La operación fallida del pasado jueves para detener a Ovidio ‘El Ratón’ Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, es el último episodio en un historial de errores y muestras de debilidad del Estado mexicano ante el exlíder del poderoso cártel de Sinaloa y otros miembros de su clan.
Las mismas autoridades reconocieron que el intento de capturar al hijo del ‘Chapo’, quien está actualmente detenido en EEUU tras ser condenado a cadena perpetua en este país, fue “precipitado” y caracterizado por “deficiente planeación”.
Los efectivos de las fuerzas de seguridad que participaron en el operativo de Culiacán, capital del estado de Sinaloa donde se albergaba Guzmán en el momento de los hechos, se vieron rodeados y desbordados por una impresionante e inquietante prueba de fuerza de supuestos miembros del cártel local, quienes rápidamente salieron a las calles exhibiendo ametralladoras y otras armas.
Hubo balaceras, incendios de vehículos, mucho pánico y al menos ocho muertos. Así como decenas de presos de una cárcel cercana en fuga en el medio del caos, y mensajes confusos de las autoridades sobre la presunta captura de Ovidio. Durante horas, estas no aclararon si el hombre, indicado por EEUU como una figura relevante en las actividades delictivas de su padre, seguía detenido o no, hasta tener que admitir ante el mundo que se lo dejaron escapar.
“No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas”, afirmó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para justificar lo que pasó. “Esta decisión se tomó para proteger a los ciudadanos, no se puede apagar el fuego con el fuego”.
Jack Riley, exjefe de operaciones de inteligencia de la Administración Para el Control de Drogas de EEUU (DEA, por sus siglas en inglés) que dedicó buena parte de su carrera a perseguir al ‘Chapo’, cree que la decisión de AMLO es un error. “El presidente de México acaba de hacer un pacto con el Diablo, esencialmente le dice al Cártel de Sinaloa: ‘Ustedes son los que mandan’”, declaró a la revista mexicana Proceso.
Por su lado, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, trató de calmar las aguas ante la avalancha de críticas que les cayeron encima a él y otros responsables de la seguridad nacional.
"No hay falta de Estado ni ausencia del Gobierno federal", aseguró este viernes en una incómoda rueda de prensa tras el "fallido" operativo. La agencia EFE explica que este posible error estratégico entra en una cadena de fallos anteriores, cuyo inicio se remonta a hace décadas, ocurridos durante los mandatos de distintos Gobiernos.
Estos episodios se han alternado con otros en los que sí las autoridades de México, a veces en colaboración con las de EEUU, consiguieron golpear a los cárteles y sus imperios criminales, como cuando en 2017 capturaron al ‘Chapo’ y lo extraditaron al país vecino.
Corrupción y primera gran fuga de ‘El Chapo’
El 'Chapo' fundó el Cártel de Sinaloa en los años Ochenta. En 1991 fue detenido, pero sobornó al jefe de Policía de Ciudad de México con 100.000 dólares para escapar.
Los sangrientos enfrentamientos con los hermanos Arellano Félix, quienes dirigían la empresa criminal de mayor importancia en México, desembocaron en la matanza en una discoteca de Puerto Vallarta y el asesinato del cardenal Jesús Posadas.
En 1993, después de que las autoridades lo relacionaran con el asesinato del cardenal, Guzmán huyó del país. Sin embargo, ese mismo año fue capturado en Guatemala y extraditado a México.
Pero en la prisión de máxima seguridad de Puente Grande, en el occidental estado de Jalisco, protagonizó su primera gran fuga en el 2001. Fue un escape de película: según la versión más extendida, se fugó escondido en un carrito de lavandería con la ayuda de una decena de funcionarios corruptos.
Más de una década toreando a la justicia
Desde entonces, Joaquín Guzmán se convirtió en uno de los principales fugitivos de la Justicia de México y EEUU, hasta que en 2014 fue capturado en la ciudad de Mazatlán, en su natal Sinaloa.
Apenas año y medio después, logró su segunda y más espectacular de sus fugas. Gracias a varios secuaces y con la supuesta ayuda de funcionarios de prisiones, huyó por un túnel de 1.500 metros excavado entre la ducha de su celda y una casa cercana.
‘El Chapo’ se fugó a bordo de una moto, dejando totalmente en jaque las autoridades. “Nos sentimos muy derrotados”, aseguró Ray Donovan, jefe de operaciones especiales de la DEA que supervisó su anterior captura.
El narcotraficante fue detenido seis meses después, aunque la confianza de la ciudadanía hacia el Gobierno mexicano, entonces encabezado por Enrique Peña Nieto (2012-2018), quedó severamente dañada.
Otros miembros del cártel que lograron evadir a la justicia
Aunque sin tanto poder ni proyección, algunos de los hijos del ‘Chapo’ también han logrado evadir la justicia en varias ocasiones.
Uno de ellos es, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, considerado actualmente por el FBI como uno de los criminales más buscados. En 2012, las autoridades anunciaron su arresto y que le habían hallado armas, dinero e identificaciones falsas.
Pronto se descubrió, ante el escarnio general, que hubo una confusión y el apresado no era hijo del líder del Cártel de Sinaloa.
Otro hijo del famos criminal Iván Archivaldo Guzmán estuvo detenido en el 2005 por el delito de lavado de dinero. Pero tres años después fue dejado en libertad cuando un juez desestimó las acusaciones.
Ovidio era considerado como uno de los líderes del clan de más bajo perfil. Aún así, este jueves logró que sus secuaces protagonizaran este jueves un pulso de fuerza contra decenas de agentes de seguridad del que terminaron vencedores.
La ciudad mexicana de Culiacán estuvo bajo la violencia del cártel de Sinaloa durante 12 horas. Pero en muchas partes de México el gobierno cedió a la batalla contra cárteles como el de Jalisco Nueva Generación desde hace mucho tiempo, asegura The Associated Press.
En estados como Michoacán o Tamaulipas los cárteles enriquecidos por las ganancias de las drogas han tenido un extenso control por lo menos la última década, comprando o amedrentando a la policía y almacenando grandes arsenales, junto con redes de informantes, para proteger las rutas de las drogas del gobierno o rivales.
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