IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Hace 500 años en México se instaló la pigmentocracia. Este hombre tiene un plan para revertirlo

A quinientos años del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma II, un proyecto cuestiona la herencia de ser tratado diferente según tu tono de piel, una forma de discriminación que surgió desde los inicios del mestizaje.

Cuando Julio Vallejo vivía en México no le gustaba lo que veía cuando se miraba en el espejo. “Me decía: ‘Ok, soy feo, pero por lo menos soy inteligente’”, cuenta. El mexicano de 43 años explica que asociaba la belleza a la piel blanca hasta antes de mudarse a California, en 2001.

Vallejo se fue después de terminar sus estudios de Economía en una de las mejores universidades privadas del país, el Tecnológico de Monterrey. Aunque ni ese logro fue suficiente para quitarle su convicción de que no iba a ser exitoso debido a su tono de piel.

“Aquí (en México) hay el mito del mestizaje: que como todos somos mestizos, no podemos ser racistas. Pero yo creo que el racismo opera a través de la definición de belleza”, explica. Eso lo llevó a establecer Fundación Pigmentocracia, que trabaja desde hace diez años para que toda la diversidad de tonos de piel aparezca en los medios mexicanos.

Pigmentocracia, un término acuñado por el fisiólogo chileno Alejandro Lipschütz a mediados del siglo XX, define la forma en que las colonias españolas en el continente americano jerarquizaron a las personas del continente americano en función de su color de piel, en las llamadas castas, grupos sociales a los que uno era puesto desde el nacimiento y del cual era casi imposible moverse.

Todo comenzó un 8 de noviembre de hace 500 años, cuando Hernán Cortés y el emperador mexica Moctezuma II se vieron por primera vez en la hoy Ciudad de México. Ese encuentro dio pie a la Conquista y al mestizaje entre los pobladores mesoamericanos, los europeos y los esclavos africanos.

La clasificación le sirvió a la clase dominante, los blancos europeos, para mantener sus privilegios ante el crecimiento de mestizos y mulatos en México, como lo pone el estudio “Aproximación interdisciplinaria a las reminiscencias del discurso de castas colonial en México”, publicado en 2017.

Con las castas se expandió la idea de que una raza, los blancos europeos, debería considerarse superior.

“Los indígenas no eran racistas, no conocían otras razas. La discriminación racial empezó con el tráfico de los esclavos negros, se extendió contra los indígenas y sobrevive hasta hoy”, afirma el antropólogo e historiador Luis Barjau, experto en el México prehispánico.

En 1810, al ser declarada la independencia, se abolieron la esclavitud y las castas en el papel, pero los prejuicios sociales y esa pigmentocracia se han ido arrastrando hasta la fecha.

Así lo muestra el informe Por mi raza hablará la desigualdad, del Colegio de México en colaboración con Oxfam, en el que investigadores recogen la experiencia de más de 25.000 personas.

Los datos indican que dos de cada diez encuestados de piel morena y tres de cada diez de tez oscura están en el grupo de mayor pobreza de México, mientras que dos de cada diez de piel clara o morena clara se encuentran en el estrato más rico.

Además, el 41,7% de los indígenas y el 31,4% de los mexicanos negros se encuentran en el grupo económicamente más desfavorecido, mientras que la mayoría de los blancos y mestizos se reparten entre los tres grupos más ricos de México.

Pero la posición social y económica de la familia parece ser hoy lo que más determina las oportunidades en México: casi la mitad de los que nacieron en el grupo de mayor pobreza y casi la mitad de los que nacieron en el grupo más aventajado, heredaron el estatus socioeconómico.

Vallejo entiende que el racismo mexicano en ocasiones opera de forma inconsciente. “Los que somos morenos lo vivimos todos los días”, dice, sin enojo, pero convencido: “Seguimos pensando que somos el chofer y no el ejecutivo”.

Para cambiarlo, Pigmentocracia está trabajando en el desarrollo de un software que monitoree el tono de piel de todas las personas que aparecen en comerciales en México, en asociación con el Instituto Geena Davis, porque Vallejo está convencido del poder de los medios para cambiar las narrativas.

Dado que trabaja en una productora en Los Ángeles, le ha tocado ver cómo Hollywood es cada vez más inclusivo a nivel racial. Y eso, concluye, “ayuda a preparar a la sociedad para algo que no existe”.

NOTICIAS RELACIONADAS

Vuelve a México si quieres hablar español:  Así se dirigió una clienta al jefe de un Burger King en Florida

Cómo el lenguaje de algunos medios de comunicación alimenta el racismo