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"Como si fuéramos monstruos": padres denuncian que fueron acusados de abuso infantil debido a informes médicos erróneos

Funcionarios de bienestar infantil confiaron en informes médicos que aseguraban que los niños estaban siendo maltratados. No era así.

Unos padres en Michigan perdieron la custodia de su hijo de 6 semanas luego de que un médico detectara marcas en el abdomen del bebé y lo denunciara como "abuso físico". Meses después un juez ordenó que el niño y su hermano fueran devueltos a la pareja, cuando tuvo evidencias de que las lesiones probablemente fueron causadas por las correas de un columpio.

Una maestra de educación especial en Florida y su esposo paramédico tuvieron que separarse de su hijo de 4 meses después de que un médico informara a funcionarios de bienestar infantil que el sangrado en el cerebro del niño debía ser resultado de sacudidas violentas, pasando por alto una causa médica subyacente.

Y en el estado de Washington, dos niños fueron separados de su madre luego de que un médico informara que había estado abusando de ellos con tratamientos médicos innecesarios: 14 meses después los niños fueron devueltos a su hogar, cuando un juez dictaminó que la mayor parte del testimonio del médico no tenía “fundamento factual”.

Estas historias se encuentran entre las compartidas con NBC News y el diario Houston Chronicle sobre más de 300 familias en 38 estados del país, tras una investigación de un año que destaca la difícil situación que transitan los padres acusados ​​de abuso infantil a partir de informes erróneos o exagerados de los médicos.

Esta avalancha de casos demuestra el alcance nacional de los problemas detallados en esta serie que mostró, por ejemplo, que funcionarios de bienestar infantil en Texas sacaron a los niños de sus hogares tras recibir informes de médicos que luego fueron cuestionados.

Los informes de NBC News y el Houston Chronicle se centraron en el trabajo de pediatras especializados en abuso infantil, una pequeña pero creciente subespecialidad de médicos que trabajan estrechamente con las agencias estatales de bienestar infantil.

Ellos proporcionan informes de expertos y testimonios judiciales en miles de casos al año, protegiendo a un número incontable de niños maltratados. Pero cuando la evidencia es menos clara, según la investigación, un diagnóstico erróneo o exagerado puede devastar a muchas familias.

Horror y agonía

Las familias que contactaron a los reporteros en las últimas semanas describieron su horror al ser acusadas de abuso, además de la agonía de semanas o meses que sufrieron sus hijos. Muchos de estos padres siguen sin sus pequeños, por lo que escribieron pidiendo ayuda para encontrar abogados o expertos médicos que revisen sus casos.

Otros lucharon con éxito para recuperar la custodia, que obtuvieron solo después de endeudarse por decenas o cientos de miles de dólares para pagar los honorarios legales.

Allie Parker, de Michigan, madre de dos niños pequeños, dijo que la serie de NBC News y el Chronicle le ha estado “abriendo los ojos a muchas personas”.

Parker está presionando para que se aprueben reformas legislativas y políticas en Michigan después de que en 2018 ella y su esposo perdieron la custodia de sus hijos debido a la opinión de un pediatra dedicado al abuso infantil, en el Hospital Infantil C.S. Mott en Ann Arbor.

El médico había asegurado que las manchas rojas –que llevaban seis semanas en la piel del menor– y las costillas fracturadas en proceso de soldarse fundamentaban un “diagnóstico de abuso físico”. Sin embargo, otros expertos que revisaron los registros y examinaron al bebé en nombre de los Parkers no coincidieron con esta opinión.

Dos de estos notaron que el bebé tenía una deficiencia significativa de vitamina D que podría provocar fracturas en los bebés. Otro informó que las marcas en la piel del niño, que los padres notaron por primera vez y sobre las que llamaron la atención de los médicos, no lucían como contusiones, sino que parecían coincidir con las correas del columpio del bebé.

Más de siete meses después y tras gastar 50,000 dólares en honorarios para los abogados, un juez se disculpó con los Parker y ordenó que sus hijos les fueran devueltos (ambos menores habían sido sacados del hogar por orden de las autoridades).

En respuesta a estas situaciones, la portavoz de CS Mott, Mary Masson, expresó en un comunicado que los pediatras de abuso infantil del hospital “poseen el conocimiento y la experiencia para evaluar meticulosamente toda información médica compleja y desarrollar una lista extensa de posibles diagnósticos distintos sobre abuso o negligencia infantil. El equipo de protección infantil es invaluable para el sistema de salud para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños”.

Aunque las opiniones ofrecidas por los pediatras de abuso infantil no son decisiones legales, agregó Masson, “las determinaciones hechas por el sistema judicial no indican que un diagnóstico realizado por un pediatra de abuso infantil esté incorrecto”.

Megan Carter sostiene a su hija, Ellie, en el hospital. Foto cortesía de Megan Carter.

Un año después de haber recuperado a sus hijos, Parker reconoció que ella y su esposo todavía lidian con el trauma de que se los vuelvan a quitar. Pero también está usando su experiencia para ayudar a otras familias que enfrentan acusaciones similares.

“Esto no es un caso aislado en Texas", dijo. “Es una epidemia en todo el país”.

Aprendiendo de los errores

Los hospitales llevan mucho tiempo empleando médicos con un interés especial en el abuso infantil, pero no fue hasta hace una década que la Junta Estadounidense de Pediatría aprobó una nueva subespecialidad dedicada a proteger a los infantes. Hoy, cerca de 375 pediatras de abuso infantil ejercen en todo Estados Unidos.

Por ley, todos los médicos están obligados a notificar a las autoridades cuando sospechan que un niño pudo haber sufrido abuso. Sin embargo, los pediatras dedicados a esta especialidad van más allá: tras examinar una imagen completa de las lesiones del niño y tratar de confirmar si se ha producido un abuso, diagnostican no solo la afección médica del niño, sino también su causa.

Este trabajo es vital en un país donde 1,700 niños mueren por abuso o negligencia cada año.

Pero los reporteros encontraron casos en los que los médicos exageraron la confiabilidad de sus hallazgos, utilizando términos como “100%” o “ciertamente infligido” para describir conclusiones que generalmente no se podían demostrar con absoluta confianza. No hay pruebas de laboratorio para confirmar que un bebé ha sido sacudido o para demostrar que alguien le provocó quemaduras.

Las opiniones de los médicos pueden tener una influencia extraordinaria sobre las decisiones de las agencias estatales de bienestar infantil, lo que a veces provoca separaciones familiares cuestionables y cargos penales.

En respuesta al informe, el Dr. Kyle Yasuda, presidente de la Academia Estadounidense de Pediatría, y el Dr. Tammy Camp, presidenta de la Sociedad Pediátrica de Texas, firmaron un artículo de opinión en el Houston Chronicle defendiendo el trabajo de los pediatras de abuso infantil y destacando las consecuencias potencialmente mortales cuando se ignoran los signos de abuso.

Los especialistas, escribieron, suelen descartan el abuso con más frecuencia que otros tipos de médicos, como quienes trabajan en salas de emergencias, protegiendo así a las familias de separaciones innecesarias.

“La mayoría de los otros simplemente no tiene tanta capacitación para distinguir entre lesiones accidentales y lesiones intencionales, o para detectar raras condiciones médicas que a menudo parecen producto del abuso”, escribieron.

El Dr. Richard Krugman, profesor de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado y figura destacada en el campo de la prevención del abuso infantil, estimó que algunas de las críticas contra estos pediatras por parte de abogados defensores y expertos médicos inconformes han sido “exageradas”.

Pero cuando se tiene en cuenta que un diagnóstico erróneo contribuye a 1 de cada 10 muertes de pacientes en Estados Unidos, Krugman consideró que no es sorprendente que los pediatras de abuso infantil no tengan la razón todo el tiempo. Un problema importante, dijo, es que los médicos solo pueden aprender de los errores si se les informa de ellos. Después de hacer un diagnóstico de abuso y de separar a un niño de su familia, Krugman dijo que es difícil saber si esa fue la decisión correcta.

Ellie Carter en la unidad de cuidados intensivos neonatales después de su nacimiento prematuro. Foto cortesía de Megan Carter.

Eso sucede, dijo, porque la mayoría de las agencias estatales dedicadas al bienestar infantil no rastrean los resultados a largo plazo ni comparten sus datos con los investigadores.

“Cualesquiera que sean los errores cometidos en este campo, los pediatras de abuso infantil y otros se colocan en una posición en la que no pueden aprender de ellos porque no conocen los resultados”.

A menudo, solo cuando los padres tienen los recursos financieros para contratar abogados experimentados o expertos médicos adicionales, los médicos pueden conocer información que contradice sus hallazgos.

Sin base en los hechos

Megan Carter estuvo separada de sus dos hijos durante más de 14 meses luego de que un especialista en abuso infantil en el Hospital para Niños Mary Bridge, en Tacoma, Washington, la acusó de cometer una forma rara de maltrato infantil conocida como abuso médico infantil.

En mayo de 2018, la doctora Elizabeth Woods informó a las autoridades de bienestar infantil que Carter había estado abusando de su hija Ellie, de cinco años, exagerando sus problemas de salud para engañar a los médicos para que le dieran tratamientos médicos innecesarios y dañinos.

Pero después de un largo juicio de más de un año, un juez desestimó el caso y le reprochó a Woods no haber presentado una base factual de sus hallazgos.

Este caso sigue un patrón común a otros casos de abuso médico infantil examinados como parte de la investigación de NBC News y Houston Chronicle: Ellie había nacido severamente prematura, a las 24 semanas, y por ello sufrió retrasos en el desarrollo y problemas crónicos de salud, incluidos dificultades en su respiración y su digestión.

Tras años de tratamiento, un empleado del hospital sospechó que la niña no estaba tan enferma como su madre decía. El caso fue remitido a Woods, quien examinó los extensos registros médicos de la niña en la primavera de 2018 y concluyó que Carter había estado abusando de ella con tratamientos excesivos.

La doctora informó que el abuso probablemente se había producido desde que nació la niña, e incluso señaló un momento conmovedor, cuando un famoso jugador de la NFL vino a visitarla al hospital, como evidencia de que Carter estaba usando la enfermedad de su hija para llamar la atención sobre sí misma, según los registros judiciales.

Pero, según el juez, la especialista había exagerado repetidamente la evidencia de sus conclusiones. Las acusaciones de la Dra. Woods de que Carter adulteró la medicina de su hija, presionaron para que recibiera tratamientos de oxígeno innecesarios e inventó las supuestas dificultades de alimentación de su hija no estaban respaldadas por los registros médicos o por los médicos que la atendieron, dijo el juez.

Jeremy y Vivianna Graham con su hijo, Tristan. Foto cortesía de la familia Graham.

La afirmación de la doctora de que la niña “engulló” un Happy Meal de McDonald's luego de que a Carter, su madre, la retiraran de su cuidado, fue cuestionada por otros testigos y simplemente “no era plausible”, apuntó el juez, ya que la menor seguía teniendo problemas legítimos para comer.

También dijo que fueron los miembros del personal del hospital, no Carter, quienes invitaron al exjugador de los Seahawks, Richard Sherman, para que visitara a Ellie, señalando que los funcionarios de Mary Bridge emplearon ampliamente el video de aquella escena para materiales de marketing y publicaciones en redes sociales, algunas de ellas en busca de donaciones para el hospital.

Si algo había que ganar con esa visita, escribió el juez, fue “el hospital y no la madre el que obtuvo el beneficio”.

Marce Edwards, una portavoz de Mary Bridge, dijo en un comunicado que el hospital “se toma en serio su papel de mantener a los niños de nuestra comunidad seguros, y eso significa alertar a las autoridades cuando tenemos una razón para cuestionar su seguridad”.

“El Departamento de Intervención de Abuso Infantil del Mary Bridge ha estado sirviendo a nuestra comunidad durante más de 30 años y es un recurso esencial para la prevención y el tratamiento del abuso infantil", dijo Edwards.

“Respaldamos el trabajo que ellos hacen y el de la Dra. Woods", concluyó.

La Dra. Woods, por su parte, no respondió a un mensaje que los periodistas le dejaron en su teléfono celular.

De manera que Carter se reunió con sus dos hijos en junio pasado, aunque solo después de que ella y su esposo les pidieran prestado al banco y a sus familiares unos 300,000 dólares que emplearon para honorarios legales. Ahora sus hijos acuden a un terapeuta que los ayuda con sus persistentes temores a separación, recordó esta madre.

Después de leer la investigación de NBC News y del Houston Chronicle sobre un caso sorprendentemente similar contra una madre en Houston fue que Carter contactó a los periodistas y le pidió que compartieran su historia.

“Tras pasar por esto, quería alejarme y no volver a hablar de eso —dijo—. Pero luego pensé ‘esto simplemente seguirá sucediendo, estas personas están fuera de control’”.

“Nos hicieron sentir como si fuéramos monstruos”

Vivianna Graham, maestra de educación especial en Florida, se sometió a cuatro años de tratamientos de fertilidad con su esposo antes de dar a luz a su hijo, Tristan, en 2015.

El día que el niño cumplió sus cuatro meses, sufrió una convulsión, y los médicos del Hospital Johns Hopkins All Children de Saint Petersburg hallaron sangrado alrededor de su cerebro.

Aunque Tristan no presentaba otras lesiones, según los registros médicos, una pediatra de abuso infantil, la Dra. Sally Smith, informó que la hemorragia subdural probablemente se debía a sacudidas violentas o traumatismos craneales abusivos.

En cuestión de días, el estado se hizo con la custodia del bebé, mientras que la policía acusaba a Jeremy Graham, padre del niño y paramédico de los bomberos, de abuso infantil grave. Su foto policial y las noticias sobre los cargos aparecieron en las pantallas de televisión de toda la región esa noche a la hora de los noticiarios.

“Nos hicieron sentir como si fuéramos monstruos”, lamentó Vivianna Graham.

Durante años, la familia Graham le envió tarjetas de Navidad a la pediatra especialista en abuso infantil que denunció a su hijo como víctima. Por fin en diciembre de 2018 recibieron una nota de respuesta. Imagen cortesía familia Graham.

Pero otros tres médicos que revisaron los registros médicos a pedido de los Graham, incluido un neurocirujano, no encontraron evidencia de abuso y escribieron en sus informes que la hemorragia cerebral de Tristán, que persistió incluso cuando ya no estaba con sus padres, era resultado de una afección crónica en la que se acumulaba líquido en la cabeza del bebé, lo que en algunos casos provoca pequeñas cantidades de hemorragia entre el cerebro y el cráneo.

Citando las reglas de privacidad del paciente, una portavoz del All Children’s Hospital se negó a responder a preguntas o comentar sobre el caso.

En un breve contacto telefónico, la Dra. Smith dijo que no le permitían hacer ningún comentario al respecto.

“Estos casos son confidenciales —dijo—. No soy libre de contar mi versión de la historia”.

Siete meses después de que Tristán fuera separado de sus padres, los cargos criminales contra el progenitor fueron retirados y el bebé devuelto a ellos.

Desde entonces, cada año los Graham le envían a la Dra. Smith una tarjeta de Navidad con una foto de su familia, junto con una nota que le recuerda que estuvo a punto de separarlos para siempre.

Pero en diciembre pasado, ambos se sorprendieron cuando Smith les respondió con una nota en la que señalaba que cada año hay un “número inquietante” de niños en el área de Tampa que son víctimas de abuso, pero reconocía su fuerte creencia de que su hijo no era uno de ellos.

“Me esfuerzo mucho por ser minuciosa y por ‘hacerlo bien’, pero quizás debo tener más cuidado al considerar las áreas grises”, escribió.