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“Estamos en guerra”, dice el presidente de Chile. En el país se producen graves disturbios. Hay al menos ocho muertos

Las autoridades mantuvieron este domingo medidas represivas sin antecedentes desde que Chile salió de un dictadura militar. Protestas y violentas manifestaciones se produjeron en varias zonas del país

“Estamos en guerra”. El presidente de Chile, Sebastián Piñera, no dudó este domingo en definir así el estado en que se encuentra el país tras varios días de protestas que estallaron por la decisión del Gobierno de subir las tarifas del metro en la capital, Santiago, y luego se extendieron a otras ciudades sumando más reclamos sociales. 

Ya se confirmaron varios muertos a lo largo de estos últimos días de tensión. Después de que el ministro de Interior, Andrés Chadwick, afirmara que los fallecidos fueron siete, la Intendencia de Santiago confirmó que había uno más. Algunas fuentes elevan el balance a al menos diez fallecimientos. La agencia France-Press informa que fueron detenidas más de 1.450 personas. 

La situación se recrudeció en particular a partir del viernes, cuando las manifestaciones en las estaciones de metro y en las calles de Santiago se tornaron violentas. El Gobierno decretó el estado de emergencia y sacó al ejército a patrullar el territorio, adoptando así una medida represiva inédita desde que Chile salió de una dictadura militar hace casi tres décadas. 

El ejecutivo se retractó respecto a la idea de introducir alzas de los boletos del metro, y este sábado Piñera anunció que la medida se había suspendido. Pero las protestas no terminaron, y los participantes manifestaron otros argumentos de queja y hartazgo por las desigualdades que vive el país. 

Este sábado, las autoridades decretaron un toque de queda para el área de la capital y otras dos provincias. Las protestas prosiguieron el domingo, y las limitaciones de la libre circulación nocturna se mantuvo activa también para la noche de domingo a lunes tanto en Santiago (donde empezó a las 7 pm hora local y seguirá hasta las 6 am, según CNN Chile) como en otras ciudades. 

Además de la capital y su región metropolitana, se proclamó en partes de las regiones de Valparaíso, Antofagasta, Bío Bío, en la provincia de Concepción, la comuna de Rancagua y la localidad de Los Ríos, según la Televisión Naiconal de Chile. EFE dice que también será válido en la ciudad de La Serena, en Coquimbo. 

"Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite", dijo Piñera a periodistas luego de reunirse durante una hora con el general de Ejército Javier Iturriaga, quien tiene a cargo el orden y seguridad de Santiago durante la coyuntura. El presidente de Chile cree que las violencias se deben a grupos de “verdaderos criminales”. 

"La democracia no solamente tiene el derecho, tiene la obligación de defenderse usando todos los instrumentos que entrega la propia democracia y el estado de derecho para combatir a aquellos que quieren destruirla", mantuvo en su intervención.  

El mandatario explicó que Santiago y otras nueve regiones de las 16 que conforman Chile, se encuentran en estado de emergencia bajo el resguardo de unos 9.500 militares y policías, y confirmó que el lunes, primer día laboral luego de tres días de disturbios, se abrirán 27 estaciones de la línea 1, una de las siete que conforman el subterráneo capitalino, cerrado desde el viernes.

Fuertes enfrentamientos

En las horas centrales del domingo y parte de la noche, se registraron fuertes enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en la céntrica Plaza Italia en Santiago. En paralelo, una jornada más, se sucedieron incendios de comercios, farmacias almacenes, bancos y edificios públicos; pillajes, saqueos y barricadas callejeras. 

El centro de Santiago ofrecía imágenes dantescas de destrucción, con semáforos en el suelo, restos de autobuses quemados, comercios saqueados y miles de piedras y palos sobre las calles. Actos violentos se produjeron sin control por todo el país, poniendo en jaque a las fuerzas del orden.

El ministro del Interior, Andrés Chadwick, confirmó la muerte de siete personas, todas en saqueos: dos en el incendio de un supermercado y cinco en una fábrica textil. La Televisión Nacional de Chile informó que la intendente de Santiago, Karla Rubilar Barahona, dijo que hubo ocho fallecidos. La agencia EFE eleva el balance hasta contar diez víctimas. 

La situación en Santiago provocó la cancelación de cientos de vuelos en el aeropuerto, mientras miles de personas esperaban varados en las terminales.

 Los estudiantes llamaron a nuevas movilizaciones para el lunes y se prevé una gran dificultad en los traslados. “Nos espera un día duro, dijo el presidente Piñera”.

El centro de Santiago ofrecía imágenes dantescas de destrucción, con semáforos en el suelo, restos de autobuses quemados, comercios saqueados y miles de piedras y palos sobre las calles.

"Es muy triste todo lo que está pasando, pero la gente está indignada porque no la escuchan", dijo a la AFP Antonia, de 26 años, en el corazón de la capital.

Caceroladas

Simultáneamente a los actos vandálicos, cientos de chilenos se han manifestado también pacíficamente, principalmente haciendo sonar sus cacerolas en la calle. 

La santiaguina plaza de Ñuñoa fue un claro ejemplo de esta expresión cívica de hartazgo por las desigualdades, donde se generó durante casi todo el día un ambiente más festivo que de protesta.

En muchos otros barrios de Santiago y comunas del país se replicaron estos cacerolazos y otras muestras de manifestaciones pacíficas contra el Gobierno de Piñera y por un cambio en la forma en que se gestionan la educación, la salud o las pensiones, problemas de fondo tras este estallido popular que pilló de improviso a las autoridades.

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