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Las autoridades quieren frenar las oleadas de migrantes brasileños que cruzan la frontera sur

En el último año fiscal el flujo migratorio procedente de Brasil aumentó de forma exponencial, según las estadísticas
Helison Alvarenga, un migrante brasileño de 26 años, su hijo David, de seis años, en un centro comunitario de Massachusetts.
Helison Alvarenga, un migrante brasileño de 26 años, su hijo David, de seis años, en un centro comunitario de Massachusetts. AP / AP

Cientos de brasileños cruzan cada semana la frontera sur de Estados Unidos en busca de establecerse en el país norteamericano. 

Se trata de un flujo migratorio que aumentó considerablemente en el último año fiscal (de octubre a 2018 a septiembre de 2019), gracias también a la posibilidad de esquivar las medidas antiinmigración más duras de la administración del presidente, Donald Trump. 

Pero el Gobierno parece intencionado a acabar con eso; el director interino de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés), Mark Morgan, se comprometió a tomar medidas para frenar las llegadas de inmigrantes procedentes de países del centro y del sur de las Américas no hispanohablantes, entre ellos Brasil.

A nivel nacional, unos 18.000 brasileños fueron detenidos en el año fiscal 2019.  Este volumen de llegadas supuso un aumento del 600% en comparación con el mayor número previo referido a estas detenciones, registrado en 2016. 

Los brasileños que cruzan en el Sector El Paso, que abarca el sur de Nuevo México y el oeste de Texas, representaron un 95% de las detenciones de migrantes procedentes de este país a nivel nacional, según CBP.

Su país de origen se hundió en su peor recesión en la historia en 2015 y 2016, y se encamina a su tercer año consecutivo con un crecimiento de aproximadamente 1%. Uno de los problemas principales que sufre la gente allí es el paro. 

“Actualmente las cosas están muy mal en Brasil. La única forma de tener una mejor vida en Brasil es yendo a la universidad, pero la universidad es muy cara”, explicó Helison Alvarenga, de 26 años, quien se mudó a Brockton, Massachusets. 

El director interino de CBP, Mark Morgan aseguró el lunes que se quiere intentar bloquear el asilo a solicitantes procedentes de países como el suyo.

“Estamos viendo, otra vez, a individuos de países extraterritoriales, extracontinentales, llegando de Brasil, Haití, africanos”, afirmó, y se comprometió a implementar normas para impedirles el ingreso en Estados Unidos “con el mismo nivel de compromiso con el que elaboramos las iniciativas para abordar el problema con las familias del Triángulo Norte”.

Como el Triángulo Norte

Esta última declaración se refiere a las medidas tomadas para frenar las llegadas de migrantes procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, los más numerosos en los últimos meses. 

Esas iniciativas incluyen hacer que las familias esperen durante meses en ciudades mexicanas en la frontera, con frecuencia peligrosas, para solicitar asilo; regresarlas a México a que aguarden sus audiencias ante la corte, y una norma reciente que de hecho rechaza prácticamente todas las peticiones de asilo sin importar si son válidas o no. 

El resultado ha sido una mezcla de pseudo deportaciones a países donde los inmigrantes nunca han vivido y donde enfrentan obstáculos para trabajar o acceder a servicios sociales básicos.

Dificultades

Las familias brasileñas no son detenidas indefinidamente, sino que se les coloca en la red de albergues Annunciation House, donde pueden hospedarse algunos días mientras coordinan sus viajes a otras ciudades de Estados Unidos.

El Motel 6 de El Paso, Texas, donde se hospedan muchos migrantes brasileños que cruzaron la frontera.
El Motel 6 de El Paso, Texas, donde se hospedan muchos migrantes brasileños que cruzaron la frontera. AP / AP

El Motel 6 de El Paso, Texas, donde se hospedan muchos migrantes brasileños que cruzaron la frontera. Crédito: AP

Pero Luciano Park, abogado de inmigración brasileño residente en Estados Unidos, explica que sus connacionales que solicitan asilo tras travesías de hasta 6,000 millas se enfrentan a un camino cuesta arriba, ya que el sólo intentar escapar de la violencia crónica de las pandillas en Brasil con frecuencia no basta para solicitar asilo.

Las mujeres que mencionan motivos de violencia doméstica tampoco tienen muchas posibilidades de ganar sus casos frente a las normas de asilo más severas impuestas por el gobierno de Trump, agrega el abogado. “Antes estos eran casos buenos”, afirma,  “pero simplemente se ha vuelto más difícil defenderlos”.

Al mismo tiempo, muchos de los que llegan y son considerados por las autoridades adultos solteros son detenidos en un centro de detención para inmigrantes mientras se procesan sus peticiones de asilo.

Además de estas dificultades, posiblemente no para todo es fácil ambientarse al nuevo país. Es el caso de Alvarenga, quien sostiene que el invierno de Nueva Inglaterra también ha sido más duro de lo esperado. “Me hace extrañar mi país. Extraño la calidez y el sol”, dice. “Si ganara lo suficiente en la lotería instantánea, regresaría mañana”, agrega.

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