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Trump ataca a funcionarios que cooperan en la investigación para someterlo a juicio político

Trump ha atacado a funcionarios de su Administración que, en desafío a sus órdenes, han dado testimonio sobre sus presuntos esfuerzos por presionar a Ucrania a que investigara a su rival político, el ex vicepresidente, Joe Biden.

WASHINGTON.— El presidente, Donald Trump, ha incrementado sus ataques contra el puñado de funcionarios públicos que, desafiando sus órdenes, han testificado ante el Congreso para un posible juicio político en su contra. Trump los llama despectivamente Never Trumpers (nunca 'trumperos'), aunque varios fueron designados por su Administración.

Desde antes del inicio de las audiencias públicas en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Trump ha recurrido a su cuenta en la red social Twitter para desacreditar o atacar a los testigos, entre éstos algunos diplomáticos de carrera y otros que entraron a su Administración en 2017.

Ocho testigos figuran entre los convocados ante el Comité entre mañana martes y el jueves, varios de los cuales fueron contratados o designados bajo su Administración.  

Varios tienen información de primera mano -y potencialmente dañina- sobre las presiones de Trump para que Ucrania anunciara una investigación contra el ex vicepresidente, Joe Biden, quien encabeza la contienda por la nominación presidencial demócrata en 2020.

Trump ha exigido la lealtad de sus aliados republicanos dentro y fuera del Congreso contra lo que ha calificado como una “farsa” y una “cacería de brujas” de la oposición demócrata que, a su juicio, sólo quiere deshacer su victoria electoral en 2016.

A los que han desafiado sus órdenes de no dar testimonio ante el Congreso los ha colocado en el bando de Never Trumpers, en referencia a líderes conservadores que desde y durante la contienda presidencial de 2016 juraron nunca apoyarlo.

Trump niega estar intimidando a testigos -algo que podría pesar en su contra- e insiste en que tiene derecho a la libertad de expresión.

Ayer domingo, por ejemplo, Trump atacó a Jennifer Williams, una funcionaria del Departamento de Estado que asesora al vicepresidente, Mike Pence, en temas relacionados con Europa y Rusia.  

Williams había dicho al Congreso en sesión a puerta cerrada que la llamada telefónica de Trump el pasado 25 de julio con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenksy, fue “inusual e inapropiada” y que, en su opinión, sólo encajaba en la “agenda política personal” del mandatario.

La funcionaria escuchó la llamada, junto a otros asesores de la Casa Blanca, desde la sala conocida como Situation Room, ubicada en el sótano de la mansión presidencial y que sirve para tratar asuntos de máxima sensibilidad política.

Esa llamada fue la que desató la investigación en curso, porque en ella Trump pidió al gobierno de Zelensky que investigara a los Biden, provocando dudas de si estaba condicionando la ayuda militar estadounidense para un aliado a cambio de un beneficio político personal.

“Díganles a Jennifer Williams, quienquiera que sea, que lea ambas transcripciones de las llamadas presidenciales y la declaración recién divulgada de Ucrania. Después debería reunirse con otros Never Trumpers, que no conozco y mayormente ni siquiera había oído de ellos, y elaboren un mejor ataque presidencial”, dijo Trump.

Aunque Hunter ha sido criticado por su elevado salario mensual como miembro de la junta de Burisma, una empresa energética en Ucrania -presuntamente por su apellido y conexiones políticas-, no han surgido pruebas de corrupción contra los Biden.  

Tanto Williams como Timothy Morrison, un exasesor de alto nivel en el Consejo de Seguridad Nacional, han ofrecido información de primera mano sobre la llamada, y están en la lista de testigos que comparecerán ante el Comité de Inteligencia mañana martes. También lo harán Alexander Vindman, encargado de asuntos europeos en el Consejo de Seguridad Nacional y Kurt Volker, exenviado especial de Estados Unidos en Ucrania.

El Comité ha citado para este miércoles al embajador estadounidense ante la Unión Europea, Gordon Sondland, para explicar lo que sabe sobre los esfuerzos de la Casa Blanca por condicionar el desembolso de unos 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, a cambio de que Zelensky se comprometiera a investigar a Biden, y su hijo, Hunter.

Al parecer, Sondland tuvo varias conversaciones directas con Trump sobre Ucrania, pero el mandatario ha dicho que apenas lo conoce, pese a que el ahora embajador donó un millón de dólares a su comité de inauguración en 2016.

Sondland enmendó las declaraciones que hizo a puerta cerrada, y los demócratas le han advertido que mentir bajo juramento conlleva graves consecuencias legales.

Trump también ha colocado en el saco de Never Trumpers a George Kent, un diplomático de carrera que ha prestado servicio bajo cinco presidentes de ambos partidos desde 1992, y a William Taylor, designado embajador en funciones de EEUU en Ucrania por el secretario de Estado, Mike Pompeo, un mes después del despido, en mayo pasado, de Marie Yovanovitch.

Parte del argumento de la Casa Blanca es que Trump suspendió inicialmente la ayuda militar a Ucrania para acabar con la corrupción en ese país exmiembro de la antigua Unión Soviética. Pero eso contradice a los departamentos de Estado y de Defensa, que en mayo pasado habían certificado que ese país debía recibir la ayuda porque ha tomado fuertes medidas contra la corrupción y para defender su soberanía de Rusia.

Trump también ha insistido en que la llamada con Zelensky fue “perfecta”, y que no hay nada que los demócratas puedan castigar con un juicio político para su eventual destitución.

El mandatario sopesa la invitación de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para que ofrezca a los investigadores, bajo juramento, pruebas que lo absuelvan de toda culpa.