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Esta iglesia secuestró a docenas de personas en California, Texas y México. Les desnudaba de todo con reglas crueles

Atrapaba a sus seguidores, les quitaba el dinero y les obligaba a mendigar. Vivían encerrados, y con reglas terribles.

Una docena de líderes de la iglesia californiana Imperial Valley Ministries, entre ellos un pastor retirado, han sido llevados ante la justicia, acusados obligar a docenas de personas, en su mayoría sin hogar, a mendigar durante nueve horas al día, seis días a la semana, para luego entregarles todos sus beneficios.

Los arrestos se llevaron a cabo este lunes en San Diego y en El Centro, una pequeña ciudad californiana junto a la frontera; y en Brownsville, en la costa texana del Golfo y también junto a México.

Imperial Valley Ministries (IVM) operaba como una iglesia sin denominación (es decir, independiente de todas las religiones organizadas) con sede en El Centro y con 30 centros en otros lugares de Estados Unidos y México, como Los Ángeles, San José y Santa Ana (California); Las Vegas (Nevada); o Phoenix (Arizona).

Su objetivo declarado, según informa el Departamento de Justicia, era “restaurar” a drogadictos mediante una rehabilitación basada en la fe religiosa llevada a cabo en hogares colectivos, recaudando dinero para poder abrir nuevos centros en otros lugares. Contaba para ello con tres de esos hogares en El Centro, y otros dos Calexico y Chula Vista.

Captaba a sus participantes ofreciéndoles refugio y comida y con la falsa promesa de suministrarles otros recursos antes de regresar a sus casas. “A estas víctimas se las encerraba, y les desnudaba de sus humildes recursos financieros, sus identificaciones, su libertad y su dignidad”, ha asegurado el fiscal Robert Brewer.

Según la Fiscalía, los líderes de la iglesia encerraban a sus víctimas en los hogares colectivos con cerrojo; les arrebataban sus ID (licencia de manejar, pasaporte, documentos migratorios) para que no escaparan; y tomaban todo su dinero.
Les quitaban además las estampitas de comida, para dedicarlas a fines ilegales; y les obligaban a mendigar para quedarse luego todo el dinero.

Además, les hacían cumplir reglas como: “no discutir cosas del mundo”, “lo único que se puede leer es la sagrada Biblia”; “si se desobedecen alguna de estas reglas, habrá disciplina”.

Si alguno quería marcharse, se negaban a devolverles sus cosas, y les amenazaban con que les quitarían a sus hijos; si incumplían las reglas, les hacían pasar hambre. Aquellos que estaban enfermos, no recibían sus medicamentos.

Las ventanas estaba claveteadas, pero un joven de 17 años, desesperado, puedo romper una y escapar, corriendo a casa de un vecino para llamar a la policía.

Si conoce algún caso similar, puede denunciarlo en el teléfono 1-800-225-5324 o 1-888-373-7888, o en ésta página de Internet.