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Aniversario del 9/11 es un llamado a frenar a extremistas blancos, según expertos

En el 18 aniversario del 9/11, expertos instan a la Administración a que invierta más recursos para investigar y combatir el terrorismo doméstico de grupos supremacistas blancos

WASHINGTON.— Los atentados del 9/11 dejaron una huella indeleble en EEUU pero, desde 2001, han aumentado los atentados de individuos y grupos de ultraderecha en suelo estadounidense, y el gobierno debe aumentar el combate contra éstos, según expertos.

Líderes de la clase política, desde el presidente Donald Trump hasta representantes del Congreso y autoridades locales y estatales, se sumaron hoy a la conmemoración del 18 aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dejaron un saldo de alrededor de 3,000 muertos en Nueva York, el Pentágono, y un terreno baldío en Shanksville (Pensilvania).

Los atentados, atribuidos a Al Qaeda y considerados los más mortíferos en EEUU, alteraron para siempre la inocencia de los estadounidenses respecto al terrorismo global, provocaron profundos cambios en el sistema de seguridad nacional y aeroportuaria, y frenaron los avances hacia una reforma migratoria integral.

También desataron una lucha global contra la red terrorista de Al Qaeda, liderada por Estados Unidos, aunque, irónicamente, el país ha registrado un aumento de grupos supremacistas y extremistas enfocados en atacar a inmigrantes y minorías.

Expertos consultados hoy por Noticias Telemundo coincidieron en que la Administración Trump debe mejorar sus esfuerzos por combatir a individuos radicalizados que actúan dentro de EEUU, muchas veces con vínculos internacionales.

“Ecosistema” de supremacistas

Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo” (CSHE, por su sigla en inglés), de la Universidad estatal de California, dijo que los supremacistas blancos y de extrema derecha “son una creciente amenaza transnacional”, dispersos dentro de un “ecosistema” mundial que se apoya en el internet y en la fácil disponibilidad de las armas.

“Hablar de grupos es incorrecto… en realidad forman cadenas de personas que actúan en solitario, que son parte de un ecosistema con compañeros en la cárcel o en la otra mitad del mundo”, especialmente jóvenes radicalizados y con acceso a potentes armas,  explicó Levin.

“La gente no se levanta convertida en alguien supremacista, vemos adolescentes y gente joven de familias estables, sin historial de violencia”,  y el gobierno debe mejorar sus tareas de monitoreo, agregó.

En lo que va de 2019, al menos 26 personas han muerto en incidentes vinculados con supremacistas blancos, como parte de una tendencia al alza: en 2018, el número de víctimas mortales fue de 17, el año anterior fue 13, y antes, en 2016, sólo se registraron tres homicidios, según un informe de CSHE.

“Los rifles semiautomáticos son las armas predilectas de los supremacistas”, señaló Levin.

El académico abogó por un incremento en la cooperación intergubernamental y la recolección e intercambio de datos, un cambio en el código penal para castigar a quienes fomentan la violencia para alterar el orden público, y un mayor control de las armas.

Una de las críticas del presidente Donald Trump hacia su antecesor, Barack Obama, fue que éste no anticipó la creciente amenaza de grupos jihadistas violentos pero, ante el aumento de supremacistas blancos, “puede que esté cayendo en su propia trampa”, argumentó Levin.

Por su parte, Heidi Beirich, directora del proyecto de Inteligencia del “Southern Poverty Law Center” (SPLC, por su sigla en inglés), consideró el gobierno de EEUU, no solo esta administración, llevaba años sin invertir suficientes recursos para combatir la amenaza terrorista en casa.

“El terrorismo doméstico requiere la plena atención del gobierno federal, porque se está convirtiendo en una serie amenaza para la vida de las personas… ahora vemos individuos radicalizados en línea, que no forman parte grupos, pero leen material de propaganda de grupos motivados por el odio” contra las minorías, enfatizó Beirich.

Según SPLC, en 2018 hubo 1,020 grupos motivados por el odio, de los cuales 148 fueron identificados como grupos nacionalistas blancos.

Al igual que el movimiento del extremista “Estado Islámico” (ISIS), los supremacistas blancos “están unidos a través de las fronteras, comparten ideas políticas y estas ideas están vinculadasa con la violencia”, subrayó Beirich.

Florece el terrorismo doméstico

En la actualidad, las autoridades federales investigan como casos de terrorismo doméstico las masacres en Gilroy (California) y El Paso (Texas), los pasados 28 de julio y 3 de agosto, respectivamente, y que en su conjunto dejaron un saldo de 25 muertos.

El tiroteo en El Paso, en particular, desató el reclamo de líderes hispanos para que el gobierno federal destine más recursos a la investigación de grupos extremistas blancos.

Patrick Crusius, el sospechoso de la masacre en El Paso, había expresado su rechazo a la “invasión hispana de Texas”, y confesó que perseguía concretamente a mexicanos. Crusius también dijo a la policía que se radicalizó a través de mensajes racistas, antisemitas y anti-inmigrantes que leyó o colgó en las redes sociales.

Es que, según la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la agencia mantiene abiertas alrededor de 850 investigaciones sobre terrorismo doméstico, y en los últimos tres años, sus agentes han arrestado a 355 sospechosos de terrorismo doméstico, en comparación con 310 personas con vínculos al terrorismo internacional.

En el año fiscal 2018, los agentes del FBI arrestaron a 115 personas bajo sospecha de terrorismo doméstico, la mayoría de éstas motivadas por el odio racial y el rechazo al gobierno. Las autoridades del FBI anticipan una cifra similar para finales del año fiscal en curso.

El director del FBI,  Christopher Wray, dijo una audiencia ante el Comité Judicial Senado el pasado 23 de julio que la misión de la agencia es “investigar cualquier ideología extremista” cuando ésta conduce a actos de violencia.

Es decir, el FBI tiene restricciones para investigar a individuos o grupos extremistas  -porque la Constitución garantiza la libertad de expresión,  por muy repugnante que sea,  y el derecho a la tenencia de las armas-, y sólo actúan cuando tienen evidencia de que se cometió un delito.

Debido a la escasa información y transparencia del FBI sobre sus investigaciones de terrorismo doméstico, el Congreso continúa presionando a la agencia a que entregue informes anuales sobre los números y tipos de casos bajo investigación.

Pide más fondos para el DHS

El secretario interino de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, dijo recientemente a la cadena NBC que el terrorismo doméstico “absolutamente” es una mayor amenaza para la seguridad nacional que el terrorismo internacional, y que su agencia se enfoca en apoyar las operaciones para la prevención y respuesta a grupos terroristas dentro del país.

Tras la masacre en El Paso, McAleenan también dijo que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), ha solicitado fondos suplementarios al Congreso para combatir el surgimiento del terrorismo doméstico y mejorar la capacidad de respuesta si surgen nuevos ataques.

“Esa es una buena señal, pero este problema se ignoró durante años… antes del 9/11 tuvimos el atentado en Oklahoma City de un supremacista blanco, nos olvidamos de esta amenaza e hizo metástasis“, dijo Beirich.

La muerte del cabecilla de Al Qaeda, Osama bin Laden, en Pakistán en mayo de 2011, durante la Administración Obama, no significó el fin de esa red terrorista ni de la amenaza terrorista contra Estados Unidos.

Pero el “enemigo” ya no está sólo fuera de las fronteras de EEUU, y el florecimiento del extremismo blanco se suma a la lista de retos que afronta la Administración Trump para resguardar la seguridad nacional.

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