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“Estamos hartos”. Estos migrantes cruzaron medio mundo para llegar a Estados Unidos. Murieron ahogados en México

"Ninguno de nosotros quiere estar en este lugar miserable", dicen estos migrantes sobre México. Pero Andrés Manuel López Obrador no les permite pasar. Hoy ha ocurrido una tragedia.

Al menos un migrante ha muerto y otros dos se encuentran desparecidos al hundirse una pequeña embarcación frente a las costas de Puerto Arista, en el estado mexicano de Chiapas y no lejos de la frontera guatemalteca, según ha informado la Fiscalía General del Estado.

El incidente tuvo lugar a las siete de la mañana (hora local) cuando, por causas que aún se desconocen, la barca se ladeó y algunos de sus ocupantes cayeron al mar. Otras ocho personas, todos ellos adultos y de nacionalidad camerunesa, han sido rescatados, aunque se desconoce cuánta gente viajaba en la embarcación. 

En los últimos 12 meses fueron interceptados 811.000 inmigrantes en la frontera estadounidense. Provenían en su mayoría de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, pero cada vez son más los que viajan miles de millas a través de hasta nueve fronteras en dirección a Estados Unidos.

En los primeros cuatro meses del año las autoridades mexicanas registraron la llegada de casi 2.000 africanos, los mismos que en todo 2018, la mayoría de la República Democrática del Congo y Camerún, países de la costa oriental africana castigados por la pobreza y los conflictos militares que suman cientos de miles de desplazados y refugiados.

Sólo tres meses después ya eran más del doble. De esos 5.000, sólo fueron deportados dos.

Cruzan el océano Atlántico (en avión), en una travesía de muchos meses y miles de dólares que les puede llevar luego a través de Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala hasta el tramo final en México, según la agencia de noticias Reuters.

Miles de ellos se encuentran ahora estancados en la punta sur de México, sin visado para seguir su camino hacia la frontera estadounidense, bloqueados por la Guardia Nacional desplegada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sin saber hablar español y abandonados en condiciones miserables.

Estamos hartos”, explicaba Diop Abou, mauritano de 33 años, al diario Los Angeles Times, “ninguno de nosotros quiere estar en este lugar miserable”.

El Gobierno estadounidense no les concedería en ningún caso asilo a menos que lo pidieran antes, y les fuera rechazado, en México u otros de los países cruzados en su camino.

El presidente, Donald Trump, descalificó en enero de 2018 a estos migrantes, calificando sus lugares de origen como “países de mierda”. Su política en los últimos meses se ha centrado en presionar a Centroamérica para que aceptaran convertirse en países refugio para estos migrantes.

Muchos de ellos, en cualquier caso, quieren seguir su camino hacia Estados Unidos a toda costa, sin plantearse quedarse en México, informa la radio pública.

La suerte de estos inmigrantes africanos no puede ser más complicada.

Los que intentan viaje hacia Europa terminan en muchas ocasiones en el fondo del océano Atlántico o del mar Mediterráneo, donde más de mil personas han perdido la vida ya en lo que va de año, ante la indiferencia, impotencia o desprecio de los países europeos adonde se dirigían.

Este jueves 13 de ellos lograron alcanzar la isla italiana de Sicilia, pero lo hicieron en ataúdes y para ser enterrados allí: su barco se hundió el lunes al volcar cuando iba a ser rescatado por la Guardia Costera frente a la isla de Lampedusa.