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Inspectores federales alertan de que la carne de cerdo puede estar contaminada por culpa de Trump

Denuncian un cambio de normativa que podría llevar a los consumidores a comer heces, órganos sexuales, uñas de las patas, vejigas y vello
Carne de cerdo es vista en una tienda en River Ridge, Louisiana, en 2018
Carne de cerdo es vista en una tienda en River Ridge, Louisiana, en 2018 (AP /Gerald Herbert)AP / AP

Albert Lea (Minnesota).- Varios inspectores federales de alimentos han advertido a la cadena NBC que es probable que llegue carne de cerdo “insegura” a los consumidores, debido a un cambio normativo impulsado por el Gobierno que preside Donald Trump.

“El consumidor está siendo engañado", explicó Jill Mauer, del Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria, “creen que [la carne] está siendo inspeccionada por el Gobierno federal cuando no hay nadie allí [en las factorías] para vigilar ni hacer nada al respecto”.

Con el nuevo sistema, que se pondrá en marcha en todo el país para las plantas que procesan más del 90% de la carne de cerdo que consumen los estadounidenses, el número de inspectores se reducirá a dos o tres, con una interacción limitada con los animales.

“Es muy difícil ir a trabajar sin sentirse físicamente enfermo viendo que esto sucede y que ocurre frente a usted”, señaló el inspector Anthony Vallone, “especialmente porque juré proteger al pueblo estadounidense”.

Mauer y Vallone han presentado formularios de divulgación de denuncias sobre sus preocupaciones ante la Oficina del Asesor Especial, pero esta es la primera vez que hablan del tema en público.

NBC News ha hablado personalmente con cinco inspectores, por teléfono y por correo electrónico, sobre el programa piloto, que las plantas porcinas elegibles pronto podrán adoptar bajo un cambio en las reglas del Departamento de Agricultura (USDA), conocidas como el Nuevo Sistema de Inspección porcina.

Ahora serán los propios empleados de la planta los que revisen y clasifiquen la carne, permitiendo que su trabajo sea verificado a distancia por los denominados inspectores de seguridad del consumidor, que no requerirán de capacitación federal.

Además, se eliminará el límite federal de velocidad en la línea de producción, es decir, la velocidad a la que se pueden mover los cerdos sacrificados para su procesamiento e inspección.

Ya existe un programa piloto para este proceso en cinco plantas procesadoras de carne de cerdo en todo el país. Los cinco inspectores entrevistados por NBC han trabajado en estas plantas, y otros cuatro más han expresado preocupaciones similares en declaraciones juradas enviadas a los reguladores federales.

"Si esto continúa en todo el país, cuando abras tu paquete de carne, el patógeno que tendrás será un misterio”, advirtió Mauer, que destaca, entre posibles problemas, que se incluyan como alimento heces, órganos sexuales, uñas de las patas, vejigas y vello.

Mauer y otros inspectores afirman que los empleados de la planta con poca experiencia o capacitación realizan un control y clasificación mínimos en un esfuerzo por mantener la velocidad de la línea y mantener contentos a los propietarios.

“Hay mucha contaminación saliendo por la puerta”, afirma Vallone.

El Departamento de Agricultura niega esas afirmaciones e insiste en que sus inspectores son libres de detener o disminuir la velocidad de la línea de producción si ven algún problema.

NBC también contactó con las cinco plantas de procesamiento involucradas en el programa piloto. Cuatro remitieron al Consejo Nacional de Productores de Cerdo, que a su vez remitió las solicitudes de comentarios al North American Meat Institute.

Esta asociación comercial apoya el cambio de reglas, argumentando que mejorará la eficiencia al tiempo que garantiza un suministro seguro de alimentos.

“Después de más de 15 años de experiencia con el exitoso programa piloto, un sistema voluntario, aún se requiere que los inspectores del Departamento de Agricultura inspeccionen cada animal antes de ser sacrificado y cada canal después para garantizar que el producto sea saludable, y siempre tiene la autoridad para afectar la velocidad de la línea del establecimiento”, dijo su portavoz, Sarah Little.

La otra planta de procesamiento consultada, Smithfield Foods, emitió una declaración a través de su portavoz Kiera Lombardo: “Soy madre de dos niños pequeños y he sido parte de la familia Smithfield Foods durante casi 20 años. En nuestra compañía producimos alimentos seguros y de alta calidad para nuestros consumidores y nos enorgullece servir también a nuestras propias familias, incluida la mía”.

Pero expertos alimentarios aseguran que los cambios ponen en riesgo al público.

“Si estás haciendo las cosas a un ritmo mucho más rápido, estás obligado a cometer errores”, afirma el abogado de seguridad alimentaria Bill Marler, “y si cometes errores, es el público el que se ve perjudicado”.

Aunque ninguno de los inspectores dice que ha permitido personalmente que la carne no segura o no apta pase la inspección, todos están convencidos de que la carne insegura está llegando a los consumidores bajo el nuevo sistema.

“A esa velocidad de cadena, es difícil para cualquier humano identificar lo que necesitan”, cuenta Vallone, “pero, ya sabes, a medida que empujan más cerdos por la puerta, y no están identificando ni siquiera una patología básica como lo hace todo inspector, (existe la posibilidad) de tener cerdos patológicos en su fuente de alimento”.

El Servicio de Inspección y Seguridad de los Alimentos también ha defendido el cambio de norma: “Durante los últimos 18 años, el 15% de la carne de cerdo que los consumidores han estado comiendo provino de las plantas” donde funcionaba este programa piloto.

Los registros muestran que no ha habido problemas graves de salud pública o brotes de intoxicación alimentaria porcina relacionados con las plantas de prueba, aunque los expertos en seguridad alimentaria dicen que es difícil asegurar que la carne no ha enfermado a nadie.

“Dicen que no hay un aumento apreciable de enfermedades, pero ¿cómo saben eso?”, se pregunta la directora de Stop Foodborne Illness, Mitzi Baum. “El público en general no sabe lo suficiente sobre las enfermedades transmitidas por los alimentos. Piensan que es gripe estomacal. Por lo tanto, es muy, muy difícil obtener una medición real”.

Para los inspectores que expresaron públicamente sus preocupaciones, el problema es personal.

“No puedo quedarme callada y ver esto en todo el país con el potencial de recibir alimentos contaminados, alimentos adulterados y no lo que creen que van a obtener”, dijo Mauer, “me preocupa que mis amigos, mi familia, mis seres queridos, consuman este producto”.