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Los doctores trataban a su hija 'sumamente enferma' y mientras tanto construían un caso en su contra

Su hija nació 4 meses prematura. No se separaba de ella para cuidarla, y conocía la terminología médica. Esto alertó a los doctores del hospital. Así fueron separadas

Una madre de Texas tuvo que entregar a su hija a los servicios de Protección Infantil después de que los doctores de un hospital en donde la habían atendido en una emergencia la acusaran de abuso médico, una especie de agresión que se perpetra al someter a los hijos a procedimientos innecesarios de salud.

Miles de páginas de documentos médicos y decenas de entrevistas llevadas a cabo por la cadena NBC y el diario The Houston Chronicle han identificado problemas con la actuación de las autoridades, tanto del hospital como del servicio de Protección Infantil.

Harper nació casi cuatro meses prematura. Su madre, Ajshay James, vio a su hija pasar las primeras 16 semanas de su vida en una incubadora, llorando y corriendo por las enfermeras cuando su respiración disminuía al borde de la muerte.

La piel de Harper era frágil como el papel, sus pulmones estaban conectados a un aparato eléctrico que le permitía respirar.

Cuando por fin dejó el hospital a los 5 meses, la madre tuvo que usar un aparato para monitorear su ritmo cardiaco y respiración. También le recetaron terapia física y enfermería las 24 horas.

James, una madre soltera de Houston, vivía dedicada al cuidado de su hija. Cuando el huracán Harvey provocó inundaciones en la ciudad, tuvo miedo de que Harper se quedara sin oxígeno si la electricidad fallaba. Un bote de rescate las sacó de su casa y una ambulancia las llevó más tarde a una sede del Hospital Infantil de Texas en los suburbios.

James sintió gran alivio cuando llegó al hospital, reportó NBC y The Houston Chronicle. Pero los doctores que recibieron a Harper pronto verían con sospecha su alegría.

Tras observarlas por un par de días en el hospital, uno de los más reputados del país en el cuidado infantil, los doctores llegaron a la conclusión de que la niña estaba siendo abusada por su madre. Pero no mediante golpes, insultos u otros tipos de violencia, sino a través de un sofisticado método conocido como abuso médico.

¿Qué es el abuso médico infantil?

El pediatra británico Roy Meadow fue el primero en reportar el fenómeno en 1977 cuando publicó las historias de dos casos: una mujer que aparentemente había estado contaminando las muestras urinarias de su niño; y otra que había intoxicado a su hijo con sal.

Basado en esos ejemplos, Meadow estableció que se trataba de un desorden psiquiátrico en el que los padres buscan tratamiento para enfermedades que inventan. Lo llamó el síndrome Munchausen por aproximación.

Desde entonces, médicos en todo el mundo han reportado cantidad de casos de madres (casi nunca padres) que exageran los síntomas de sus hijos y los medican de más.

En Estados Unidos una ley estableció que el abuso médico infantil sucede cuando un cuidador (un padre, por ejemplo) instiga a los médicos para que un niño reciba tratamiento excesivo o innecesario. Los doctores están obligados a denunciar este comportamiento que puede terminar en la separación del niño y la madre.

Como parte de una investigación más amplia sobre el trabajo de los pediatras de abuso infantil en Texas, los reporteros de NBC y Houston  Chronicle analizaron siete casos de madres en el estado acusadas de abuso médico infantil. Revisaron miles de páginas de registros médicos y documentos judiciales y entrevistaron a docenas de médicos, abogados y trabajadores sociales, así como a los padres acusados.

Entre las señales de advertencia que se les enseña a buscar a los pediatras de abuso infantil están una madre que insiste en una segunda o tercera opinión después de un resultado normal en una prueba o una madre que con frecuencia describe síntomas que no se verifican mediante pruebas médicas.

También un padre muy atento que no está dispuesto a separarse de su hijo; una madre con fluidez en terminología médica compleja o una madre que solicita donaciones en línea para cubrir los costos del tratamiento médico.

"El problema es que muchas de las señales de advertencia describen a muchos padres que conozco, particularmente aquellos cuyos hijos sufren problemas médicos complejos y difíciles de diagnosticar", dijo a NBC el la profesora de derecho en la Universidad de Carolina del Norte Maxine Eichner, especializada en casos de abuso médico infantil. Y agregó que ha observado un aumento en las acusaciones contra madres cuyos hijos padecen enfermedades mitocondriales y otros trastornos genéticos raros.

Además, en el caso de los padres de hijos prematuros, como James, existe un síndrome de estrés postraumático que puede llevar al padre a estar siempre en alerta ante el menor problema médico de sus hijos, según el doctor Eli Newberger, fundador del programa de protección a la niñez del Hospital Infantil de Boston.

La separación: cómo se pierde a una hija

Tras reticencia inicial, James accedió a la sugerencia de los doctores del Hospital Infantil de Texas de reducir el tratamiento con oxígeno de su hija de menos de dos años.

Unos días después los doctores le enseñaron los resultados de un estudio sobre sus problemas respiratorios y de apnea de sueño. Los resultados alegraron a James, quien llamó a una amiga para celebrar que su pequeña ya no necesitaba el oxígeno y ahora podría ir a Disneylandia. Ambas recordaron esto en las entrevistas.

James no lo sabía, pero mientras que los doctores del hospital atendían a su hija, construían un caso contra ella. Jeanine Graf, la oficial médico en jefe del campus oeste del Hospital Infantil de Texas, más tarde testificó que desde el primer momento que la conoció le había preocupado la posibilidad de que Harper estuviese siendo abusada por su madre. La niña se veía muy sana para la larga lista de condiciones médicas que tenía, dijo después.

En ningún momento se lo mencionaron, de tal forma que recibiera una advertencia antes de llamar a las autoridades. Más tarde, los médicos explicaron que se consideraba una mala idea avisar a los sospechosos de abuso infantil que se les estaba investigando, por protección a la niña.

A pesar de sus preocupaciones, Graf dejó ir a la pequeña Harper con su madre el 8 de septiembre, ocho días después de que llegaran con el huracán.

Pero un día después, agentes del Servicios de Protección Infantil aparecieron en la casa de una amiga donde James y Harper se estaban quedando.

Primero le dijeron que se había ido sin autorización médica. Los documentos muestran que esto no es cierto, Harper recibió el alta en el hospital el día que su mamá la llevó, según los medios citados.

Sin embargo, accedió a ir al hospital para aclarar las cosas. No estaba obligada, pero le amenazaron con conseguir una orden de la corte que lo complicaría todo para ella.

Las cosas se complicaron en el hospital. Al entrar las recibió una trabajadora social que le preguntó a los agentes de Protección Infantil si ya le habían explicado todo.

-"Tengo algunas preguntas", recuerda haber dicho James.

-"No tengo respuestas", recuerda que la trabajadora social respondió.

Después de una breve conversación, la trabajadora del hospital levantó a Harper en sus brazos."Ahora voy a ir por este camino", recuerda James que dijo la trabajador social, "y tú vas a ir por ese camino".

La realidad le cayó de golpe cuando llegó al estacionamiento y miró la pequeña silla vacía en la que debía estar su hija.

Dos días después, los médicos del hospital estaban convencidos de que Harper era víctima de abuso médico infantil. La doctora Marcella Donaruma, una pediatra de abuso infantil que nunca conoció a James ni trató a Harper pero que revisó los registros médicos de la niña, escribió una carta a los Servicios de Protección Infantil.

"Una separación de prueba ha diagnosticado a Harper como víctima de la crianza abusiva de su madre", escribió el 8 de septiembre de 2017, un día antes de que Harper cumpliera 2 años. "Recomiendo que Harper permanezca separada de su madre por su propia seguridad".

El juicio

En la corte, Donaruma testificó que si bien Harper había nacido con graves problemas médicos, a medida que había crecido su madre había requerido tratamiento describiendo síntomas que nunca habían sido corroborados por pruebas médicas objetivas u observados por otros.

Sin embargo, las más de 9.000 páginas de documentos consultados por NBC y Houston Chronicle revelan evidencia que contradice parte del testimonio de los doctores en esa audiencia.

Por ejemplo, Donaruma testificó que un ex endocrinólogo del Hospital Infantil de Texas diagnosticó erróneamente a Harper con diabetes insipidus, una afección que provoca micción excesiva y sed extrema, basado en los informes de James de que Harper tenía hasta 20 pañales mojados al día, lo que sugiere que ella influyó en el diagnóstico.

Pero según una nota en los registros médicos de Harper de febrero de 2017, fue un neurólogo de ese hospital quien hizo la derivación inicial después de que una resonancia magnética mostrara un problema potencial en su glándula pituitaria.

El endocrinólogo citó la resonancia magnética y el recuento de pañales en su decisión de recetar medicamentos. "Sus hallazgos de imágenes, así como su cuadro clínico ... son consistentes con la diabetes insipidus central", escribió.

El hospital respondió a comentarios de NBC diciendo que una vez que Harper fue separada de su madre, y se redujeron sus medicamentos, su salud mejoró a un ritmo acelerado. La niña fue enviada a vivir con sus abuelos paternos.

La doctora Graf dijo al final de su testimonio en la audiencia que nunca era recomendable volver a reunir a los niños víctimas de abuso médico con los padres acusados.

Jennifer Stansbury, una trabajadora social del Hospital Infantil de Texas con 30 años de experiencia, dijo que había presenciado bastantes casos de abuso médico infantil en ese lugar, pero que en ninguno de los casos se habían equivocado y que los niños nunca extrañaban a sus madres: "Nunca lo hacen".

Stansbury fue la persona que reportó a James con las autoridades, según los documentos consultados por los medios citados.

Todavía separadas

En los meses siguientes Harper sólo pudo ver a su hija por lapsos de unas pocas horas y siempre bajo la supervisión de Protección Infantil. Los trabajadores sociales registraron cada despedida.

“La niña calló y pidió que la cargara la madre”, escribió uno tras una visita de la madre a la oficina de la agencia en abril de 2018. "La niña apoyó la cabeza sobre el hombro de la mamá, metió la mano entre sus pechos y se chupó el pulgar. La madre la acuna y tararea algunas canciones hasta el final de la visita”.

James no ha perdido la custodia de su hija ni se han presentado cargos criminales contra ella. Los abuelos paternos insisten en que se someta a más pruebas psiquiátricas.

Después de un año separadas, en noviembre de 2018 James puso un árbol de navidad para cuando Harper regresara, desde entonces no lo ha quitado.

Hasta que la disputa con la familia paterna se resuelva, James puede verla dos sábados al mes por seis horas cada visita, sin supervisión. En su última visita jugaron a la hora del té, James la persiguió por el patio, trabajaron en un rompecabezas, hornearon galletas y jugaron en el parque.

Después de dejarla, pasó por encima de un rompecabezas a medio terminar, dejó la plastilina sobre la mesa y evitó ver sus zapatitos plateados en la entrada. No tuvo el valor de limpiar las cosas, no por unos días.

Cuando lo hiciera, sentiría que Harper se habría ido de verdad.