El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, ha anunciado este jueves un alto el fuego de 120 horas en el norte de Siria como fruto de sus presiones a Turquía, un acuerdo temporal que el presidente, Donald Trump, ha considerado histórico.
“Es un gran día para la civilización”, ha afirmado en la red social Twitter, “estoy orgulloso de Estados Unidos por acompañarme en un camino necesario aunque poco convencional. La gente ha estado mucho años intentando llegar a este ‘acuerdo’. Se salvarán millones de vidas. Felicitaciones a TODOS”.
“Este acuerdo de ninguna manera podría haberse alcanzado hace tres días. Era necesario algo de cariño ‘duro’. Bien para todos. ¡Estoy orgulloso de todos!”, añadió el presidente, que parece usar las comillas para resaltar palabras.
En efecto, este acuerdo no podría haberse alcanzado hace unos días, fundamentalmente porque el conflicto militar no existía hace unos días. En concreto, no existía hasta que Trump lo desencadenó el 6 de octubre con su anuncio de la retirada de las tropas estadounidenses en Siria.
Ese país, enclavado entre Turquía, Irak e Israel, sufre una guerra civil desde 2011, en la que el Ejército del presidente Bashar Al-Assad, ayudado por Rusia, combate contra los kurdos, ayudados por Estados Unidos, por el control del territorio. Todos ellos, a su vez, luchan contra el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
La retirada estadounidense dejó vía libre a Turquía para lanzar una ofensiva en Siria contra los kurdos. Este pueblo sin tierra, con 30 millones de personas y al que Estados Unidos utilizó para combatir en Siria con apoyo de su aviación, reclama desde hace décadas su soberanía sobre territorios en Turquía y Siria.
La guerra civil le ha permitido controlar el norte de Siria. Pero ahora Turquía, que los considera terroristas, pretende expulsarlos de esa zona y aplastar sus reivindicaciones territoriales.
Los kurdos, tras ser abandonados por Trump, se han aliado con Al-Assad, mientras que Rusia ha ocupado el puesto que antes tenía Estados Unidos.
Ante el fuerte enojo de los congresistas estadounidenses, incluidos los republicanos, Trump amenazó con fuertes sanciones económicas a Turquía si no frenaba su ofensiva, aunque, al mismo tiempo, el presidente restó importancia en público a lo que este país pudiera hacer o a lo que los kurdos pudieran sufrir.
Ayer, la Casa Blanca hizo pública una insólita carta en la que presionaba a Erdogan para que detuviera su ofensiva militar, y envió a Pence a negociar.
El vicepresidente ha anunciado hoy un alto el fuego de 120 horas para que los kurdos puedan escapar de la zona que hasta ahora ocupaban con apoyo estadounidense, dejando vía libre a Turquía para tomar el control, pero evitando que los masacre. Contarán en su huida con apoyo de las tropas estadounidenses, según Pence.
“Estoy agradecido por el liderazgo del presidente. Estoy agradecido por las más de cinco horas de negociaciones con el presidente Erdogan”, ha dicho Pence.
Turquía, por su parte, ha minimizado el acuerdo: “Esto no es un cese al fuego”, ha dicho el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Mevlut Cavusoglu, según la cadena de noticias CNN.
A principios de esta semana, Erdogan había dicho que rechazaría un alto el fuego, según la agencia de noticias The Associated Press. "Nunca podríamos declarar un alto el fuego", dijo a los periodistas.
Trump, por su parte, ha defendido de nuevo la postura de Turquía, aliado militar en la Alianza Atlántica, pese a haberle amenazado a la vez con aniquilar su economía.
“Durante muchos, muchos años, Turquía, para ser justos, ha tenido un problema legítimo, ha indicado el presidente, “han tenido terroristas, tenían mucha gente allí que no podían tener. Sufrieron muchas pérdidas de vidas y tuvieron que limpiarlo. Este resultado es algo que han estado tratando de obtener durante 10 años”.
El conflicto entre Turquía y los kurdos dura más de un siglo, y no parece que la ofensiva militar turca para aniquilarlos pueda en cualquier caso resolverlo.
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