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Préstamos del día de pago: la terrible trampa del dinero fácil

Los latinos en EE.UU. se endeudan hasta ahogarse en préstamos con intereses desorbitados que pueden convertir una deuda de $2.000 en una condena de $18.000. Aquí, consejos para no caer en la trampa.

 Petra Torres engaña al hambre levantándose tarde para hacer sólo dos comidas al día, pero en su mesa nunca faltan unos frijolitos fritos, nopales y fruta. Esta tatarabuela mexicana de 82 años rara vez alcanza a pagar la renta, las facturas, los víveres y las medicinas que necesitan ella y su marido, enfermo de Alzheimer.

Entre los dos cobran una pensión de 1,915 dólares, el alquiler cuesta 900 dólares -“a veces más, cuando se me estropea una tubería”, se lamenta- y arrastran una deuda de 5,000 dólares con varias compañías de préstamos. 

El agujero de la deuda de Petra se abrió hace tres años, cuando pidió un préstamo de 300 dólares para hacer frente a sus gastos. Después pidió otro de 4,300 para ayudar a una nieta que vive en México y otro más para pagar el préstamo anterior. 

Cuando Noticias Telemundo Investiga la visitó en su vivienda, una casa móvil en Pico Rivera, California, Petra todavía se ayudaba de un andador para poder caminar. Una caída, que le fracturó el fémur, la postró en una silla de ruedas durante semanas y la factura médica incrementó su adeudo.

Con ojos cándidos explica: “Lo tratan muy bien a uno. Y como los papeles que me dieron a firmar estaban en inglés, entonces no pregunté cuánto interés me iban a cobrar”. Cuando advirtió que su cuenta bancaria adelgazaba más cada quincena, fue a preguntar a las compañías que le habían prestado y se llevó una sorpresa: le estaban cobrando el 116% de interés. 

En ese momento, sin apenas ser consciente de las consecuencias, Petra decidió dejar de pagar los 542 dólares que debía abonar cada quince días a una de las compañías y los 102 dólares que le cobraba otra, también quincenalmente. 

Desde hace algunos meses, Petra ignora las llamadas telefónicas de las compañías de préstamos que reclaman sus 5,000 dólares. “Es un robo que le hacen a uno por tonto, pero no tengo para pagar. Que me lleven a corte o que pase lo que tenga que pasar”, afirma.

Así funcionan los préstamos del día de pago.

Los préstamos del día de pago ofrecen una solución rápida, casi instantánea, a la falta de dinero en efectivo del cliente. Para obtenerlos, sólo es necesario presentar los dos últimos comprobantes del salario, una tarjeta de identificación y una cuenta bancaria de cheques con saldo positivo.

A cambio de la cantidad prestada, los prestamistas retiran fracciones de esa cantidad -más los intereses- de la cuenta bancaria del prestatario. Lo cobran cada quincena, es decir, el día de pago. Los intereses que se aplican, altísimos, pueden convertir una deuda en una condena, por eso las asociaciones de consumidores los llaman “préstamos depredadores” o “préstamos abusivos”.

“Tenemos el caso de una persona que tomó un préstamo de 2,500 dólares y al final tuvo que pagar 18,000”, asegura Graciela Aponte, directora de legislación del centro Consumidores por un Préstamo Responsable en California. El centro forma parte de una plataforma de 800 asociaciones de consumidores de todo el país, Paren la Trampa de la Deuda, unidas para reclamar que el interés máximo que puedan cobrar los prestamistas sea el 36%.

No hay regulación federal que limite las desorbitadas tasas de interés de estos préstamos. Es una decisión que toma cada estado. En California está permitido cobrar hasta un 460% de interés. En Illinois, hasta el 404% y en Florida el límite es el 304%. En Texas los intereses pueden ascender hasta el 661%. Estados como Nueva York y Colorado tienen prohibidos estos préstamos.

El centro de investigación Pew estima que, cada año, se conceden 12 millones de préstamos de este tipo. El 40% de los prestatarios, sin embargo, es incapaz de pagar los préstamos más cuantiosos, según datos de Consumers for Responsible Lending.

Las consecuencias que tiene dejar de pagar pueden ser desastrosas para cualquier economía doméstica: cierre de cuentas bancarias o imposibilidad de abrir nuevas cuentas, perjuicio al historial crediticio y pérdida de propiedades. El año pasado, en California, 20,000 personas que ofrecieron su auto como aval en uno de estos préstamos acabaron perdiendo el vehículo por no poder afrontar el pago de la deuda. 

Hace dos años, Kenya Montes, una inmigrante mexicana, intentó abrir una cuenta bancaria para poner en marcha su propia compañía de limpieza doméstica, pero el banco se la negó: “Me dijeron que, con una deuda así, no podían abrirme una cuenta”. 

Kenya debía 4,000 dólares a una compañía que le prestó 2,500. Cada quincena, abonaba cuotas de 250 dólares. Después de haber pagado 3,000 dólares, aún debía 4,000 en intereses, así que dejó de pagar. “ Y esa deuda se quedó en mi reporte de crédito. Vi que los intereses eran altísimos, pero a mí me urgía. Muchas veces me arrepentí, pero ya no había nada que hacer”, lamenta.

Para poder emprender su negocio de limpieza tuvo que pedir a otra persona que abriera una cuenta en su nombre y después solicitar ayuda de un centro de finanzas comunitario para que le concedieran una cuenta corporativa con la que poder facturar y pagar a sus empleadas. Ha logrado salir adelante, pero tuvo que empezar a construir su crédito desde cero.

Latinos, el objetivo de los prestamistas.

Según un estudio de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, en inglés), en 2015 había más establecimientos de préstamos del día de pago (15,766 en 36 estados) que establecimientos de comida rápida McDonald´s (14,350 en todo el país)

En el bulevar Whittier, en el este de Los Ángeles, no se puede dar un paso sin toparse con cientos de carteles y neones que publicitan “préstamos fáciles, rápidos y amigables”, “dinero cuando más lo necesitas” o “dinero ahora, para mantenerte en movimiento”. También se anuncian en la radio e incluso se pueden contratar en línea: “Si tienes un auto, puedes obtener efectivo, ¡así de fácil!”, “¡Dinero extra para emergencias inesperadas!”, “¡Estamos ahí para usted!”. Y es cierto, están por todas partes.

Noticias Telemundo Investiga hizo un muestreo en California y los datos recopilados revelan que el 76% de estos locales están instalados en barrios de Los Ángeles, Anaheim, Riverside y San Bernardino donde más del 50% de la población es latina. 

Estos establecimientos ofrecen también otro tipo de servicios financieros como tarjetas de débito pre pago, créditos personales, cobro de cheques o transferencias para enviar remesas a otros países. “Tienen una variedad de servicios y productos: cambiar cheques o pagar facturas diarias, para que la gente se acerque al local y ahí tienen oportunidad para enseñarles otros productos como los préstamos de interés alto”, explica Isaías Hernández, directivo de la Fundación México-Americana de Oportunidades, una asesoría financiera para latinos en California.

Cobrar una media del 400% de interés es legal pero “los intereses que cobraban los sindicatos del crimen en la Nueva York de los años sesenta eran mucho más bajos: cobraban el 250%”, señala Chris Peterson, un abogado que trabajó como asesor de Richard Cordrey, el primer director la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, en inglés), que echó a andar después de la crisis financiera de 2008 con el objetivo de proteger a los consumidores de los abusos de las entidades financieras. 

En 2011, durante la administración de Barack Obama y bajo la supervisión de la actual candidata demócrata Elizabeth Warren, la CFPB comenzó a redactar una propuesta de regulación que pretendía forzar a los prestamistas a revisar el poder adquisitivo de cada potencial cliente antes de conceder un préstamo. Si el cliente no tenía los recursos suficientes para devolverlo, no debían otorgárselo. 

Peterson trabajó durante seis años redactando la regulación, que siempre ha tenido en contra al gremio de los prestamistas -el año pasado facturaron beneficios de 8,000 millones de dólares, según Consumidores por un Préstamo Responsable- y muy bien conectado en Washington

Los datos del portal Open Secrets muestran que la asociación que aglutina a los prestamistas de corto plazo (la Asociación Comunitaria de Servicios Financieros de América, CFSA, en inglés) donó 2,2 millones de dólares a la toma de posesión de Donald Trump y a los comités políticos desde 2016.

En 2018, la CFSA donó más de un millón de dólares a congresistas republicanos y demócratas. Ese año celebraron su reunión anual en el Trump National Doral Golf Club de Miami. Consultados por Noticias Telemundo Investiga, denegaron la solicitud de una entrevista.

Además, cuentan con un aliado en la Casa Blanca: Mick Mulvaney, el actual jefe de gabinete, ex congresista republicano por Carolina del Sur. Según Open Secrets, recibió 60.000 dólares del gremio de los prestamistas durante sus campañas electorales en 2014 y 2016.

Desde que Trump le nombró director interino de la CFPB en noviembre de 2017, la propuesta de regulación quedó bloqueada, confirmaron a Noticias Telemundo Investiga cuatro ex empleados de esta agencia, entre ellos Peterson: “Mulvaney se opuso a gastar más dinero en la agencia y a contratar a nuevos empleados para reemplazar a los que se habían ido. Inmediatamente comenzó a trabajar para oponerse a la regulación que estaba en marcha”, asegura. 

Noticias Telemundo Investiga ha contactado en cinco ocasiones con la Casa Blanca y la CFPB pero no ha habido respuesta.

La propuesta de regulación nunca vio la luz. 4. En febrero de 2019, la nueva directora, Kathy Kraninger -fue mano derecha de Mulvaney- decidió prescindir de las regulaciones que debían haber entrado en vigor, según los planes iniciales, en agosto de 2019. 

Paren la Trampa de la Deuda lleva un conteo de la cantidad de dólares que los clientes de estos préstamos han gastado en el pago de intereses desde que comenzó la dirección de Kraninger en diciembre de 2018. Con fecha del 10 de septiembre de 2019, este contador marcaba más de 417 millones de dólares. procedentes de las cuentas bancarias de personas como Petra y Kenya. 

“Es como una ruedita donde tú eres un ratoncito. De ahí ya no puedes salir”, explica Kenya Montes al rememorar su odisea financiera.

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“No me informé bien. No debí haber aceptado”, dice Petra, desazonada. Por suerte para ella, como pensionista no le pueden retirar ninguna cantidad de su asignación, pero las llamadas telefónicas constantes a ella y a las personas que la avalaron siguen mortificándola.

Consejos para no quedar atrapado en un préstamo.

Los establecimientos que ofrecen estos préstamos no son la única solución ante una emergencia financiera. Las asociaciones de consumidores recomiendan:

-No solicite un préstamo si no dispone de ingresos fijos.

-Haga un presupuesto realista de sus gastos mensuales para decidir si podrá afrontar los pagos.

-Infórmese de las alternativas en centros de ayuda financiera al consumidor. Algunos de ellos tienen acuerdos con varios bancos que ofrecen préstamos a un interés más bajo. 

-Compare cuidadosamente las ofertas para contratar el que tenga el interés (tasa anual de interés, APR en inglés) más bajo.

-Solicite más tiempo para pagar las facturas e infórmese del costo de atrasar los pagos.