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Alemania recuerda los 30 años de la caída del muro de Berlín, símbolo de una división histórica en Europa

Europa vive la conmemoración en un ambiente de discordia
Personas dejan flores cerca de una de las partes que quedan del muro de Berlín, cuya caída ocurrió hace treinta años.
Personas dejan flores cerca de una de las partes que quedan del muro de Berlín, cuya caída ocurrió hace treinta años. AP / AP

Alemania conmemora este sábado los 30 años desde la caída del muro de Berlín, un momento crucial en los acontecimientos que provocaron el final del comunismo en Europa del Este. 

La barrera dividió la ciudad entre 1961 y 1989. 16 años antes, las fuerzas ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, EEUU, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética, se repartieran el control del territorio alemán tras derrotar al régimen nazista de Adolf Hitler 

El país quedó de hecho dividido en dos partes, la República Federal Alemana al oeste, bajo la influencia de Occidente y la República Democrática Alemana al este, bajo la del comunismo soviético. Y el muro de Berlín entró a formar parte de la frontera entre las dos naciones.

Durante casi tres décadas los berlineses sufrieron así una separación simbólica del enfrentamiento entre el bloque económico capitalista liderado por EEUU y el socialista con al frente los rusos, la llamada Guerra Fría.

Pero también vivieron en dos realidades desiguales. En particular, la Alemania Oriental sufrió las dificultades económicas de la URSS y sus restricciones política, lo que hizo que decenas de miles de habitantes de esta república socialista intentaran emigrar al otro lado de la frontera. 

El 9 de noviembre 1989, en un contexto de crisis del régimen soviético, las autoridades de Alemania del Este cedieron a las protestas pacíficas de los ciudadanos y decidieron dar libre paso a los ciudadanos intencionados a pasar al otro lado de Berlín. 

La caída del muro se produjo de forma pacífica, con las imágenes de desconocidos que habían vivido a un lado y al otro de aquella barrera abrazándose que dieron la vuelta del mundo y ciudadanos derribando poco a poco partes de la pared. Se trató del principio del proceso de reunificación del país. 

La conmemoración de aquellos hechos históricos se producen en un clima de discordia en Europa, señála AFP. Una de las últimas señales son las declaraciones de esta semana del presidente francés Emmanuel Macrón, quien echó leña al fuego diciendo que la OTAN estaba en un estado de "muerte cerebral" y lamentando la falta de coordinación entre Estados Unidos, los socios de la OTAN y Turquía, miembro de la Alianza, que lanzó recientemente una ofensiva militar en el norte de Siria.

También dentro de Alemania el ambiente no es del todo sereno, debido a disparidades económicas que hacen sufrir las regiones del este, particularmente sensibles al auge de partidos de extrema derecha. 

Como muestra de esta falta de entusiasmo general ninguno de los grandes dirigentes occidentales se desplazará este sábado a Berlín. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, dejó Alemania el viernes por la noche después de dos días de visita y el presidente francés Emmanuel Macron llegará a Berlín el domingo por la noche para una cena con la canciller Angela Merkel y el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier.

Por el otro lado, sí han acudido los líderes de Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, República Checa, países europeos que durante décadas estuvieron bajo el paraguas soviético. 

En la memoria quedan la celebración de hace diez años, cuando líderes de todo el mundo, incluidas las cuatro fuerzas aliadas de la Segunda Guerra Mundial, se dieron cita ante la Puerta de Brandeburgo en Berlín para derribar un falso muro erigido para la conmemoración de los 20 años del fin de la Cortina de Hierro. El mensaje en aquel momento fue claro: las murallas y las divisiones son cosas del pasado. Diez años después, el ambiente es diferente.

La cancillera alemana, Angela Merkel, oriunda del Este, habló este sábado en un acto conmemorativo en una pequeña capilla cerca de donde una vez estuvo el Muro, recordando a a los que fueron asesinados o encarcelados por tratar de huir de Alemania Oriental a Occidental e insistió en que la lucha por la libertad en todo el mundo no ha terminado.

"El Muro de Berlín, damas y caballeros, es historia y nos enseña: ningún muro que aleje a las personas y restrinja la libertad es tan alto o tan ancho que no se puede derribar", dijo.

Merkel también recordó que el 9 de noviembre sigue siendo una fecha tensa en la historia alemana, ya que también marca el aniversario de la llamada Noche de los cristales rotos, un pogromo antijudío en 1938 que presagió el Holocausto de los nazis.