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Cometió un crimen que devastó a un pueblo entero y huyó. Lo atraparon casi 40 años después

Era una noche de otoño de 1980. Mason irrumipó en el bar y miró a su esposa en compañía de otro hombre. La pelea no se hizo esperar...

Walter James Mason entró a un bar en el pequeño pueblo de Dayton en el estado de Idaho sobre la curvatura del río Salmon. Era una noche de otoño de 1980 cuando vio a su esposa en compañía de otro hombre, precisamente había ido para acusarla de ser infiel. El tabernero amenazó con echarlo si no cuidaba su lenguaje y, en efecto, lo terminaron sacando.

Afuera, la pelea no se hizo esperar y Daniel Mason Woolley, el hombre al que había visto en compañía de su esposa, salió para intentar separarlos, según reportó el diario The Washington Post. Al verlo, Mason cruzó la calle y fue a su camioneta para sacar dos pistolas.

Presuntamente le disparó a Woolley en la cabeza y luego regresó a tirotear el bar, donde una de las balas hirió a un comensal en el hombro.

Los empleados lograron desarmarlo, pero Mason se zafó de sus brazos y alcanzó a escapar en su auto. Rodeó la autopista y paró en el único otro bar que había en Dayton. Adentro, pidió un trago y le dijo a la persona sentada a su lado que acababa de matar a un hombre.

Antes de que la policía llegara ya había dejado el lugar. En casi 40 años nunca se volvió a saber de él.

En aquel entonces Mason era un hombre de 47 años que se había curtido en los rodeos montando caballos a lomo pelado, pero se había retirado y ahora trabajaba como ranchero y guía de cacería. La gente del pueblo, que entonces tenía 43 habitantes, sabía muy poco de él, según dijeron testigos de esa noche al diario The Post Register.

A consecuencia de un patada de caballo el lado izquierdo de su cara había quedado paralizado. Sus brazos y espalda estaban cubiertos con cicatrices, rasgos que en principio habrían hecho fácil identificarlo. Pero nadie sabía del paradero de Mason.

Hasta que este lunes la oficina del alguacil del condado de Custer en Texas reportó que habían encontrado, casi 40 años después, al sospechoso responsable del homicidio de Woolley.  

Mason se había estado escondiendo en un pueblo de Texas con menos de 1.000 habitantes llamado Rising Star. Bajo el alias de Walter James Allison el prófugo rehizo su vida en un rancho a 1.500 millas de distancia de su oscuro pasado.

Las secuelas de los actos de Mason reverberaron sobre el pueblo como una piedra que cae en un estanque demasiado pequeño. Su esposa era la única maestra de la escuela de dos habitaciones, según el Post Register. Después de lo sucedido decidió abandonar Dayton y no hubo una maestra que la supliera.

Durante años no encontraron quien la reemplazara y los niños tuvieron que hacer el viaje al pueblo de Challis, a 24 millas sobre un camino peligroso en invierno por el hielo. El superintendente de la escuela dijo en 1984 que sin ella “quedaba muy poco de la comunidad”, según recogió el Washington Post.

La suerte del pueblo empeoró con el paso del tiempo. Para 1990, la mina de plata que había sido el corazón de Dayton estaba cerrada y la población había caído a la mitad. Hoy sólo quedan siete habitantes.

No está claro cómo encontraron a Mason las autoridades después de tantos años, aunque su identidad fue confirmada por pruebas dactilográficas. Ahora el acusado tiene 86 años y ha sido extraditado a Idaho para enfrentar un juicio por los hechos de Dayton en 1980.

Mason se ha declarado no culpable alegando que le disparó a Woolley en defensa propia cuando sintió miedo al verlo salir del bar presuntamente para agredirlo.