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Trump firma proyectos de apoyo a protestas contra China. Pekín se enfurece. Y la guerra comercial sigue de fondo

El presidente suscribió dos normas aprobadas en el Congreso que respaldan las protestas en Hong Kong en contra de la injerencia del Ejecutivo central chino
Un manifestante antigubernamental de Hongk Kong sostiene en la mano dos banderas de EEUU en el distrito financiero de la ciudad asiática.
Un manifestante antigubernamental de Hongk Kong sostiene en las manon dos banderas de EEUU en el distrito financiero de la ciudad asiática.  AP / AP

El presidente, Donald Trump, firmó este miércoles dos proyectos de ley aprobados anteriormente en el Congreso de respaldo al masivo movimiento de protesta activo actualmente en Hong Kong contra el Gobierno central chino. En Pekín no se lo tomaron nada bien; en un enfurecido comunicado, el Ejecutivo del país asiático amenazó contramedidas, aunque sin concretar ulteriormente. 

El mandatario estadounidense había expresado alguna perplejidad sobre la conveniencia de sacar adelante estas normas, ya que EEUU y China se encuentran en plenas negociaciones para intentar acabar con la guerra comercial en acto entre ambos países, que desestabiliza la economía mundial. Finalmente, se decantó por aprobarlas. 

Hong Kong, una ciudad china bajo administración especial, vive desde hace meses una situación de ebullición por masivas protestas de manifestantes antigubernamentales que piden más democracia y autonomía.

Durante estas protestas, se han vivido varios momentos de tensión y violencia. El Gobierno chino ha recibido acusaciones por opositores y partidarios de este bloque de reprimir de manera desmesurada las manifestaciones, mientras que la ONU pidió en agosto abrir una investigación para aclarar cómo actuaron las fuerzas de policía en la ciudad.

El primero de los proyectos firmados por Trump, conocido como "Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong" y aprobado la semana pasada por el Congreso, requiere al Gobierno que, a través del Departamento de Estado, certifique una vez al año que China mantiene su trato especial a Hong Kong (colonia británica hasta 1997) con el respeto a su autonomía ante el riesgo de sanciones.

Así mismo, da poderes al Gobierno estadounidense para sancionar a funcionarios chinos responsables de violaciones a los derechos humanos como detenciones arbitrarias, torturas, confesiones forzadas o entregas extrajudiciales, entre otras.

El segundo texto, por su lado, prohíbe la exportación de material antidisturbios para las fuerzas de seguridad de Hong Kong. Ambos proyectos fueron respaldados de manera casi unánime en la Cámara de los Representantes y en el Senado y saludados con satisfacción por los protestantes antigubernamentales de Hong Kong. 

"Firmé estos proyectos de ley por respeto al presidente Xi, a China y al pueblo de Hong Kong", afirmó Trump en un comunicado. "Se están promulgando en la esperanza de que los líderes y representantes de China y Hong Kong puedan resolver sus diferencias de manera amistosa, lo que conducirá a la paz y la prosperidad a largo plazo para todos", agregó.

La furia de Pekín

China reaccionó con cólera, calificando estas normas de "abominación absoluta", y convocando al embajador de Estados Unidos en Pekín, Terry Branstad, por segunda vez en cuatro días. 

El país asiático acusó en un comunicado a Estados Unidos de llevar a cabo una "grave interferencia" en "los asuntos de China", algo que, afirma, "constituye una grave violación del derecho internacional".

"Instamos a los Estados Unidos a que no sigan por el camino equivocado o China tomará contramedidas y Estados Unidos deberán asumir todas las consecuencias", amenaza el texto.

En palabras del Gobierno chino, el país norteamericano “ja respaldado abiertamente a los delincuentes violentos que destrozaron desenfrenadamente las instalaciones, incendiaron, agredieron a civiles inocentes, pisotearon el estado de derecho y pusieron en peligro el orden social".

El viceministro de Relaciones Exteriores chino, Le Yucheng,  transmitió la "firme oposición" de su país e instó a Estados Unidos a "corregir su error", a "no aplicar" la ley, para no "perjudicar más las relaciones y la cooperación sino-estadounidense", informó el ministerio en un comunicado.

Equilibrios en juego

China ya anticipó su reacción después de que el Congreso estadounidense aprobara las leyes en apoyo a sus opositores en Hong Kong. En elecciones locales celebradas el pasado domingo, los partidos pro-Pekín sufrieron un tremendo batacazo en favor de los representantes que apoyan las protestas, en unos comicios con alta participación.

Trump, que busca reestablecer delicados equilibrios comerciales con China tras meses de intercambios de sanciones económicas recíprocas y de creciente preocupación internacional por los problemas de estabilidad que estas relaciones tensas conllevan, ha mantenido posiciones a veces ambiguas sobre la situación en Hong Kong.

En algún caso, calificó las protestas como “disturbios”, pero también pidió al Gobierno chino que actúe con moderación. 

Los analistas dicen que el tratamiento especial a HOng Kong, un importante centro financiero, favorece a Estados Unidos, que se ha beneficiado de las condiciones favorables en esta ciudad para hacer negocios. Si Hong Kong se convirtiera en una ciudad china como otras, las empresas que confían en el papel de este territorio como intermediario o para el transbordo probablemente llevarían sus negocios a otro lugar.

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