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Los brutales asesinos de la MS-13 cambian de estilo: ahora van bien vestidos, con habla educada, y sin tatuajes

“La idea de que están tatuados de la cabeza a los pies, eso no ocurre ya”, dice un experto de ICE. Estos son el resto de cambios en la Mara Salvatrucha.

“La idea de que están tatuados de la cabeza a los pies, eso no ocurre ya”, ha indicado un alto oficial del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) a la web informativa Washington Examiner. La nueva “norma” es que los pandilleros de la MS-13 tengan “buena apariencia, hablen bien, y ni una gota de tinta en su cuerpo”, añaden las fuentes consultadas por este medio.

La MS-13 (o Mara Salvatrucha) se formó en Los Ángeles en los años 80 entre salvadoreños huidos de la guerra civil. Estados Unidos lleva combatiéndola desde hace décadas.  El Departamento de Seguridad Nacional detuvo el año fiscal de 2018 a más de 10,000 presuntos pandilleros, de los que 2,000 pertenecían a la MS-13. Además, deportó a 5,900, entre ellos 1,300 de la MS-13, un 24% más que el año anterior.

Este “notablemente violento” grupo internacional, como lo califica ICE, se convirtió en 2017 en prioridad para el Gobierno de Donald Trump, que lo utiliza como cabeza de lanza de un discurso en el que vincula inmigración y violencia.

“Hay una pandilla llamada MS-13. No les gusta disparar a la gente. Les gusta cortar gente. Hacen cosas que nadie creería. Son animales de verdad”, dijo Trump en junio de 2017. En septiembre, y sólo es un ejemplo, un latino fue asfixiado, acuchillado con machetes, decapitado y desmembrado en Maryland; antes de enterrarlo en una fosa, le arrancaron el corazón.

¿Cómo sabe ICE que un adolescente es un pandillero? Debe cumplir al menos dos de los siguientes criterios: tener tatuajes (cuantos más, mayor rango), ropa o accesorios que les identifiquen como miembros de una pandilla, frecuentar las áreas que éstas controlen, haber sido vistos haciendo los gestos propios de estas bandas, haber sido identificados por una fuente fiable o por pruebas documentales, o haber sido detenidos con otros pandilleros al menos dos veces.

Es decir, basta con llevar una camiseta y zapatillas concretos y pasar por una zona determinada para poder ser detenido y acusado de pertenecer a una banda, lo que ha llevado a activistas y grupos de derechos civiles a denunciar que, en ocasiones, ICE se escuda en esto para deportar a migrantes inocentes.

La persecución federal puede haber llevado sin embargo a cambiar precisamente estos rasgos distintivos, entre ellos los tatuajes y la vestimenta. Además, según dos fuentes de ICE mencionadas por la citada web, la MS-13 se ha dividido en diferentes ramas con distintas reglas.

Los ritos de iniciación también cambian; entre ellos, destacan los oficiales, están las palizas de 13 segundos cada vez que se sube de rango (de homeboy a chequeo, luego observación, y por último paro). Los tatuajes puede que ya no sean marca distintiva, pero los moratones por los golpazos sí.

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