El presidente, Donald Trump, ha negado este miércoles un reporte conocido ayer que lo acusa de querer poner un foso de cocodrilos en la frontera sur para frenar a los migrantes.
“Ahora la prensa está tratando de vender información de que quería un foso lleno de caimanes y serpientes, con una cerca electrificada y puntas afiladas en la parte superior, en nuestra frontera sur”, ha dicho el presidente en la red social Twitter. “Puedo ser duro con la seguridad fronteriza, pero no tan duro. La prensa se ha vuelto loca. ¡Noticias falsas!”, ha agregado.
Trump había hablado a menudo de fortificar el muro fronterizo con una trinchera llena de agua, repleta de serpientes o caimanes, según el citado reporte, divulgado por el diario The New York Times, lo que llevó a sus ayudantes a buscar una cotización de los costos. Pero en una reunión en marzo de este año, el presidente dijo que quería un muro electrificado, con puntas en la parte superior que pudieran perforar la carne humana, añadía el reporte.
Trump había sugerido públicamente disparar a los migrantes si estos lanzaban piedras, aunque luego se retractó. Pero, según el reporte, en privado sugirió dispararles a las piernas para reducir su velocidad, lo que también es ilegal.
El presidente ha afirmado este miércoles en una rueda de prensa que su personal de comunicaciones le contactó el martes para preguntarle si había hecho tales declaraciones. “¿Por qué me preguntan? Es una pregunta estúpida”, les respondió.
“Nunca lo dije, nunca lo pensé”, ha afirmado. “Es una mentira total, fueron reportes corruptos. Ya ni siquiera uso ‘falso’, ahora le llamo a las noticias falsas, ‘noticias corruptas’”, ha añadido.
En la citada reunión de marzo, que supuestamente iba a durar 30 minutos, pero terminó extendiéndose por más de dos horas, el equipo de la Casa Blanca intentó apaciguar su enfado por la llegada creciente de migrantes a la frontera.
“¡Me están haciendo ver como un idiota!”, Trump les gritó añadiendo otra grosería, según los testimonios de varios funcionarios presentes en la Oficina Oval.
Entre las personas presentes estaban) Kirstjen Nielsen, entonces secretaria del Departamento de Seguridad Nacional; y Kevin K. McAleenan, entonces director de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP, en inglés).
Nielsen intentó calmar la situación diciéndole que podrían cerrar la frontera, pero eso no arreglaría nada porque aún así los migrantes podrían solicitar asilo.
“Todo lo que te importa son tus amigos mexicanos”, le contestó Trump.
Nielsen dejó el cargo poco después, el 7 de abril, y fue sustituida por McAleenan, que ahora se encuentra también en dificultades.
En un conversación con el diario The Washington Post, McAleenan ha expresado que no tiene el respaldo que le prometieron cuando asumió el cargo.
Asegura haber perdido el control de los mensajes públicos de su departamento, aclarando que retiene el control "operativo", principalmente la capacidad de coordinar el trabajo en la frontera entre el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) y la CBP.
Sin embargo, ha reconocido que está perdiendo la batalla para evitar que el departamento, que él ve como una agencia neutral, sea utilizada como una herramienta para una agenda de inmigración partidista.
"Sobre lo que no tengo control es el tono, el mensaje, la cara pública y el enfoque del departamento en un momento cada vez más polarizado", ha declarado.
La tensión en el departamento ha llevado a que más de 15 representantes políticos de la Casa Blanca hayan sido expulsados o lo abandonaran desde que McAleenan asumió sus riendas, y que hayan sido reemplazados, en algunos casos, por empleados de carrera, le han dicho funcionarios de alto rango al sitio web de noticias Washington Examiner.