Un poco antes de las 2:30 de la madrugada, Dustin Pigeon había llamado al 911 amenazando con suicidarse. Minutos más tarde tenía a dos policías en el jardín de su casa en Oklahoma.
El hombre, de 29 años, tenía en su mano una botella de líquido para encendedores con la que se había empapado para tratar de prenderse fuego.
“Déjalo, te voy a disparar”, gritó el sargento Keith Sweeney, quien había atendido la llamada en esa madrugada del 15 de noviembre de 2017.
Las imágenes de la cámara corporal del agente muestran que, momentos después de que su compañero vaciara sin efecto una ‘bolsa de frijoles’, Sweeney le disparó tres veces y lo dejó sin vida, informó The Washington Post.
El fiscal de distrito del condado de Oklahoma, David Prater, le dijo al jurado en su declaración de apertura del juicio, que una de las balas había llegado hasta el corazón de Sweeney.
La familia de Pigeon aseguró que el joven había estado luchando por años contra las enfermedades mentales y la adicción a varias sustancias. Era bipolar, alcohólico, sufría de episodios de ansiedad y depresión y había estado internado, explicó su hermana Tesina Pigeon al periódico Oklahoman.
Dos años después, el destino de Sweeney está en manos de un jurado que se encargará de determinar si fue un asesinato.
Los fiscales señalan que el oficial, acusado de asesinato en segundo grado, ignoró su entrenamiento así como el hecho de que Pigeon no estaba armado y no representaba una amenaza, según reportó la agencia de noticias The Associated Press.
También aseguran que el tiroteo fue injustificado e irrazonable.
“Dos expertos en uso de la fuerza que dicen cómo el acusado violó casi todas las políticas que podría tener con respecto a cómo lidiar con los enfermos mentales y cómo lidiar con una persona cuando está tratando manejar la situación”, agregó Prater.
La defensa de Sweeney señaló que el oficial temió ser atacado con un cuchillo puesto que el patio estaba oscuro y no vio que Pigeon sostenía una botella de plástico.
"Las dos cosas que son tan importantes en este caso son el tiempo transcurrido y la información que no se le dio al oficial Sweeney para tomar la decisión correcta de lo que estaba sucediendo", explicó su abogado, Gary James.
De ser declarado culpable el oficial Sweeney se enfrenta a una condena desde 10 años hasta cadena perpetua.