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Un misterioso esqueleto resuelve un enigma de la época oscura de Estados Unidos

Un montañero descubrió un esqueleto vestido con cinto y zapatos de cuero. "Es un gran misterio para nosotros", dijo la policía. Hoy cree haberlo resuelto al fin

“Es un gran misterio para nosotros”, dijo el Departamento del Sheriff del condado de Inyo cuando dos excursionistas descubrieron un esqueleto de camino a la segunda montaña más alta de California.

Tyler Hofer trepaba el 7 de octubre junto a un compañero el monte Williamson, de 14.379 pies de altura y rodeado de bosques en Sierra Nevada, cuando atisbaron un pedazo de cráneo en una ladera de cantos rodados.

Desplazando algunas rocas desenterraron un esqueleto que descansaba sobre su espalda, con los brazos cruzados sobre el pecho, y con un cinto y zapatos de cuero.

Telefonearon a la policía y luego siguieron su escalada, para presentarse a hablar con los investigadores al día siguiente, según el diario New York Post.

“Una persona normal que estuviera caminando por el Williamson no habría seguido la misma ruta que nosotros porque estábamos un poco perdidos”, explicó Hofer, “un poco fuera de ruta, así que tiene sentido que nadie hubiera encontrado el cuerpo”.


Los investigadores repasaron todos los reportes de personas desaparecidas en las últimas décadas sin éxito. Hofer considera que los restos fueron depositados allí de forma intencionada: “Era definitivamente un enterramiento porque estaba estratégicamente cubierto por rocas”, y no mostraba “signos de alteración”.

“No puedo decir si fuer intencional o no, pero no es un área dada a caídas de rocas”, dijo el sargento Nate Derr. Los investigadores no encontraron en cualquier caso signos de violencia que permitiera pensar en un asesinato.

Este jueves el Departamento del Sheriff ha informado de que el esqueleto podría pertenecer a un prisionero de un campo de concentración para personas con ascendientes japoneses durante la II Guerra Mundial, según informa la agencia de noticias The Associated Press.

Se trataría así de Giichi Matsumura, de 46 años, que salió junto a otros hombres del campo de Manzanar en el verano de 1945 para caminar y pescar en esas montañas. Se alejo del grupo para pintar con acuarelas, porque era un artista, y le atrapó una inusual tormenta de nieve, dándosele por desaparecido.

Matsumura forma parte de la historia más oscura del país: el internamiento de más de 110.000 personas sólo por sus ascendientes japoneses durante la II Guerra Mundial en campos y prisiones remotas, por miedo a que se pusieran de lado de Japón durante el conflicto internacional.

El hombre fue hallado un mes más tarde por un excursionista, y enterrado en la montaña semanas después de que la guerra acabara. La tumba no fue consignada en ningún mapa, y ha sido buscada sin éxito durante décadas.

El campo de Manzanar se encontraba en una localidad de granjeros en el valle Owens, a 185 millas al norte de Los Ángeles y al pie del monte Williamson. Allí fueron internadas 10.000 personas hasta el final de la guerra, tras el lanzamiento de dos bombas nucleares sobre Japón. 

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