Alrededor de 300 habitantes tiene el poblado de La Mora, en el norte de México, pero este jueves se acrecentó en cientos luego de que personas de distintas partes acudieron a los primeros funerales de las víctimas de la masacre de Sonora, donde tres mujeres estadounidenses y seis niños fueron asesinados este martes por narcotraficantes.
Con coronas de flores y tristeza, familiares y amigos que quisieron rendir sus respetos a las familias LeBarón y Langford llegaron hasta el poblado que tuvo sus carreteras de acceso fuertemente custodiadas por fuerzas armadas mexicanas.
Ambas familias, pertenecientes a una comunidad mormona, se estaban trasladando por una vía rural entre los estados de Sonora y Chihuahua, en el borde con Estados Unidos, cuando fueron atacados presuntamente por miembros del cártel La Línea.
Desde lugares tan lejanos como Utah y Dakota del Norte una caravana de personas llegó y se congregó en La Mora. "Venimos a honrar su memoria, a tratar de entender lo que está pasando. Es responsabilidad de la autoridad investigar y decirnos qué sucedió (...) Es un acto de terrorismo para todos los mexicanos", afirmó Alex LeBarón, uno de los miembros de la familia acribillada.
Las víctimas fueron veladas en ataúdes de madera construidos por otros integrantes de la comunidad mormona de origen estadounidense que se asentaron hace más de un siglo en Chihuahua.
La familia Langford fue la primera en rendir honores a sus difuntos: Rhonita Miller, de 30 años, y sus hijos, Howard Jr, de 12; Krystal, de 10; y los gemelos Titus y Tiana, de ocho meses.
También fueron velados los restos de Dawna Langford, de 43 años, y sus dos hijos Trevor, de 11, y Rogan, de dos; y la tercera mujer, Christina Langford, de 31.
Este viernes continuarán los funerales con misas para despedir a Rhonita y sus gemelos quienes serán trasladados a la colonia LeBarón, en el municipio de Galeana, Chihuahua, donde serán sepultados.
Las autoridades mexicanas han informado que las víctimas habrían sido confundidas con un grupo rival del cártel La Línea, pero los familiares - que han luchado contra los grupos criminales que se han apoderado de la zona- insisten que se trató de un ataque deliberado.
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