombrados, pero en las investigaciones recientes a García Luna se ha encontrado que desvió recursos no solo durante el gobierno en el que fue parte del gabinete, liderado por Felipe Calderón, sino posiblemente en la administración posterior de Enrique Peña Nieto.
El juez de ese caso descartó los testimonios al considerar que no eran relevantes para esa acusación, pero bien podrían serlo para el proceso contra García Luna.
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