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Médicos denuncian el riesgo de cáncer por consumir quesos grasos. Pero, como con la carne, no hay consenso

Miles de doctores piden que se etiqueten determinados productos para advertir del peligro de tumores de mama. Pero, como con la carne y el café, el debate sigue abierto.

Una organización sin ánimo de lucro integrada por miles de médicos ha solicitado a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) que advierta a los consumidores sobre el presunto vínculo entre el queso y el cáncer.

Physicians Committee for Responsible Medicine (PCRM) quiere que el Gobierno federal considere agregar etiquetas de advertencia porque, en su opinión, las hormonas en el queso elaborado a base de leche de vaca pueden aumentar hasta un 53% el riesgo de sufrir cáncer de mama, según la web informativa Business Insider.

El PCRM, una entidad sin fines de lucro con sede en Washington, D.C., que promueve una dieta basada en plantas, medicina preventiva y alternativas a la investigación en animales. cuenta con 12.000 miembros e hizo pública su petición a principios de octubre, como parte de su campaña en el Mes de Concientización sobre el Cáncer de Mama.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) consideran el cáncer de mama como la segunda causa más común de muerte para las mujeres en Estados Unidos, con 240,000 afectadas al año, y 40,000 fallecimientos.

La inquietud del PCRM se centra en las hormonas potencialmente dañinas que las vacas transferirían al queso durante el proceso de fabricación. Entre estas se encuentra la IGF-1, que ha relacionado directamente con el cáncer de mama.

“En lugar de que los fabricantes de queso coloquen una cinta rosada en los productos, como lo hicieron durante los anteriores Meses de Concientización, deberían agregar etiquetas de advertencia —consideró en un comunicado de prensa Neal Barnard, presidente del PCRM—. Queremos que las mujeres sean conscientes de que el queso lácteo podría ponerlas en riesgo de morir de cáncer de mama”.

No obstante, la organización indicó que las mujeres pueden seguir comiendo este producto, y otros de la misma procedencia, siempre que sean bajos en grasa, por su menor riesgo de provocar esta enfermedad.

La dieta mediterránea, centrada en verduras, frutas, granos integrales y grasas saludables, podría ayudar a la hora de integrar el queso en las comidas diarias, según la organización.

No todos están de acuerdo

En 2015 por un grupo de médico chinos analizó 22 estudios de mujeres occidentales, en una muestra total de más de un millón de personas, y determinó por el contrario que el consumo alto y modesto de lácteos (> 600 y 400-600 g / día, respectivamente) redujo significativamente el riesgo de cáncer de seno en comparación con el bajo consumo de lácteos, lo cual incluye el queso. El análisis examinó estudios en Europa, Asia y Estados Unidos.

Entre los otros alimentos que han sido vinculados al aumento de cáncer se encuentra la carne roja.

Sin embargo, un estudio recientemente publicado en la revista Annals of Internal Medicine indica que la carne roja entraña un riesgo bajo para la salud, y sus riesgos siguen aún bajo debate.

“Son muy pequeñas las reducciones de riesgo de padecer cáncer y enfermedades cardíacas”por dejar de comer carne roja, dijo a la agencia de noticias France Presse Bradley Johnston, profesor de epidemiología en la Universidad Dalhousie de Canadá y director del grupo NutriRECS que trabajó en el texto.

“Podría haber una reducción, pero también puede que no la haya”, añadió, “las personas necesitan tomar sus propias decisiones en su dieta”.

Avances en la lucha contra el cáncer de mama

En cuanto al cáncer de mama, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan que las mujeres de 50 a 74 años se hagan una mamografía cada dos años. Las mujeres de 40 a 49 años deben hablar con su médico u otro profesional de la salud sobre cuándo comenzar y con qué frecuencia hacerse esta prueba, sopesando los beneficios y riesgos.

Hace unos días, investigadores de la Clínica Mayo, con sede en Jacksonville (Florida), aseguraron haber desarrollado una vacuna que podría estar disponible dentro de ocho años y que no solo podría detener la recurrencia de los cánceres de seno y de ovario, sino que también evitaría que se desarrollen.

“Es razonable afirmar que dentro de ocho años podríamos poseer una vacuna disponible para todas las pacientes a través de su farmacia o de su médico”, informó el investigador Keith L. Knutson, Ph.D. en una entrevista publicada por Forbes.