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ICE ordenó deportar a esta migrante. Semanas después, le dieron la ‘green card’

Esta mujer llegó a Estados Unidos por una emergencia médica y se quedó aquí ilegalmente. Muchos años después, ICE quería deportarla. Pero luego cambió de idea radicalmente.

“Agarré el primer avión que encontré hacia Nueva York”, explica Corina Turcinovic.

Su prometido, Marin, estaba de gira con su grupo de rock en Estados Unidos en 1990 cuando fue arrollado por un conductor borracho en Fairview (Nueva Jersey) y quedó paralizado de cuello para abajo.

Corina, que entonces vivía en París (Francia), voló a su lado para cuidar de él; logró que le trasladaran a un prestigioso centro de rehabilitación en Chicago (Illinois), y se quedó a vivir junto a él en esa ciudad para cuidarle las 24 horas del día.

En mayo de 1990, las autoridades migratorias ordenaron su deportación porque había superado ilegalmente el límite de 90 días de estancia en Estados Unidos sin visado. Sin embargo, le permitieron quedarse en el país para cuidar de su novio, con el que terminó casándose en 1996.

Su esposo falleció en 2004. Tres años después, en diciembre de 2007, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) arrestaron a la mujer y la enviaron a un centro de detención en el condado de McHenry, según relata el diario Chicago Sun-Times.

La intervención en el último instante de un congresista permitió que quedara en libertad en enero de 2008. Desde entonces, ha permanecido en el país con un permiso renovado anualmente por ICE.

En 2017, se casó con un ciudadano estadounidense. Pero el pasado mes de marzo, su petición de green card fue denegada por la orden de deportación pendiente desde 1990.

ICE le dio hasta julio para abandonar voluntariamente el país o ser expulsada a la fuerza.

 “Querían deportarla”, explica su abogado, “obviando que todo este tiempo estuvo con permiso del Gobierno”. “No tiene mucho sentido que cumpliera la orden de irse si las autoridades le estaban permitiendo quedarse”, añade.

¿Por qué no logró la ciudadanía antes?

Su primer marido estaba a punto de conseguirla en 2004 pero le requirieron que acudiera en persona para tomarse las huellas digitales. No pudo hacerlo por su condición médica, así que rechazaron su petición. Murió un mes después, y su esposa quedó a merced de ICE.

“Si el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) hubiera hecho su trabajo de forma adecuada, se habría convertido en ciudadano estadounidense y su esposa habría podido presentar su reclamación válida para legalizar su estado migratorio como viuda de un ciudadano estadounidense”, explica ahora su requerimiento legal.

El mismo congresista que logró frenar su deportación hace una década, Dan Lipinski, impulsó en julio una iniciativa legal para concederle la ciudadanía. En agosto, sin embargo, USCIS cambió su decisión y le concedió la green card.

“Es un poco surrealista haber pasado de extranjera a residente permanente entre el Día de la Independencia y el Día del Trabajo”, ha explicado la mujer, de 55 años.

Ahora prepara su primer viaje, de vuelta a Europa, donde podrá visitar a familiares y amigos a los que no ha visto en los últimos 30 años.